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El Mala o Rosario Budista

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VIDA CONTEMPLATIVA, VIDA ACTIVA

EL BUDISMO TIBETANO, UN MUNDO DE SIGNIFICADO

Dentro del universo budista, toda acción tiene significado, todo objeto es visto como una herramienta para el desarrollo humano. Así, en las próximas semanas, aprovecharé este valioso espacio para presentar a nuestros lectores, el significado de algunos de los objetos y símbolos rituales más importantes de la tradición budista tibetana. En especial,
aquellos que ya han sido hoy popularizados alrededor del mundo.

El Mala o Rosario Budista

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En los últimos años, el mala o rosario budista se ha convertido en un objeto de moda, siendo utilizado como ornamento por modelos, artistas, músicos, intelectuales y la gente común. Sin embargo, son pocos los que conocen su profundo significado y el uso que se le da dentro de la práctica contemplativa del budismo tibetano.

Tradicionalmente, el rosario budista consta de 108 cuentas del mismo tamaño. Es utilizado para llevar el registro de las recitaciones de mantras o palabras de poder, dotadas de profundo significado y utilizadas como un medio de protección mental, en contra de la ideación extrema, el hundimiento mental y las emociones y actitudes perturbadas.

El número sagrado de 108 predata al surgimiento del Budismo, siendo el número clásico adscrito dentro del hinduismo para nombrar a las deidades o dioses. Como un múltiplo de 12 y 9, representa a los nueve planetas en las doce casas zodiacales. Como un múltiplo de 27 y 4, también simboliza a los cuatro cuartos de la luna en cada una de las 27 mansiones lunares o constelaciones. El nueve es asimismo un número mágico, ya que cualquier cantidad multiplicada por este, resulta en un cifra en donde la suma de sus dígitos, es también múltiplo de nueve. En la yoga del pranayana o del control del aliento vital, se estima que un ser humano respira 21,600 veces en un ciclo de 24 horas, consistente respectivamente, de 60 periodos de 360 respiraciones. A su vez las 108 cuentas, aseguran el que por lo menos 100 recitaciones de un mantra se hayan completado dentro de un ciclo completo del rosario.

Los mantras se recitan con el propósito de ejecutar los cuatro karmas o actividades iluminadas: pacificar (los obstáculos en el camino), enriquecer (el potencial de desarrollo), fascinar (a los seres hacia su despertar) y destruir (los obscurecimientos al conocimiento). Aunque rosarios con varios números de cuentas son frecuentemente utilizados en las diferentes prácticas del budismo tibetano, el de 108 cuentas es el más común y popular de todos.

En los rituales benignos de pacificación, las cuentas deben de ser 108, ser claras o blancas, preferiblemente de cristal, perla, madre perla, semillas de loto blanco, piedra de luna o marfil. En los rituales de incremento o enriquecimiento, las cuentas deben de sumar 108, ser de semillas del árbol del Bodhi (la especie de higuera bajo la cual el Buda histórico experimentó la iluminación), semillas de loto, oro, plata, bronce o cobre. En los rituales magnetizantes de la atracción o de la obtención de poder, las cuentas deben de sumar 25, ser de coral, sándalo rojo o madera colorada perfumada con sándalo. En los rituales fieros de destrucción, el rosario consta de 60 cuentas, preferiblemente de la semilla de rudraksha, hueso animal o humano (evidentemente no sacrificado con este propósito), hierro o plomo. Números alternativos de cuentas en el rosario son utilizado para las diversas prácticas del tantrismo budista, como 1,008, 108, 100, 60, 54, 42, 27, 25 y 21.

Hoy se utilizan los comercialmente populares rosarios de ámbar, rubí, turquesa, amatista, ojo de tigre, ónix, cuarzo rosado y cristal de roca pero tradicionalmente, los hechos de semillas de bodhi y sándalo rojo son considerados los universalmente auspicioso para la ejecución de todas las prácticas del budismo tibetano. Los malas hechos de hueso animal o humano, deben tan solo ser utilizados por contemplativos avanzados, ya que remanentes de influencias kármicas, se piensa son inherentes a los objetos rituales hechos de este material.

Tradicionalmente, las semillas de los malas eran consagradas o purificadas a través de limpiarlas con una mezcla de los cinco productos derivados de la vaca de color anaranjado: leche, mantequilla, yogurt, orina y excremento.

Los hilos que unen al rosario, representan la continuidad de la doctrina Budista, concebida como un medio eficaz para dominar las 108 pasiones mundanas. Usualmente, el hilo está elaborado con 3 o 9 fibras individuales, las cuales se afirma deben ser hiladas por una joven virgen, perteneciente a uno de los cinco linajes tántricos o familias Búdicas a los que la práctica en cuestión pertenezca. De contar con tres fibras, el hilo representaría a la triple joya budista: el Buda o la meta a obtener, el Dharma o doctrina y la Sangha o la comunidad espiritual. De tener nueve, se simbolizaría al buda Vajradhara y los ocho grandes bodhisattvas o discípulos del Buda. Por lo general, no se recomienda el uso de hilo cordado con una sola fibra, ya que naturalmente presenta menor resistencia al uso y puede eventualmente reventarse con facilidad.

En resumen, un mala típico tibetano, consistirá de 108 cuentas hiladas por un cordón de 3 fibras. Cuentas de diferentes colores se colocan entre los puntos 27, 54 y 81, con el propósito de dividir al rosario en cuatro secciones proporcionales. Estas también pueden ser situadas entre los espacios 10 y 21, para llevar la cuenta de la recitación de los mantras o palabras de poder.

Anudado al mala, se añaden dos contadores de plegarias, objetos constituidos de diez pequeños anillos de plata, oro o bronce y sellados en sus extremidades por un dorje, símbolo budista de la maestría de la energía de la compasión, y un drilbu o campana, símbolo representativo de la maestría sobre la energía de la sabiduría discriminativa. Los anillos, se utilizan para llevar la cuenta de las décimas y centésimas recitaciones de mantras o plegarias. Un tercer contador puede ser añadido, con el objetivo de llevar la cuenta de los ciclos en milésimas de las recitaciones, contador por lo general decorado con una joya o rueda, simbólicas de la maestría y valor de las enseñanzas budistas.

Al concluir un ciclo completo de 108 recitaciones del mantra, el rosario es girado sobre su propio eje y el siguiente ciclo de recitación se inicia en orden inverso.

Las cuentas maestras o guru al final del rosario – una redonda y la otra cilíndrica – simbolizan la sabiduría que entiende la ausencia de identidad inherente de todos los fenómenos, así como la ausencia de identidad inherente de la propia identidad inherente.

Como verán, el universo de significado de los objetos rituales budistas es de gran complejidad y profundidad, simbolizando así, la prioridad depositada en la práctica espiritual por la civilización budista clásica. Que maravilloso sería que en occidente, particularmente en el universo judeo – cristiano, el rico simbolismo de sus tradiciones fuera más conocido y mejor aprovechado.

Marco Antonio Karam

Presidente

Casa Tibet México

www.casatibet.org.mx




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