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El único superviviente ‘natural’ de la bomba de Hiroshima

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ginkgo_biloba.jpgElena Hornillo, Madrid. El 6 de agosto de 1945 caía sobre Hiroshima la primera bomba atómica que se usaba como arma de guerra. En la ciudad nipona morían al instante 140.000 personas, cifra que fue aumentando en los días siguientes hasta llegar a alrededor de 350.000. Los edificios quedaron arrasados y la devastación fue casi total. A apenas un kilómetro del epicentro de la explosión sobrevivía un árbol, el Ginkgo Biloba, que apenas un año después brotaba de nuevo como si nada hubiese pasado.

«Es un árbol de otra época» dice Mariano Sánchez del Real Jardín Botánico de Madrid en una conversación telefónica. «Eso explica que no tenga ni plagas, ni enfermedades ni hongos de la madera, los tres problemas principales de los árboles» y, sobre todo, que aguantase la radiación y las temperaturas extremas que se registraron en Hiroshima aquel 6 de agosto. «Se trata de una especie única, no tiene parientes vivos» cuenta Sánchez, «y especialmente longeva, se supone que podría alcanzar los 1.000 años».

El Ginkgo Biloba era y es un árbol sagrado en China y Japón, se le conoce como portador de esperanza. Su origen se remonta al periodo pérmico, hace alrededor de 270 millones de años, y se hubiese extinguido de no ser considerado un árbol mitológico digno de ser conservado en los templos budistas asiáticos. Fue allí donde se mantuvo, extinguiéndose por completo en la naturaleza. Fue en uno de esos templos budistas, el de Housenbou, donde sobrevivió a la bomba atómica junto con otros pocos ejemplares de su especie que se encontraban algo más alejados del epicentro. En la primavera de 1946, menos de un año después de la explosión, brotó de nuevo y aún hoy se mantiene vivo. Tiempo después, cuando se reconstruyó el templo, se remodelaron las escaleras de acceso formando una U para mantener intacto el ejemplar superviviente. En su pie hay una inscripción en la que puede leerse: «No más Hiroshima»

Actualmente el ejemplar más antiguo se encuentra en Inglaterra, en el Jardín Botánico de Kew , y tiene entre 230 y 240 años. En Madrid, pueden verse en la Capitanía General, el parque del Oeste o el Jardín Botánico.


Fuente: www.elpais.com




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