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Los siete niveles de alimentación – Por Loli Curto (Parte 1)

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comer-juntos_big_300_x_225_.gifUna escalera hacia la libertad

En cualquier entorno social o cultural se observa un desarrollo de siete diferentes niveles relacionados con la alimentación. Esto significa que para los observadores de los sistemas de alimentación de cualquier país sólo existen siete posibilidades de abordar este tema, es decir, siete actitudes ante el proceso nutricional de nuestro cuerpo y las demás estructuras energéticas que lo complementan. Algunas veces se observa una combinación de estos siete niveles dependiendo siempre de qué momento, lugar o estación nos encontremos.

Estos siete niveles de alimentación se corresponden con siete niveles de evolución energética y de la consciencia. Algunos filósofos consideran que el discernimiento se desarrolla en siete niveles adaptados y actualizados a nuestro tiempo y le han asignado edades a cada uno de ellos desde el momento del nacimiento en que predomina la alimentación mecánica hasta el de la madurez a partir de los cincuenta en el que la experiencia nos permite elegir libremente.

Para llegar al nivel más alto sin retroceder tenemos que estar muy limpios, sentirnos muy claros, ser disciplinados, metódicos, abiertos, flexibles e independientes a todos los niveles, ya sean culturales, sociales y políticos y no creer que hemos llegado a ninguna parte, es decir, sentirnos libres de toda vanidad.

La iluminación se caracteriza por la ausencia de “todo” o la unión directa con la fuente original. Estos niveles están unidos entre sí y a lo largo de nuestra evolución iremos recorriéndolos todos uno a uno y probablemente volveremos atrás muchas veces, hasta alcanzar el más alto nivel que nos hará conscientes de cada una de las células de nuestro cuerpo. De esta manera no tendremos necesidad de retroceder.

Para saber en qué nivel te encuentras lee cuidadosamente cada uno de estos niveles y averigua con cuál te identificas o cuál es tu actitud actual.

Nivel 1: Alimentación mecánicaalimentacion_300_x_201_.gif

Este proceso de alimentación funciona por inercia y es igual a la que se utiliza en el vientre materno en que no nos planteamos lo que vamos a comer; es decir, es una alimentación sin conocimiento ni deseo y en la que no interviene ninguno de los dos. Algunas personas adultas siguen practicándola automáticamente. Este sistema espontáneo funciona cuando el cuerpo emite una sensación de hambre, desconectada completamente del sentido del gusto y del color. Son personas que no están conectadas con el factor sentimental y gustativo. No encuentran la comida ni salada ni dulce. Siempre comen a la misma hora aunque no tengan hambre. Deben experimentar la sensación de que están llenos, necesitan sentir una sensación de pesadez o densidad en el estómago. No se plantean sus necesidades, comen para saciar el hambre. Es el nivel más primitivo. Da igual que la carne esté cruda o cocida, les es indiferente. Esta misma actitud es aplicable a la bebida. Conozco alguna persona que abre la garganta y traga un litro de vino, leche o agua sin apenas darse cuenta y cuando le preguntas si ha notado el sabor dice que no ha notado nada, le da igual. Es como si la sensación de sutileza y ligereza en su cuerpo les diera miedo e inseguridad. Parece que les provoca debilidad y están a punto de caerse. Necesitan constantemente la sensación de pesadez como si su cuerpo pesara una tonelada. Así se sienten muy seguros arrastrándolo sin apenas movimientos ágiles y de flexión.

Otro ejemplo de la alimentación mecánica es cuando estamos en estado grave de salud y no podemos ingerir alimentos directamente y nos alimentamos de suero. Esto sería también un proceso mecánico.

alimentacion2_300_x_200_.gifNivel 2: Alimentación sensorial

Comer con los ojos

En esta alimentación intervienen todos los sentidos. Está basada en la preferencia por el gusto, el olor, el color, la consistencia y la textura. La industria se aprovecha de este sistema, dando gran importancia a la presentación de los alimentos. Es lo que tradicionalmente se dice “comer con los ojos” o “tiene que entrarme por los ojos”. La persona no escucha los estímulos del cuerpo ni sabe lo que éste le pide, se guía por lo que le ofrecen dejándose arrastrar por los sentidos y ni siquiera lee la lista de aditivos.

El mercado actual consciente de que la gran mayoría de seres humanos reacciona a este tipo de alimentación nos ofrece los alimentos enormemente procesados, adulterados y desnaturalizados sabiendo que tendrán éxito seguro. Esta misma industria gasta la mayor parte de sus beneficios en el procesado y tratado de los alimentos para mostrarlos con colores adicionales empleando colorantes, brillos con ceras y barnices, tamaños estándar conseguidos a partir de invernaderos, productos químicos para el estímulo del crecimiento como fertilizantes, pesticidas y herbicidas y texturas más crujientes, sabores adulterados por los saborizantes o potenciadores del sabor. Todas estas sustancias que contiene actualmente la industria alimenticia parece ser que apenas nadie nota nada al comer estos alimentos.

Nivel 3: Alimentación sentimental

Dentro de este nivel se hallan todos los “ismos” (vegetarianismo, higienismo, naturismo, crudivorismo, etc.). Es un tipo de alimentación muy emocional y siempre está compartida con los demás, por ejemplo, creando ambiente como “la cena a la luz de la vela”. Lo importante es comer todos al mismo nivel que los demás para quedar bien. También son las comidas de las reuniones de negocios en que nadie es consciente de estar comiendo y en las que el nivel nutricional es un desastre pues sólo se está pendiente de los negocios y de hablar sin parar a la vez que se mastica. El noventa y nueve por ciento de la población está en este nivel.

Algunas personas que inician una dieta por problemas de salud no se atreven a utilizar la fiambrera a la hora del desayuno por miedo al qué dirán. Esto sería un ejemplo claro del nivel de alimentación sensorial. La gente no se atreve a llevar a la práctica un sistema que les sacaría de este nivel. Alimentándonos de esta manera perdemos la oportunidad de ser conscientes de cuál es el nivel nutricional y energético de los alimentos que ingerimos.

Por otro lado los que simpatizan con los “ismos” suelen juntarse para practicar sus tendencias en grupo y si pueden las imponen a los que se dejen influenciar apoyando y defendiendo estas tendencias.

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Por: Loli Curto

Artículo publicado en: revistadharma.com

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