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Shantideva – Bodhisattvacharyavatara VI: La paciencia (Versos 101-134)

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Shantideva

Bodhisattvacharyavatara

Homenaje a los Budas y los Bodhisattvas

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VI. La paciencia

[101]

Aquel que desea hacerme sufrir

es como una bendición proveniente de los Budas.

¿Cómo ponerme airado contra aquellos que cierran

las puertas de los reinos inferiores, para evitarme caer en ellos?

[102]

No es justo, tampoco, enojarme

contra aquel que me impide crear méritos.

Al no ser ninguna ascesis comparable con la paciencia,

¿no debería [acaso] ponerla en práctica?

[103]

Pero, si por mi propia culpa

no soy paciente hacia aquel,

no soy más que yo quien obstaculizo la práctica

de lo que es fuente de méritos.

[104]

Sin uno, el otro no acaece;

pero, cuando uno existe, el otro también.

¿Cómo decir que uno lo obstaculiza,

puesto que es la causa del otro?

[105]

El mendigo, en el momento en que se le da limosna,

no es un obstáculo a la generosidad.

Sería paradójico pretender que aquellos que la dan

son obstáculos a la ordenación!

[106]

Son numerosos en el mundo los mendigos,

pero aquellos que hacen el mal son raros.

Pues, si no he causado daño a los demás,

nadie me dañará.

[107]

El enemigo es como un tesoro aparecido dentro de mi casa

sin que haya tenido que proveer esfuerzo,

pues me ayudad en mis prácticas de Bodhisattva.

Debo, entonces, regocijarme [por el] que sea mi enemigo.

[108]

Como practico la paciencia gracias a él,

es justo que le ofrezca

los primeros frutos de esta práctica,

puesto que es él mismo quien es la causa.

[109]

«-Mi enemigo no es un objeto de veneración,

pues no tiene la intención de hacerme practicar la paciencia-».

El santo Dharma, digno de ser practicado,

tampoco la tiene: ¿por qué, pues, venerarlo?

[110]

«-Mi enemigo no es un objeto de veneración,

puesto que tiene la intención de perjudicarme-».

Si, igual a los médicos, se esforzara por ayudarme

¿cómo practicaría yo la paciencia?

[111]

Puesto que, así, la paciencia toma nacimiento

con respecto a un espíritu resueltamente hostil,

este, al ser entonces la causa de la paciencia,

es digno de ser venerado al mismo título que el santo Dharma.

[112]

«Es por esta razón que el campo de los seres

es un campo de Budas», ha dicho el Muni.

Muchos de aquellos que los han regocijado,

se han ido, así, más allá de la perfección.

[113]

Como la realización de la Budeidad proviene

tanto de los seres como de los Victoriosos,

¿por qué, entonces, honrar a los Victoriosos

pero no a los seres?

[114]

Sus intenciones no son de igual calidad,

pero, puesto que son iguales en cuanto a los frutos,

desde ese punto de vista, los seres conscientes tienen,
también, calidades.

Por esta razón, son iguales.

[115]

Los méritos obtenidos al venerar a aquel quien tiene

un espíritu lleno de amor, proviene de la profusión de los
seres.

Los méritos obtenidos por la fe en los Budas,

igualmente, proviene de la grandeza de los Budas.

[116]

Los seres ostentan, en parte, las causas para alcanzar la
Budeidad

y, desde este punto de vista, se los dice iguales a los Budas.

Sin embargo, ninguno de ellos es el igual a los Budas,

ilimitado océano de cualidades.

[117]

Para venerar a aquellos en quienes ha aparecido

la más mínima fracción de estas cualidades,

del Unico Emsamblaje de Calidades,

ofrendar los tres mundos no bastaría siquiera.

[118]

Entonces, puesto que todos los seres ostentan una parte
de las causas

de donde proceden las supremas calidades de los Budas,

y, puesto que por esta razón, les son comparables en parte,

es justo venerarlos.

[119]

Además, como son amigos fieles,

que no hacen un bien incomparable,

a menos de hacer felices a los seres,

¿de qué otro modo agradecer a los Budas?

[120]

Puesto que hacerles [el] bien paga a cambio aquellos que ofrecen

su cuerpo y entran en los peores infiernos,

me comportaré, entonces, impecablemente en todo,

incluso si los seres me infligen un daño considerable.

[121]

Puesto que, por los seres, aquel que es mi Maestro

no tiene ningún reparo ni siquiera por su propio cuerpo,

¿por qué mostrarme arrogante ante ellos, yo el ignorante?,

¿por qué no hacerme, totalmente, esclavo suyo?

[122]

Si ellos están dichosos, los Munis se regocijan.

¿Se los perjudica? Los Munis no están dichosos.

Complaciéndolos, es a los Munis que plazco;

dañándolos, es a los Munis que lo hago.

[123]

Como ningún objeto de los sentidos placería a mi
espíritu

si todo mi cuerpo estuviese abrasado por el fuego,

igualmente, cuando es hecho [el] mal a los seres sensibles,

no hay ningún medio de regocijar a los Grandes Compasivos.

[124]

Así, como he hecho daño a los seres,

que hoy, por mi confesión de cada una de las fechorías

que han provocado el desagrado de los Grandes Compasivos,

puedan los Munis perdonarme de haberlos disgustado.

[125]

Desde ahora, para complacer a los Tathagatas,

dominaré mi espíritu y serviré al mundo.

[Ya fuese que] el gentío me aplastase la cabeza y la golpeara,

y incluso cuando [en ello] arriesgase mi vida,

que pueda regocijar a los Protectores de los seres.

[126]

Aquellos cuya naturaleza es compasión, sin duda alguna

consideran a todos los seres como siendo ellos mismos.

¿Por qué no tengo respeto por estos Protectores

que vemos con el aspecto de seres?

[127]

He aquí lo que encanta a los Tathagatas;

he aquí lo que cumple perfectamente mi propio bien;

he aquí lo que, también, elimina los sufrimientos del mundo.

Es, pues, esto, lo que debo siempre cumplir.

[128]

Por ejemplo, aunque algunos hombres del rey

hagan daño a toda una muchedumbre de personas,

aquellos que ven lejos no devuelven los golpes,

incluso si son capaces de ello.

[129]

Perciben que aquellos no están solos,

pero que son apoyados por el poder del rey.

Igualmente, no debo subestimar

a los seres débiles que me hacen daño,

[130]

pues son, igualmente, apoyados por los guardianes

de los infiernos y todos los Grandes Compasivos.

Así, [igual] que el pueblo sirve a su ardiente rey,

debo hacer felices a todos los seres conscientes.

[131]

Incluso si el rey tal se airase,

¿produciría los sufrimientos de los infiernos

que voy a tener que padecer

por haber hecho desdichados a los seres?

[132]

Incluso si el rey estuviese contento,

no podría concederme el estado de Buddha,

que voy a poder alcanzar

por hacer dichosos a los seres.

[133]

¿Por qué no veo que haciendo felices a los seres,

no sólo en el porvenir obtendré la Budeidad,

pero también esta misma vida, la gloria,

la dicha y el renombre?

[134]

Por belleza, la salud y el renombre, que provienen

de la práctica de la paciencia en el transcurso de la existencia
cíclica,

mi vida será muy larga y obtendré

los goces, inmensos, de un monarca universal.


Fuente: http://sambodhi.iespana.es/

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