Investigación sobre el Nirvana
Capítulo XXV del Mula-Madhyamika-karika
(
Fundamentos de la vía media) de Nagarjuna
La concepción del Nirvana en Nagarjuna
El trabajo presenta una introducción, transcripción y traducción del Capítulo XXV de las MulaMadhyamikakarikas de Nagarjuna. Allí el filósofo expone la concepción del Nirvana propia de la escuela Madhyamika, señalando diversos aspectos de la misma y haciendo relevante la equiparación de Nirvana a sunyata o Vaciedad.
El capítulo XXV de las MulaMadhyamikakarikas, la principal obra de Nagarjuna, es probablemente el más importante y famoso de sus capítulos. En todo lo largo de la historia del Budismo, más allá de la constante y poderosa evolución doctrinaria que el Budismo revela, el Nirvana permaneció siempre como la meta suprema, cercana o lejana, del esfuerzo budista. La concepción del Nirvana tuvo también que adoptar diversas formas. Las escuelas del Hinayana tuvieron su especial concepción del Nirvana, igualmente la tuvieron aquellas del Mahayana. En este capítulo Nagarjuna expone la concepción del Nirvana propia de su escuela, la escuela Madhyamika, señalando uno tras otros diversos aspectos del mismo, todos los cuales colaboran al establecimiento de su verdadera naturaleza.
Esquema del capítulo
I. En las karikas (estrofas) 1 y 2, Nagarjuna empieza rechazando la concepción del Nirvana propia del Hinayana, para el cual el Nirvana consistía fundamentalmente en el abandono, en la cesación del samsara (la realidad empírica), en que el hombre está sumergido y al que está encadenado. El samsara, es decir los seres y las cosas que constituyen nuestra realidad empírica, es «vacío» = insustancial. Y, si bien los seres y las cosas que nos revela la experiencia cotidiana se presentan ante nosotros como autónomos, como compactos, contínuos y unitarios, como permanentes y como reales en el sentido de que son realmente tales como los percibimos, el análisis que realiza la escuela de Nagarjuna revela que esos seres y cosas son condicionados, que todo está constituido por partes (los dharmas, factores o elementos de lo existente), que todo es impermanente y está en constante transformación. Los seres y las cosas son percibidos por nosotros bajo una forma que no poseen, son por consiguiente ilusorios, irreales. Consecuentemente el samsara, el conjunto de esos seres y cosas, no ha surgido realmente ni puede ser realmente destruido y no se puede afirmar que con su abandono o cesación se puede alcanzar el Nirvana, ya que algo ilusorio, irreal no puede ser abandonado ni puede cesar. Ver F. Tola y C. Dragonetti, Nihilismo budista. La doctrina de la Vaciedad, México, Premiá, 1990, pp. 18-28. Si por el contrario el samsara es «no-vacío», es decir sustancial, poseyendo un ser propio que sólo de él depende, y por consiguiente existente ab aeterno e indestructible, entonces no se puede afirmar que con su abandono o cesación se puede alcanzar el Nirvana, pues el samsara estará siempre ahí, inconmovible, encadenando al hombre.
II. En la karika 3 da algunas características del Nirvana consistentes en atributos negativos. Esta karika es el primer aporte del capítulo al esclarecimiento de la noción de Nirvana según la escuela Madhyamika. El Nirvana es un Absoluto, allende los atributos ideados por la mente humana, al margen de causas y condiciones, al margen de la dualidad. Ver las secciones 1 y 3 del Capítulo VIII del Udana (traducción española de C. Dragonetti, Barcelona-Caracas, Monte Ávila, 1972) donde el Nirvana es descrito en forma negativa.
III. Las karikas 4-8 y 10-16 niegan que al Nirvana se le pueda aplicar la catuskoti, los «cuatro extremos»: o sea las categorías de ser, no-ser, ser y no-ser, no-ser y no no-ser. Estas karikas al igual que la karika 3 recurren a la vía negativa para aclarar la noción de Nirvana, recalcando así su carácter de Absoluto, más allá de las palabras y de todas las nociones creadas por la mente humana, más allá de todo. En la escuela Madhyamika lo Absoluto incondicionado es usualmente designado con el término sunyata, Vaciedad, para expresar su heterogeneidad respecto a todo, y el Nirvana es equiparado con la sunyata.
