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El productor del «cine frágil»

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tio_boonme.gifLuis Miñarro (Barcelona, 1949) es un confabulador, en los dos sentidos de la palabra: es de esos tipos que cuenta historias, que fabula, y también de los que se une a otros para tramar planes nada fáciles. Ambas cosas ha hecho para que saliera adelante la película que se llevó el pasado domingo la Palma de Oro del Festival de Cannes, El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas, del tailandés de nombre impronunciable, Apichatpong Weerasethakul, y de la que este catalán amante del «cine frágil» es coproductor.

«Para hacer estas películas hay que unir complicidades, se trata de confabular entre varios, si no es imposible. Esto aún lo tienen que entender las autoridades culturales», puntualizó ayer desde Montpellier, donde hacía una parada en su viaje de vuelta desde la Costa Azul francesa. Desde allí añadía: «Este premio lo interpreto como un reconocimiento a un cine con dificultades de exhibición, que no obedece a esquemas industriales, pero que es una propuesta rica y generosa con el espectador», dijo sobre este filme-fábula, en el que un hombre al filo de la muerte ve cómo circulan ante él sus vidas pasadas.

Fue precisamente ese interés por las reencarnaciones lo que unió al director tailandés y al productor catalán cuando se encontraron por primera vez en un restaurante indonesio de Cannes, hace ahora dos años. «Pasamos la tarde hablando de su proyecto y conectamos por el tema de la reencarnación. No soy budista, pero estoy interesado en ese sistema de creencias, y creo, de alguna manera, que si no hacemos los deberes volvemos para cumplir lo que nos falta», confiesa.

De aquella afinidad, y de la pasión por los anteriores trabajos del tailandés, entre ellos Tropical Malady, que había ganado el Gran Premio del Jurado del mismo festival en 2004 y que es la única película del director que ha encontrado distribución en España, nació una colaboración que ha situado a Miñarro como uno de los productores con más olfato del panorama nacional.

Cuestión de nariz

De hecho, no es la primera vez que Cannes aplaude las producciones de este hombre que empezó su andadura en 1996 respaldando el debut de su entonces compañera de compañía publicitaria Isabel Coixet, Cosas que nunca te dije. En 2006, Miñarro había confiado en un autor inesperado, Albert Serra, que la Quincena de Realizadores del certamen francés celebró como su último e insólito descubrimiento.

Eran los tiempos de Honor de Cavalleria, el filme que hasta la revista Variety aupó a los cielos. Pero el productor, continuó afilando la nariz y poco después apoyaría El Cant dellsOcells, del mismo autor, En la ciudad de Sylvia de José Luis Guerín, la celebrada Liverpool, del argentino Lisandro Alonso, y más recientemente los dos últimos filmes de Manoel Oliveira, «el más joven de todos los autores», de nada menos que 101 años de edad.

«Gran año para el cine español en Cannes»

Para el productor, este ha sido «un gran año para el cine español en Cannes, a pesar de que las autoridades culturales no estuvieron allí acompañándonos», apuntó el productor, refiriéndose a los premios de Javier Bardem y de Oliver Laxe. Las felicitaciones de Cultura llegaron con un día de retraso.

Pero Miñarro tiene mucho más que celebrar esta semana. El próximo viernes llega a las salas comerciales su primera película como director, el documental Family Strip, que parte de su experiencia personal pero que acaba convirtiéndose en una reflexión sobre los últimos 70 años de la sociedad española. «Es un homenaje a la generación de mis padres», apunta. El paso de productor a director ha sido natural, liviano. «Confío en ese cine frágil que se puede hacer con pocos medios, pero que es una expresión personal. Yo animo a la gente a que haga sus propias películas». Quizás, Miñarro les ayude.


Por: Sara Brito

Publicado en: www.publico.es

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