El Grand Palais de París dedica desde el pasado 30 de marzo y hasta el 5 de julio una exposición al taoísmo, la primera gran muestra de Europa dedicada a esta doctrina.
Fue pensada para todos los públicos, según subrayan sus organizadores, con el fin de permitir profundizar o simplemente descubrir una concepción «del hombre en el universo» cuya principal preocupación es la búsqueda de un acuerdo armonioso y perenne entre el hombre y el universo.
Una corriente filosófica, poética, religiosa y también científica que convierte al taoísmo en «otra manera de vivir», resaltaron en la Reunión de Museos Nacionales (RMN), co-organizador de la muestra junto con el Musée national des Arts asiatiques Guimet.
Algo más de la mitad de las valiosas obras expuestas proceden del Museo Guimet y el resto de varios museos de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Taiwán, precisó a la prensa su comisaria y conservadora jefe del Museo Guimet especializada en China, Catherine Delacour.
El excepcional conjunto de pinturas, esculturas, cerámicas, bronces y textiles reunidos en Grand Palais aspira a dar buena cuenta de «la religión china», ocultada en Occidente por el desarrollo ulterior del confucianismo y la intrusión del budismo, entre otros eventos históricos.
Los tesoros del Museo Guimet, «cuya existencia ignorábamos en la medida en que al ser vistos en el contexto del taoísmo se les da su verdadera vida», orientaron en un principio la concepción de la muestra, explicó la comisaria.
Muchas de las piezas se exhiben ahora por primera vez, sobre todo las pinturas litúrgicas, desconocidas «porque formaban parte de ritos complejos» y se conservaban junto a otras pinturas budistas, pero al ignorarse la parte taoísta habían permanecido enrolladas en las reservas del Museo, destacó.
La muestra sigue un recorrido temático y comienza con una evocación de la cosmología taoísta, para presentar a continuación los textos fundadores, «Zhuang zi» y «Lao zi», escritos entre los siglos IV y III antes de nuestra era.
Siguen las salas dedicadas a «la asamblea de los dioses» que rigen ese conjunto de comportamientos y creencias sobre las artes del vivir y del morir, bautizadas un día con el nombre de «taoísmo», mucho después de haber comenzado a existir, resaltó Delacour.
La búsqueda de la inmortalidad, y el buen vivir, y, finalmente, los ritos, ponen punto final a la exhibición, completada con un detallado catálogo y un filme sobre «La Vía del Tao», dirigido por Yves Peretti, editado en colaboración con la cadena cultural Arte.
De Lao Tseu, figura fundadora de esta corriente espiritual y supuesto autor del «Libro de la Vía y de la Virtud», Delacour destacó que de haber existido en realidad vivió en el siglo V antes de nuestra era.
En cualquier caso, recordó, se le atribuye a él la escritura de ese «maravilloso» libro que compendia los fundamentos del taoísmo y que tomó forma escrita entre los siglos IV y III antes de nuestra era, para ser reinterpretado en el XIII de la actual.
La reimpresión en 1926 de los 1.500 textos del canon taoísta, que estuvieron a punto de desaparecer definitivamente en el siglo XIX, y su difusión en todo el mundo, «devolvieron la palabra» confiscada durante tanto tiempo al taoísmo, comentó la comisaria.
En Occidente una exhibición de este tipo solo tiene un antecedente, en Chicago (EEUU), en 2000.
Fuente: www.abc.es