Inicio Alimentación Los siete niveles de alimentación – Por Loli Curto (Parte 2)

Los siete niveles de alimentación – Por Loli Curto (Parte 2)

70
0

Volver a la primera parte

beber_300_x_225_.gifNivel 4: Alimentación intelectual

Bebe 3 litros de agua al día

Está basada en las sugerencias, en general de otros. La mayoría de veces son teorías impracticables salvo para una minoría reducida que cree ciegamente en ellas. A este grupo pertenecen todos los que no creen en la energía sino sólo en la química (calorías, vitaminas, grasas, azúcares…). Valoran la cantidad y no la calidad. La gente bebe tres litros de agua porque ha oído decir que “es buena para limpiar” sin que su cuerpo experimente ninguna sensación de sed. También imitan lo que ha ido bien a otro y que se lo ha comunicado. Este es el grupo de las ideas estandarizadas y como consecuencia nuestro malestar siempre lo relacionamos con cosas externas y muy lejanas, nunca con la comida. Por ejemplo, comentarios como “cuando el día está gris me duele la cabeza”. Con esta desorientación nos venden la comida y el eslogan americano: “todo lo que viene de los países muy lejanos es mucho mejor”. Así acabamos utilizando alimentos desaconsejados para nuestro clima, latitud y estación porque pueden producirnos los efectos contrarios a los que necesitamos. Por ejemplo, tomamos alimentos refrescantes en pleno invierno o alimentos con alto contenido calórico en pleno verano, expansivos y dilatadores cuando queremos contraer y perder peso y contraídos y resecantes cuando necesitamos coger peso o expandirnos. Lo hacemos al revés de lo que nuestro cuerpo necesita sencillamente porque no escuchamos las señales claras que nos da y sí seguimos las pautas que nos marcan los esquemas externos intelectuales.

Nivel 5: Alimentación socialcurto9c_300_x_230_.gif

Se basa en el consumismo total y la economía de mercado. Es lo que interesa a la sociedad, lo que deja más negocio, lo que les conviene a algunos dirigentes y empresarios. En este tipo de alimentación nunca se tiene en cuenta qué es lo que menos contamina, la materia prima más barata, cómo podemos beneficiar al máximo número de personas y países, cómo reducir la pobreza, cómo reciclar los envases ya utilizados, cómo invertir el mínimo esfuerzo y tiempo para gozar de la vida, de la familia y de los amigos. Un ejemplo podría ser el consumo masivo de langostinos por Navidad, la masiva plantación de abetos que utilizaremos como adorno típico navideño en nuestras casas y todo ello propiciado en los últimos tiempos por los medios publicitarios y cuya producción en grandes cantidades repercute negativamente en el medio ambiente. Funciona porque la gente se deja arrastrar por estos medios consumiendo lo más caro aún siendo escaso y siempre en detrimento de acabar con la fuente de origen de nuestra alimentación. Este tipo de consumismo obliga a los productores a la máxima adulteración porque sobrepasa la cantidad equilibrada que debería producirse.

Nivel 6: Alimentación ideológica

Mi religión no me permite comer…

Lo tenemos prohibido

Esta alimentación está basada en los dogmas y tradiciones religiosas que se siguen sin plantearse qué sentido tienen, sólo por estar mencionada en los libros sagrados la mayoría de veces como símbolos abstractos cuyo significado desconocemos y que en cualquier caso estaba adaptado a la época en que fue escrito. Es la propuesta de los maestros espirituales pero llevada a extremos fanáticos por sus seguidores. Por ejemplo, decir que Buda comía tal o cual cosa cuando en realidad Buda no era budista. Si le hubiésemos preguntado a él qué era o qué se consideraba seguramente hubiera dicho que no era nada, que simplemente “era”, “estaba”. En cambio algunos grupos budistas pretenden imponer el sistema de alimentación de Buda, es decir, los alimentos que consume una persona que está en un nivel de evolución elevado y que se intenta imitar desde un nivel más bajo imponiéndolo. Sus seguidores se hacen la doctrina a su manera. Esto es ideología.

cuto2_300_x_213_.gifNivel 7: Alimentación libre

Al contrario de lo que la mayoría cree no se trata de comer lo que nos da la gana sin orden ni control sino todo lo contrario, de haber llevado nuestro ser total a un nivel de pureza y de consciencia tan elevado que él dirige nuestra alimentación de forma sabia y elevada. Nuestro ego obedece y se somete totalmente a las pautas establecidas por nuestro ser superior consciente. Es entonces cuando nos volvemos totalmente libres teniendo la capacidad de saber elegir correcta y naturalmente lo que más nos conviene sin ser víctimas de todos los anteriores niveles de alimentación. Estar libre de todos los condicionantes y ser capaz de elegir correctamente lo que nuestro cuerpo, alma y espíritu necesitan para mantenerse en paz y armonía. Estar libre de todas las adicciones. No desear ningún alimento procesado ni adulterado ni concentrado. El simple sabor natural del arroz, que es un alimento completo, puede saciar totalmente nuestro paladar y nuestras necesidades fisiológicas para reestablecer de nuevo nuestra energía nos basta. Y lo más importante, no introducir en nuestro cuerpo ningún alimento que deje residuos y que éste tenga que luchar y desgastarse para liberarse de ellos o acumularlos en las zonas más débiles de nuestro cuerpo. Es utilizar la Sabiduría, la percepción directa de las cosas y estar libre de las sustancias.

CÓMO SABER SI ESTAMOS SANOS

Las 7 condiciones básicas de la buena salud

Cuando nos preguntamos si estamos lo bastante sanos, la respuesta la podemos averiguar analizando estas 7 condiciones básicas de la buena salud. Si detectamos que alguna es falsa, entonces podemos detectar que algo falla en nuestro interior. Es el momento de revisar nuestra vida en general y nuestra alimentación en particular:

Ausencia de fatiga

Buen apetito

Sueño reparador

Buena memoria

Buen humor

Rapidez de juicio

Sentido de la justicia

Por:Loli Curto

Naturópata.

Especializada en Dietoterapia, Fitoterapia, Aromaterapia y Filosofía Oriental


Artículo publicado en: revistadharma

Artículo anteriorDhammapada – X. Dandavagga : Castigo
Artículo siguienteLos siete niveles de alimentación – Por Loli Curto (Parte 1)