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¿Es Real la realidad? – Budismo y pensamiento cientificista

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Fotografía por erwinbacik.
Fotografía por erwinbacik.

¿Es Real la realidad?

El budismo, especialmente la filosofía madyamaka, hace hincapié desde hace casi dos mil años en que no percibimos la realidad tal como es.

Recientemente, a partir del siglo XX, el pensamiento cientificista ha empezado a entender esta idea y a encontrarle sentido.

El mundo se nos presenta a través de una seguidilla caótica de sensaciones que acuden a nuestra mente consciente en forma casi ininterrumpida. Pero nuestro cerebro funciona haciendo una ordenación; podríamos decir que es nuestro órgano ordenador. En efecto, es posible concebir al sistema nervioso como uno más de los sentidos, o más propiamente como un metasentido. Todo lo que hace el cerebro es dar una forma coherente al conjunto caótico de percepciones, técnicamente actúa como un mecanismo compensador de variedad, estableciendo diferencias y similitudes, que se traducen en distinciones y abstracciones, operando de manera lógica: deductiva e inductiva, almacenando la experiencia pasada e incluso previniendo el futuro. Según Huxley:

  • La función del cerebro y del sistema nervioso consiste en protegernos de ser abrumados y confundidos por esta masa de conocimientos en gran medida inútiles y sin importancia.

Por su parte, en 1918 ante la Sociedad de Física de Berlín, Albert Einstein llamó a la reflexión sobre este mismo punto:

  • El hombre intenta crear para sí mismo, del modo que más le convenga, una imagen del mundo simplificada e inteligible; después, y hasta cierto punto, intenta que su cosmos reemplace al mundo de la experiencia, porque cree que así se hará dueño de éste. (?) Cada uno hace que ese cosmos y su construcción sean el eje de su vida emotiva, para hallar a través de ese camino la paz y la seguridad que no es posible encontrar en el venero de la experiencia personal.

En nuestra vida cotidiana la mente consciente trabaja ordenando el azar de la experiencia directa, haciendo distinciones de figura y fondo, para así conformar un modelo – abstracto y, por lo tanto, simplificado – de Realidad. Es un modelo que da cuenta del pasado y, como todo modelo, permite hacer predicciones; predicciones que no siempre se cumplen, pero que en general resultarán certeras; en otras palabras generamos una explicación del mundo. Esta explicación puede desempeñar un rol tan manifiesto que incluso puede actuar como filtro para la captación de nuevas percepciones. En palabras de Paul Watzlawick:

  • ? si, tras larga búsqueda y penosa incertidumbre, creemos haber hallado al fin la solución de un problema, nuestra postura, lastrada de una fuerte carga emocional, puede ser tan inquebrantable que preferimos calificar de falsos o irreales los hechos innegables que contradicen nuestra explicación, antes que acomodar nuestra explicación a los hechos.

Carl Gustav Jung se dio cuenta que la gente operaba de acuerdo a lo que su modelo de realidad dictaba. Este concepto es uno de los más importantes de Jung y se denomina: la realidad de la psique . Lo que este concepto señala es que, independientemente de cómo hayan sido en algún momento los inputs físicos asociados a una percepción determinada, lo que cada persona considerará real es lo que su modelo de Realidad – elaborado por su metasentido ordenador – da cuenta; esto es: aunque haya una discrepancia entre el modelo y la Realidad misma. Albert Einstein también se refirió a este punto:

  • Todos hemos tenido alguna vez la duda: ¿Hemos experimentado algo de verdad o lo hemos soñado? Es probable que la capacidad para discriminar entre estas alternativas se produzca, en primer lugar, como resultado de una actividad ordenadora de la mente.

Más recientemente, el postulado de Jung ha quedado reducido a un caso particular, cuando la Biología del Conocimiento – desarrollada por Maturana y Varela – logró demostrar que una hipótesis similar es aplicable a cualquier ser vivo. Esta idea se expresa mediante la declaración: El sistema nervioso es un sistema cerrado.

