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«Blow Horn es una película perro verde, lo sé»

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luis_mirrano.jpgLuis Miñarro llega a la cartelera con su segundo largometraje, Blow Horn, tras presentar hace apenas unos meses Familystryp. Acompañado de un técnico de sonido se trasladó a un monasterio de la India durante tres semanas. Con su cámara siguió a un grupo de budistas españoles que se disponían a comenzar su retiro en aquel país. La estancia en el centro budista transformó sus planes originales: retratar este ritual de iniciación y de paso documentar la vida de los tibetanos refugiados en Himachal Pradeh. Tanto se impregnó del modus vivendi monástico que el filme resultante ya no fue sobre el budismo y sus circunstancias, sino budista directamente: las imágenes se suceden, mientras los gongs, los címbalos y los cantos de los pájaros suenan de fondo. La palabra sólo entra en juego lo estrictamente necesario. Miñarro lo recone: “He hecho una película perro verde, lo sé”. Pero, a la vez, se reafirma: “Yo quería crear una plataforma para la meditación”.

Pregunta.- ¿Cómo surge la idea de rodar esta película? ¿Tenías algún contacto con los budistas del monasterio de Gerona?

Respuesta.- Sí, muchos de los budistas que aparecen en las películas son amigos míos. Han vivido retirados en este centro durante tres años y medio. Cuando salieron me pareció buena idea hacer un seguimiento del nuevo retiro que pretendía llevar a cabo en la India. Pero esa intención inicial, luego, ya en la India, sufrió muchos cambios porque este país lo cambia todo.

P.- ¿En qué sentido cambió la India sus intenciones?

R.- En un principio queríamos también hablar con el Karmapa [cabeza de la escuela Kajyu del Budismo] y con los refugiados tibetanos que viven en esa zona de la India cedida por el Gobierno para acogerlos. Pero poco a poco nos fuimos impregnando del ambiente del monasterio, de su música, de sus símbolos. Nos integramos de forma natural en su dinámica cotidiana, que busca sobre todo el vacío. Y eso es lo que recoge la película. No es documental al uso, sino un soporte para la meditación.

P.- Entonces para prolongar su efecto convendría volverla a poner cuando se ha terminado, una y otra vez…

R.- De hecho la dinámica que me ha guiado al rodarla es la de los mandalas, que una vez terminados se deshacen inmediatamente, a pesar de todas las horas que se dedican para crearlos. Creo que es una película que vale incluso para dejarla de fondo. Por ejemplo, el sonido del canto de los pájaros se escucha constantemente, desde el principio hasta el fin.

P.- Podría decirse que no es una película sobre el budismo, sino directamente budista, ¿no?

R.- Sí, porque no es una descripción del budismo, sino que tiene la esencia de esta religión en sí misma. No es que lo diga yo. Es algo que ha comentado el lama Jinpa Gyamtso. Al principio puede parecer una road movie o un documental de viajes, pero luego se va despojando de todo; sólo se queda con lo simbólico, y con la imagen y el sonido. Hay muy pocos diálogos, porque las palabras sobran.

P.- ¿Cómo cree que puede acoger la gente una apuesta tan arriesgada?

R.- Soy consciente de que he hecho una película perro verde, pero era lo que quería: que el espectador oiga y contemple sin hacerse preguntas… Es todo lo contrario al cine comercial: yo no busco entretener sino liberar al espectador del barullo de la mente.

P.- ¿Y no le entraron ganas de quedarse allí más tiempo?

R.- Bueno, yo es que llego a ese estado de paz interior, precisamente, sumergido en mi vorágine de proyectos y trabajos. Estando concentrado en las películas que produzco o dirijo me olvido de mis angustias. En la tradición budista consideran a la concentración la llave hacia la felicidad. Y cuando mis problemas profesionales me desbordan el yoga y otras disciplinas orientales me sirven de refugio.

P.- Es el segundo largo que dirige. ¿Tiene ya pensado cuál será el tercero?

R.- Quiero rodar la historia de Amadeo de Saboya en España, el rey que trajo Prim para gobernar un país ingobernable y que duró apenas dos años. Fue un rey de alquiler. Sería una ficción, no un documental, pero sin alarde de palacios y carruajes, sino centrado en el personaje.. Estoy buscando financiación, algo que no es fácil: el ICAA ya me ha lo ha echado para atrás. Ahora tengo que buscar nuevas vías.


Fuente: www.elcultural.es

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