IV. La idea subyacente a la karika 9 es la igualdad entre el samsara, la realidad empírica, y el Nirvana en cuanto Absoluto. Y el Nirvana por ser lo absolutamente incondicionado es por esencia idéntico a la Vaciedad (sunyata). Esta idea será desarrollada en las karikas 19 y 20. El samsara, la realidad empírica, es esencialmente concebida como sometida a causas y condiciones, contraponiéndose en esa forma a lo Absoluto incondicionado. El samsara es una mera creación mental del hombre sumido en el error. Esta creación mental es superimpuesta sobre la Vaciedad y la oculta, como la imagen ilusoria de una serpiente «superimpuesta» por error sobre una cuerda debido a la oscuridad del lugar oculta la verdadera naturaleza de la cuerda. Vemos la cuerda como una serpiente; la serpiente no es otra cosa que la cuerda erróneamente percibida. De la misma manera el samsara (como la serpiente) es una visión errónea de la única realidad, la Vaciedad, el Nirvana. Debemos entender la karika 9 en el sentido de que, cuando el error cesa, el samsara es percibido como lo que realmente es, como Vaciedad, como Nirvana, sin el atributo de condicionado, identificado ipso facto con lo Absoluto incondicionado. La naturaleza empírica, esencialmente condicionada, al perder el atributo de condicionada, no es otra cosa que el Nirvana incondicionado, la única realidad.
V. karikas 17-18. Después de haber indicado que al Nirvana no se le puede aplicar los términos de la catuskoti, los cuatro extremos de ser, no ser etc. , el texto afirma en la estrofa 17 que Buda también está al margen de los cuatro extremos después de haber «ingresado» en el Nirvana. Buda, después de haberse nirvanizado, participa de las características del Nirvana expresadas en las estrofas que preceden. Al nirvanizarse, se absolutizó.
La estrofa 18 afirma que Buda, aún cuando pertenecía a la existencia empírica (tisthamano´pi), estaba al margen de los cuatro extremos. Habiendo alcanzado la condición de Iluminado (buddha), Él se presenta bajo su naturaleza de Absoluto y se ha liberado de todo cuanto pertenece a la realidad empírica y por consiguiente de las cuatro nociones propias sólo de la mente humana, las expresadas por la catuskoti.
VI. Las karikas 19 y 20 señalan que no existe ninguna diferencia entre el Nirvana y el samsara, ya que el Nirvana es la Vaciedad y el samsara en su verdadera esencia es la Vaciedad. Cuando la creación mental que oculta su verdadera esencia cesa, el samsara reaparece como lo que realmente es: la Vaciedad, que nunca él dejó de ser y que es lo único que existe. Ver párrafo IV referente a la karika 9.
VII. La karikas 21, señala que las teorías que afirman que existe un fin o límite (anta) después del Nirvana o que después de él lo que se da es la eternidad (Sasvata), se basan en la idea (desde luego errónea) de que el Nirvana tiene un comienzo y un fin, es algo definido por sus límites. Si se tiene presente que el Nirvana carece de un comienzo y de un fin, no se puede hablar de que algo se da después (o antes) de él.
VIII. En la karika 22 está expresado el principio fundamental de la escuela de Nagarjuna: todos los dharmas (factores o elementos constitutivos de lo existente) son vacíos es decir insustanciales, carentes de un ser propio, no existen en sí y por sí; y, como consecuencia de lo anterior todo es también vacío, ya que todo está constituido por dharmas. Además de ser insustancial todo lo que percibimos es ilusorio, ya que no percibimos lo único existente, los dharmas, concebidos como instantáneos, como entidades que no bien surgen desaparecen, sino cosas compactas y permanentes. No vemos la cosa en sí, vemos sólo apariencias.
La misma estrofa 22 y la estrofa 23 sacan la consecuencia del principio anterior: no se puede decir de nada que es infinito, finito, infinito y finito, no-infinito y no-finito, ni tampoco se puede hablar de identidad, ni de diferencia, ni de eternidad, de no-eternidad, de eternidad y de no-eternidad, de no-eternidad y de no no-eternidad (otras formas de «los cuatro extremos») ya que todas esas nociones o categorías no pueden aplicarse a lo que tiene, no una existencia real, sino una existencia meramente ilusoria.
La karika 24 da otra definición del Nirvana: es la cesación de toda actividad mental, creadora de engaño e ilusión. Esta cesación trae consigo la desaparición de la realidad empírica, (diferenciada en sujeto y objeto, múltiple, diversa) que la mente crea. La actividad de la mente no se detiene con la muerte, continúa en la existencia que sigue a ésta y así sucesivamente, a menos que la disciplina budista ponga un término a la actividad mental, a la que el hombre está condenado en sus sucesivas reencarnaciones y que es la causante de su dolor y sufrimiento, y que se caracteriza por la dualidad sujeto-objeto. Una vez que la actividad mental cesó, desapareció también la dualidad sujeto-objeto; la realidad empírica (mera creación de la actividad mental) se esfuma, y sólo queda lo Absoluto, la Vaciedad, respecto de la cual sólo cabe el Noble silencio.
La karika 24 concluye diciendo que Buda no enseñó nada, ya que no puede existir una doctrina sobre lo que es vacío, es decir insustancial y por consiguiente ilusorio, irreal, características éstas de todo lo existente.
Traducción
Fuente: www.librosbudistas.com