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El arte de comer consciente

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02.03.2009

Concentrer son esprit afin de dépasser certaines peurs ou habitudes ayant mené à un déséquilibre alimentaire.
Concentrer son esprit afin de dépasser certaines peurs ou habitudes ayant mené à un déséquilibre alimentaire.
Si en algún momento consideró que un día en el trabajo es como una maratón, sin la más mínima oportunidad para relajarse y mucho menos preocuparse por lo que come y cuánto come, entonces usted no está solo.

La abrumadora realidad es que muchos de nosotros estamos demasiado preocupados con la eficiencia del tiempo y la conveniencia, lo que prácticamente no deja ningún momento para lo que, convertido en un enfoque cada vez más popular para una alimentación saludable, se conoce como “consciente”.

Esta sencilla técnica se basa en el antiguo budismo y en la filosofía Zen, y combina la meditación con el objeto de fomentar una mayor conciencia sobre la natural sensación corporal de plenitud.

La idea detrás de comer consciente es que uno medita para centrar la mente en superar ciertos temores, o los hábitos que han llevado a un desequilibrado régimen de alimentación. Por ejemplo, la existencia de una lista de “alimentos prohibidos” puede conducir a excesos. Al mismo tiempo, estar demasiado preocupado por la alimentación también puede dar lugar al hambre forzado y a la anorexia.

Aunque puede ser difícil lograr una experiencia “consciente” del comer, mientras hacemos malabares entre llamadas telefónicas, escribir un correo electrónico, completar una tarea, o luchar contra el tráfico, la clave se centra en comer cuando el cuerpo lo requiere, en lugar de ser engañados por pistas emocionales tales como la ansiedad y la depresión.

Frenar el atracón

Hablando en la radio ABC, el doctor Jean Kristellar, de la Universidad Estatal de Indiana, describió un ejercicio simple: ponga una sola pasa de uva en su mano, sienta la pasa, mírela, y luego póngasela en su boca, pero en verdad no la trague sino que saboréela mientras prepara una comida de pasas.

¿Suena ridículo? Bueno, no lo es. De las investigaciones se deduce que es esta falta de atención plena la que a menudo conduce a la ingesta compulsiva, que afecta a millones de personas, y especialmente a las mujeres, en todo el mundo.

Según lo estimado por la Asociación Nacional de Trastornos de la Conducta Alimenticia, solo en los Estados Unidos, más de 25 millones de personas sufren de desórdenes relacionados con la alimentación. En Australia, se cree que uno de cada 25 adultos se atraca al comer y, sin embargo, los verdaderos números pueden ser mucho mayores, ya que alrededor de una décima parte de los casos puede pasar sin ser diagnosticado.

Las psicólogas de la Universidad de Griffith, Michelle Hanisch y Ángela Morgan dicen que las mujeres que se atracan son a menudo perfeccionistas y exigentes.

Cuando estas mujeres perciben que no alcanzan la altura de los estándares impuestos a sí mismas, o que no están pudiendo controlar las situaciones, ellas se satisfacen en secretos atracones. Un típico atracón de atardecer podría incluir cuatro cuartos de helado y un par de paquetes de galletas de chocolate, dijo la Sra Hanisch en un comunicado de prensa.

También dijo que “Muchas mujeres desarrollan elaborados métodos de ocultar las pruebas de su atracones, y algunas después se sienten culpables, por lo que, incluso, se inducen al vómito, al uso excesivo de laxantes o al ejercicio desmedido para contrarrestar los efectos del atracón”.

Una vez más, aquí es donde aparece lo de “consciente” para que, con una evaluación adecuada y la canalización de ideas para crear una experiencia positiva, se pueda llegar a disminuir el trastorno.

Por otra parte, ya ha sido demostrado que la meditación es eficaz como tratamiento para la ansiedad y la depresión, para el abuso de sustancias, y para las tensiones asociadas a condiciones psicofísicas tales como trauma, el dolor crónico, o el cáncer.


Por Sonya Bryskine

Fuente: www.lagranepoca.com

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