Al otro lado de Tokio, el monje Kansho Tagai, también conocido como el señor Happiness, ha decidido modernizar los métodos para encontrar fieles. Este monje de 49 años escribe un blog, se encarga de una línea de atención telefónica sobre budismo, presenta un programa de radio y acaba de adaptar unos textos religiosos al estilo rap. Apoyado por músicos jóvenes, recita rap evangelizador en su templo de 420 años de antigüedad.
«Al principio muchos monjes me criticaron por tocar este tipo de música en la sala principal de este templo histórico», dice el afable Tagai, cuyo gusto musical personal tiende más hacia las melodías de Carly Simon y las composiciones de Pat Metheny. Viendo rapear a Tagai en el templo, con su túnica marrón, rodeado de estatuas de Buda y otras reliquias religiosas, parece que su recorrido en la lista de grandes éxitos será limitado.
Sin embargo, sus actuaciones logran el efecto deseado, dando al budismo un toque de modernidad y un poco de publicidad. La comunidad asistente a su templo ha aumentado de 200 a 300 familias. «Mucha gente corriente viene aquí por primera vez para ver uno de los conciertos y después vuelve para quedarse en un retiro espiritual de un día completo o para aprender más sobre la religión», afirma Tagai.
Las soluciones para la falta de recursos son amplias. El templo Tsukiji Hongwanji, también en Tokio, sirvió de escenario para una pasarela de moda por la que desfilaron monjes y monjas luciendo prendas modernas.