Una de las prácticas budistas, que atrae la creciente atención de investigadores del estrés y de terapeutas, es la meditación de atención plena.
Tal vez se subestima la gravedad del estrés crónico porque se ha convertido en un fenómeno muy común. Mucha gente tiene la sensación de estar bajo presión permanentemente y de no poder descansar. Unos buscan compensación en el deporte, otros en la relación de pareja o en la iglesia. Algunos buscan ayuda en el budismo, que para los occidentales es más una filosofía de vida que una religión y en la que la meditación desempeña un papel central.
En el Centro Budista de Berlín, quien abre la puerta no es un monje tibetano, sino Nadia Wyder. Una vez por semana da clases de introducción en el budismo, y al final todos los participantes meditan en grupo. El centro sigue el linaje Karma Kagyu, una subescuela de una de las cuatro grandes escuelas del budismo tibetano. La rama se llama a sí misma Budismo Camino del Diamante.
Una de las prácticas budistas, que atrae la creciente atención de investigadores del estrés y de terapeutas, es la meditación de atención plena. «El entrenamiento de la atención plena es un componente de todas las escuelas», explica Wyder. «Generalmente, escuchamos un murmureo interior del que no nos damos cuenta conscientemente».
La meditación tiene por objetivo mantener la mente en un mismo sitio, lo que se puede hacer concentrándose en la respiración, por ejemplo. «Suena fácil, pero es difícil». La persona que medita pasa por cuatro fases: focalizar, desconcentrar, constatar la desconcentración y refocalizar. Con el tiempo, se aprende así a tomar distancia de los malos sentimientos. «Uno entiende que todos los sentimientos son pasajeros», dice Wyder.
Esta forma de meditación también le interesa al psicólogo Ulrich Ott, de la Universidad de Giessen. «La investigación de esta práctica meditativa se ha incrementado enormente en los últimos años», dice Ott. El programa de meditación clínica MBSR ya tiene una amplia difusión. «Tiene su origen en la tradicción budista, pero es filosóficamente neutral», señala el especialista.
La meditación no sólo es un método para reducir el estrés, sino que sobre todo previene el estrés que uno mismo genera. «Con la meditación se aprende a notar el desvío hacia determinados pensamientos y a reaccionar con ecuanimidad para desapegarse del sentimiento negativo», explica Ott. «Es como si usted estuviese apagando poco a poco pequeñas llamas que quieren avivarse dentro de Usted». Así surge una especie de vacío entre impulso y reacción. «Usted siente con mayor precisión lo que está pasando en su interior, pero ahora tiene la libertad de reaccionar de forma no inconsciente». El fin último es la felicidad personal. «La vida se vuelve más fácil».
Al principio, no parece fácil llegar a ese punto. «El objetivo de la meditación no es la relajación, sino la liberación y la iluminación», explica Wyder. «Sin embargo, mediante el trabajo con la mente uno se relaja y esto repercute en el cuerpo, desde luego». De esta manera, el budismo es también una fuente de inspiración para otras especialidades.
«A través de la atención plena, las formas de meditación budistas dan importantes impulsos a las técnicas de relajación y a la psicoterapia, dice el psicoterapeuta Björn Husmann. Por esto, las técnicas de autorrelajación o de relajación progresiva parecen haber perdido algo de protagonismo en los últimos años, según ha constatado el especialista.
«Lo que todavía es un interrogante es saber cómo repercute en el cerebro la experiencia de ser consciente de que el yo y el mundo no están separados», explica Ott. Investigadores habrían detectado en monjes del entorno del Dalai Lama ondas cerebrales en un espectro de frecuencias alto con una intensidad nunca antes observada. «Sin embargo, para saber qué son estados de iluminación todavía hacen falta investigaciones». (DPA)
– Fuente : www.rionegro.com.ar