  • El sistema nervioso, como parte del organismo, amplía su dominio de cambios estructurales posibles, y lo hace como una red cerrada de elementos neuronales que opera como aspecto de su propia dinámica o como resultado de los cambios estructurales de los sensores del organismo, generando cambios de relaciones de actividad entre sus componentes de modo que todo cambio de relaciones de actividad en una parte de ella da origen a cambios de relaciones de actividad en otra parte de ella. Como red cerrada de elementos neuronales, el sistema nervioso se intersecta (sic) con el organismo en lo que son las superficies sensoriales y efectoras de éste. En esta intersección, los sensores y los efectores del organismo constituyen, como tales, superficies de encuentro en un medio que ellos definen con sus características estructurales. Al mismo tiempo, los elementos sensores y efectores del organismo, como componentes del sistema nervioso, son sólo elementos neuronales que participan en el operar de éste como una red cerrada. Los elementos sensores del organismo como tales tienen una estructura plástica, que sufre cambios cíclicos de distinta duración que resultan en cambios en su participación como elementos neuronales en la dinámica de cambios de relaciones de actividad del sistema nervioso, a la que modulan de una manera contingente al curso de las interacciones del organismo. Al mismo tiempo, los elementos efectores del organismo tienen, como componentes del sistema nervioso, cambios estructurales gatillados en la dinámica de estados de éste que resultan en cambios de la incidencia del organismo en el medio. Por último, la dinámica de estados del sistema nervioso como red cerrada de cambios de relaciones de actividad neuronal, ya sea que surgen como resultado de su dinámica propia o de los cambios gatillados en sus componentes que se intersectan (sic) con los sensores del organismo, gatilla también cambios estructurales en sus componentes internos que son contingentes al curso de esta dinámica de estados.

En otras palabras, si suponemos que el sistema nervioso opera filtrando variedad de las «entradas» (estímulos) que provienen de los diversos sensores con el propósito de aumentar el dominio de «salidas» (respuestas) posibles en los efectores, se comete el error de no percatarse que las supuestas «entradas» no siempre provienen de los sensores sino que también pueden provenir «de la propia dinámica» de esta red cerrada, en la cual sensores y efectores constituyen meras «superficies de encuentro en un medio que ellos definen con sus características estructurales». Por consiguiente, las dinámica de estados del sistema nervioso gatilla también cambios estructurales en sus componentes internos, es decir que las «salidas» se transforman (en el medio) en «entradas» y todo lo que esta red de interacciones hace condiciona su propio futuro, lo cual obliga a lo ya señalado en el sentido de que las supuestas «entradas» no siempre provienen de los sensores sino que también pueden provenir de la propia dinámica de la red.

Lo anterior explica por qué el propio modelo de Realidad actúa como filtro de la percepción: la dinámica del sistema nervioso no depende de un conjunto de «entradas» ya que el propio sistema es capaz de filtrarlas e incluso de alterarlas mediante su propia dinámica cerrada. En consecuencia, se tiene que cada individuo tendrá una percepción distinta de las mismas «entradas». Este es un hecho conocido en sicología y se le referencia a través del concepto de puntuación de los hechos o – sencillamente – puntuación. Los dos efectos anteriormente mencionados: que el modelo de Realidad actúa como filtro de la percepción y que los mismos hechos pueden tener una puntuación distinta, se pueden resumir en el enunciado de Gregory Bateson: «la realidad depende de lo que se cree». Por lo tanto, la Realidad (con mayúscula) no es real (con minúscula). La realidad está en nuestra mente, la Realidad no; es más, la Realidad no puede estar jamás en nuestra mente porque es algo mucho más vasto. Ni siquiera podremos jamás concebir la Realidad total, sino que a lo más – tal vez – vamos a poder formular un sistema de «leyes» que decimos que la Realidad o la Naturaleza cumple. Pero la Realidad no está condicionada coercitivamente a cumplir ciertas leyes, somos nosotros los que interpretamos la Realidad en base a regularidades que nuestro metasentido ordenador encuentra para poder abreviar, para poder manejar la inmensa variedad del Universo que nos es indirectamente accesible.

El pintor surealista e intelectual René Magritte trabajó en los años 1946-1947 en un Manifiesto Constructivista, que primero tituló «Manifiesto del extramentalismo» y finalmente «Manifiesto del amentalismo». La frase central de sus ensayos era «Todo ocurre en nuestro universo mental» . Su célebre pintura «La Condición Humana I» (1933) simboliza este concepto de forma esquemática y artística mostrando un cuadro dentro del propio cuadro, señalando implícitamente que la condición humana se puede representar mediante un metamodelo de la Realidad. En consecuencia sólo podemos hablar de objetividad – como lo hace Maturana – entre paréntesis; esto es: un consenso entre las diferentes realidades subjetivas. La «Realidad» no se entiende ahora como un concepto metafísico sino como un concepto sociológico.

En palabras de Peter Krieg:

  • A estos ámbitos consensuales les denominamos simplemente «realidad». Por lo tanto la realidad es una construcción social que a su vez permite y constituye a la sociedad.

Esta perspectiva científica permite convertir la discrepancia ontológica de la Realidad en un pseudo-problema, al redefinir el término que origina la discusión. En segundo lugar permite eliminar el concepto original de Realidad metafísica ya que – al haber sido reemplazado por una Realidad entre paréntesis – no será epistemológicamente necesaria y en consecuencia, por el principio de economía ontológica, no es.

Eduardo Bastías

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