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El Zen y los Grandes Maestros – Parte 2 – Huai-jang

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img_bodhidharma_200_x_235_.gif La dinastia T’ang de China (618-906) fue el marco histórico en el que floreció la escuela budista que hoy conocemos como Zen. La tradición remonta el origen del Budismo Ch’an (su nombre original en chino) a la llegada desde la India a China del legendario monje Bodhidharma en el año 520. Sin embargo, el Zen tal y como propiamente se distingue no daría comienzo hasta un siglo y medio después, con el episodio que culminó con el nombramiento de Hui-neng (638-713) como Sexto (y último) Patriarca en sucesión directa desde Bodhidharma. Es a partir de entonces cuando da comienzo la doctrina de la Iluminación Abrupta (o Súbita) y el Budismo Ch’an adquiere su formulación y sabor tipicamente chinos (con clara influencia del taoismo filosófico), asumiendo el estilo característico con el que hoy se le identifica. Este periodo se ha dado en llamar como «periodo-de-alta-actividad» o Edad de Oro del Zen; he aquí algunos de sus principales protagonistas.

Huai-jang ( [Ejo]; 677-744)

De los cinco grandes discípulos que tuvo Hui-neng, tal vez el principal fue Nan-yüeh Huai-jang [la trascripción japonesa, siempre entre corchetes, es Nangaku Ejo], pues justamente de Huai-jang surge el más inspirado linaje de maestros Ch’an de la época. Se cuenta que cuando el monje Huai-jang se encontró con el Patriarca Hui-neng, este le preguntó:

«¿De donde vienes?»

«De Nan-yüeh», contestó Huai-jang

«¿Y como es así que vienes?», replico Hui-neng

A Huai-juang le tomó 8 años poder dar una respuesta satisfactoria a su maestro y, cuando finalmente lo hizo, se convirtió en uno de sus más notables herederos, dando continuidad a la doctrina de Hui-neng tras la muerte de éste. Manteniéndose fiel al espíritu del Sexto Patriarca, Huai-jang sostenía la siguiente opinión sobre los métodos ‘graduales’ y la aproximación tradicional a la práctica:

«Insistir en entrenarse en la meditación sentada [za-zen] es lo mismo que asesinar al propio Buda. Has de saber que el Zen no tiene nada que ver con sentarse ni con tumbarse.
(…)

El Buda no tiene forma fija, no entiende de distinciones; el Dharma es ‘sin-morada’, no hay lugar en él para la discriminación (no hay una posición que sea correcta frente a otra que no lo sea).
(…)

Si te apegas a la postura sentada no lograrás la esencia del Zen»

Huai-jang transmitió a su vez la sucesión al célebre maestro Ma-tsu, y es bien conocido el modo que narra el encuentro de ambos.

Ma-tsu vivía en el monasterio de Ch’uan-fa y estaba un dia en el monte, sumido en la práctica de tso-ch’an [za-zen], cuando Huai-jang acertó a pasar por allí, manteniéndose el siguiente diálogo:

«Hermano, ¿para que estás ahí sentado en meditación?»

«Para hacerme Buda [alcanzar la iluminación]», repuso Ma-tsu

«Ah, ya veo», dijo Huai-jang, y acto seguido agarró del suelo un trozo de teja y se puso a frotarla contra una piedra.
Ma-tsu le preguntó: «Maestro, ¿que estás haciendo?»

«La estoy puliendo para hacer de ella un espejo», contestó Huai-jang

«¿Como se puede hacer un espejo de un trozo de teja?», dijo Ma-tsu

«¿Como puede hacerse un Buda de sentarse a meditar?», replicó Huai-jang

Otra versión de esta historia se cuenta así: «Por mucho que pulas un ladrillo no conseguirás un espejo»; a lo que Huai-jang replicó: «Por mucho que practiques tso-ch’an no conseguirás un Buda». Ante esto, Ma-tsu preguntó: «Entonces ¿que he de hacer?»; Huai-jang contestó: «Es como guiar un carro; cuando éste se detiene, ¿has de azotar al carro o has de azotar al buey?». Ma-tsu pasó a ser discípulo de Huai-jang y con el tiempo se convirtió en su único sucesor.


Fuente: www.oshogulaab.com

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