Dentro de la cultura tibetana, es tradicional el regalo de una mascada de seda blanca al mentor espiritual, el amigo o visitante, así como al discípulo por parte de su maestro como un signo de bendición y aprobación.
La Khata o mascada ceremonial es fundamentalmente una muestra de civilidad esencial, un gesto de ofrenda de bienvenida y de intercambio cortes entre dos personas. Está presente en todas las ceremonias, grandes o pequeñas, públicas y privadas. Es usualmente de color blanco, en ocasiones anaranjada o amarillo dorada y en Mongolia de color azul cielo.
Debido al hecho de que los tibetanos son bien conocidos por su pragmatismo y la sutileza de sus costumbres, la entrega o regalo de la Khata obedece a un código que es más rico de lo que al principio aparenta. En una sociedad en donde la etiqueta ha siempre sido importante -al punto que en el pasado era posible determinar el estatus social de una persona por la altura del trono o las alfombras sobre las que se sentaba- el ritual de la Khata es de enorme relevancia.
Las mascadas más bellas están elaboradas de la más finas sedas, suaves, esponjadas, largas y deshiladas en sus extremidades. La formula sagrada de la plegaria o mantra nacional del Tibet: Om Mani Padme Hum (en mi yace la naturaleza del despertar) así como de los ocho símbolos auspiciosos del Budismo tibetano (el parasol de la victoria, el paraguas de protección, la concha, el nudo infinito, los peces, el ánfora de la larga vida, la flor de loto y la rueda del Dharma o doctrina Budista) son hilados en complejos patrones en la tela. La mascada ceremonial mide, en sus versiones más elaboradas, más de 3 metros de largo por 30 cm. de ancho, generalmente reservada exclusivamente para el uso de los dignatarios religiosos y políticos más importantes. La mascada ordinaria es menor en tamaño y puede ser de seda, algodón e inclusive materiales sintéticos. Con el paso del tiempo la Khata se ha transformado en un símbolo de un símbolo, no obstante, se trata de un objeto aún hoy popularmente utilizado para mostrar respeto y devoción a las figuras búdicas del amplísimo panteón del Budismo Tántrico tibetano así como un medio de bienvenida y símbolo de respeto para maestros, amigos y familiares. Es común encontrar cientos de estas mascadas ceremoniales a los pies de las estatuas de Budas en los monasterios tibetanos, arrojadas como un testimonio devocional por los viajeros tibetanos durante su peregrinar religioso.
El intercambio de la Khata es gobernado por un estricto código ritual. En la parte más elevada de la escala, generalmente reservada a altos líderes espirituales y dignatarios civiles, la mascada es entregada con las manos unidas en la postura de la plegaria tocando a la frente e inclinando al cuerpo en el gesto de la reverencia como muestra de respeto y de buenas intenciones. Si la Khata es devuelta al individuo, éste la guarda como un símbolo de bendición o como una especie de talismán. Si el interlocutor le ofrece a la persona otra mascada como respuesta a la recibida se interpreta como un signo de protección acompañado de buenos deseos.
Los Tibetanos a lo largo del tiempo y producto de su gran devoción por las enseñanzas budistas, han logrado crear una sociedad muy bella, que guarda sus costumbres y usanzas ancestrales, transformando así, a la experiencia de la vida diaria en una práctica de celebración ritual, donde cada acto es un acto lleno de total presencia y buenos deseos.
Por: Tony Karam
Fuente : www.casatibet.org.mx
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