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Shantideva – Bodhisattvacharyavatara VII: La perseverancia (Versos 1-35)

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Shantideva

Bodhisattvacharyavatara

Homenaje a los Budas y los Bodhisattvas

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VII. La perseverancia

[1]

Después de la paciencia hay que desarrollar la
perseverancia:

el Despertamiento no mora más que en aquellos que
cultivan el esfuerzo.

Así como no hay movimiento sin viento,

igual, los méritos no se producen sin perseverancia.

[2a]

¿Qué es la perseverancia? Regocijarse por el bien.

[2b]

Sus factores contrarios están dichos

ser: la pereza, la atracción por el mal,

y el desprecio de sí, por desánimo.

[3]

Por agrado hacia las delicias de la indolencia,

por el deseo de abandonarse al sueño,

por falta de desgana por los sufrimientos del samsara,

ciertamente, la holgazanería surgirá.

[4]

Cogido en la red de las perturbaciones,

de allí, acarreado a la red de los nacimientos,

te encuentras en las fauces del Señor de la muerte.

¿cómo no eres consciente, aún, de ello?

[5]

¿Eres acaso incapaz de darte cuenta

que, uno tras otro, lo de tu especie abatidos son?

Aquellos que tanto se entregan al sueño

son como búfalos delante del carnicero.

[6]

Es como si, tras haber bloqueado herméticamente

todas [las] salidas, el Señor de la muerte nos acechase.

¿Cómo puedes tomar placer en el alimento?,

¿cómo puedes tomar placer en el sueño?

[7]

Puesto que la hora de la muerte se acerca rápidamente,

hasta entonces, debes acumular méritos;

pues, si no abandonas tu indolencia hasta aquella hora,

¿de qué sirve? ¡Ya no es tiempo!

[8]

Cuando esto no está hecho, aquello está empezado

y aquello sólo terminado a medias,

el Señor de la muerte te aparece de pronto

y exclamas: «-¡Miseria, acabado estoy!-».

[9]

Con los ojos rojos e inflados por la fuerza de la
pesadumbre,

[Con] lágrimas corriendo por el rostro,

mi familia perderá toda esperanza

y percibirás el rostro de los mensajeros de la muerte.

[10]

Atormentado por el recuerdo de tus fechorías,

escucharás, ya, los sonidos del infierno,

y, de miedo, cubrirás tu cuerpo con excrementos.

¿Qué podrás hacer en ese estado delirante?

[11]

Si ya en esta vida tienes tanto miedo

como un pez vivo rodando sobre la arena,

¿qué decir de los insoportables sufrimientos de los
infiernos,

que serán el resultado de tus fechorías?

[12]

Tras haber creado los karmas para que tus blandas
carnes,

en los infiernos de gran calor,

entren en contacto con los líquidos hirvientes,

¿cómo puedes tener el espíritu tranquilo?

[13]

Aquellos que desean tener resultados sin proveer
esfuerzos,

o que son flojos, tendrán muchas pruebas.

Aunque abrazados por la muerte, desean la larga vida de un dios.

Ah miseria, aplastados serán por el dolor.

[14]

Gracias al navío que es el estado humano,

atraviesa el gran río del sufrimiento.

Como, en lo porvenir, este barco será difícil de volver a encontrar,

¡Imbécil, no te duermas, no es el momento!

[15]

Tras haber abandonado el supremo gozo,

el santo Dharma, fuente de dichas infinitass,

¿cómo tomar placer en los divertimentos?,

¿por qué dejarse distraer por lo que es causas de sufrimiento?

[16]

No hay que desalentarse: aunar sus esfuerzos,

tener diligencia y dominarse.

Hay que ver a los demás como sus iguales

y saber permutar con ellos.

[17]

No hay que actuar con desaliento,

diciéndose: «-¿Cómo llegaré al Despertamiento?-»,

pues el Tathagata, que dice verdad,

ha enseñado esta verdad:

[18]

«-Si desarrollan la fuerza de la perseverancia,

incluso las moscas, [los] mosquitos, [las] abejas, [los]
insectos y demás,

obtendrán el Despertamiento insuperable,

y tan difícil de alcanzar-».

[19]

Si alguno, nacido, como yo, de la raza humana,

capaz de reconocer el bien y el mal,

no se desvía de las prácticas de los Bodhisattvas,

¿por qué no alcanzaría el Despertar?

[20]

«-Tengo miedo de tener que hacer, un día, ofrenda

de mis brazos y mis piernas-».

No tengo miedo más que a causa de la ignorancia, que no sabe

hacer la diferencia entre importante e insignificante.

[21]

Durante innumerables millones de eras,

he sido destazado, traspazado, quemado y partido,

un número infinito de veces;

sin embargo, no he alcanzado el Despertar.

[22]

Los sufrimientos que padezco

para alcanzar el Despertamiento tienen un límite:

son como el sufrimiento de una incisión

hecha para evitar el mal de una infección profunda.

[23]

Los médicos curan, también, las enfermedades

con tratamientos desagradables;

hay, pues, que aguantar pequeñas contrariedades

para triunfar de sufrimientos múltiples.

[24]

Pero el Médico Supremo no utiliza

tales tratamientos ordinarios.

Cura innumerables enfermedades graves

con métodos extremadamente suaves.

[25]

El Guía ha dicho [que hay que] adiestrarse primero

en practicar la generosidad;

luego, tras habituarse a ella,

poco a poco, [adiestrarse] en hacer don incluso de su [propia]
carne.

[26]

Una vez que [uno] se ha vuelto capaz

de ver su cuerpo cual legumbre,

¿qué dificultad hay, entonces,

de hacer don de su propia carne?

[27]

[Una vez] las fechorías abandonadas, el dolor no estará
más presente.

La sabiduría [una vez] adquirida, el gozo ne faltará más,

pues las concepciones erradas y las fechorías

perjudican, respectivamente, al espíritu y al cuerpo.

[28]

[Al ser] el cuerpo dichoso gracias a los méritos,

y el espíritu, gracias a la sabiduría,

incluso si se manifiestan en el samsara por el bien de los
demás,

¿por qué los Compasivos serían contrariados?

[29]

Estos, por la potencia del espíritu de Despertamiento

agotan sus negatividades pasadas,

y porque amasan un océano de méritos

dichos están [ser] superiores a los Oyentes.

[30]

Viajando de gozo en gozo,

¿qué sabio se dejaría abatir?

Cabalgando el corcel del espíritu de Despertamiento

que ahuyenta la depresión y el cansancio?

[31]

Para cumplir el bien de los seres, es necesario reunir

[a] la aspiración, la estabilidad, el gozo y el reposo.

La aspiración se engendrada por la contemplación

de sus propios beneficios y por el miedo al sufrimiento.

[32]

Así, hay que abandonar los factores contrarios.

Por las fuerzas de la aspiración, la confianza en sí, el gozo,

el reposo, la diligencia y el control de sí.

hay que aplicarse a desarrollar la perseverancia.

[33]

Mis propias faltas, así como las de los demás,

son innumerables y debo triunfar sobre ellas.

Pasará un océano eras

para acabar cada una de ellas.

[34]

Pero si en mí mismo no veo ni siquiera una

parcela de esfuerzo para venir a acabarlas,

puesto que soy el teatro de tantos sufrimientos,

¿por qué mi corazón no estalla?

[35]

Mis propias cualidades y las de los demás

son numerosas, y debo realizarlas.

¿Debo meditar durante un océano de eras

familiarizarme con cada una de ellas?


Fuente: http://sambodhi.iespana.es/

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