Una sensación de insatisfacción lo llevó a la búsqueda que culminaría con el encuentro del budismo, en la región de India y Nepal para convertirse en el imprescindible traductor de grandes maestros, como Dalai Lama, uno de los líderes religiosos más importantes en el mundo.
Gerardo Abboud, nació en Buenos Aires en 1945, estudió ingeniería industrial en la universidad de Buenos Aires; después de poco más de un año de trabajar en la fábrica de autos Ford, pensó que debía hacer un viaje; realmente no sabía a dónde, pero la sensación de insatisfacción, el hecho de pensar en una vida “normal” en la que hay que trabajar para comprar un auto, una casa; en fin lo que comúnmente las personas hacen, fueron motivos que lo llevaron a viajar.
Primero a Estados Unidos, luego a Londres en donde se compró un pequeño auto que lo llevó a conocer otras tierras como Marruecos, Libia, Líbano, Siria, Estambul, Turquía, Irán y Afganistán; en Nepal empezó a escuchar del budismo, no sabía absolutamente nada, no tenía antecedentes de la cultura oriental. En ese tiempo, mucha gente iba a India, era una ruta más o menos común: “claro, no todos iban a buscar la cosa espiritual”, dice sonriente. Se dio cuenta que había algo profundo que descubrir, “debe haber algo dentro de nosotros”, pensaba.
En India comenzó a estudiar el tibetano, vivió en la casa de su maestro por un espacio de ocho meses y ahí aprendió muy rápido porque nadie hablaba inglés, entonces lo llamaban para traducir a algún extranjero que llegaba. Fue así como empezó a traducir y fueron las enseñanzas y la necesidad espiritual las que lo llevaron a permanecer allá por catorce años. Encontró que quedarse allá era más significativo para su vida, que volver a su medio.
Habla español, inglés y tibetano; ser traductor fue una misión que llegó por las circunstancias no necesariamente era ese su plan, y jamás imaginó que algún día llegaría a ser el intérprete de Dalai Lama. Antes ha traducido a muchos Lamas cuyo mensaje principal es el budismo. “A diferencia de otros Lamas, la experiencia de traducir los mensajes de Dalai Lama es extraordinaria, pues este personaje es distinto, es una figura de Estado, un referente internacional quizás el más importante del mundo”, afirma.
Acompañar a un líder religioso como Dalai Lama invita a presenciar rostros transfigurados por la sola presencia de un hombre que arranca las lágrimas de solo mirarlo, pues su sola presencia trasciende el mensaje. Gerardo además de intérprete, es testigo de cómo las multitudes de todas las clases sociales van al encuentro de ese ser espiritual, que lo mismo visita a ministros de Estado, presidentes, que grupos minoritarios y étnicos.
Actualmente este experimentado traductor vive en Argentina con su esposa y sus dos hijas, aunque viaja unas cuatro o cinco veces al año para traducir a algunos lamas en diferentes partes del mundo y dictar sus propias conferencias. Abboud visitó nuestra ciudad invitado por la Casa Tibet para impartir una conferencia y un seminario hace unos días, en la que el tema central fue el camino contemplativo de práctica a través de la importancia de las cualidades humanas. El budismo es el tema recurrente en las conferencias de Gerardo, pues señala que es enseñanza, es saber quiénes somos, conocer nuestras emociones que junto con la ignorancia son la causa de las aflicciones y lo que impide ser feliz. Los apegos, la competencia, los orgullos los odios, los rencores son males del mundo no sólo en estos tiempos, y el budismo es para este intérprete el antídoto de estos males. “Cuando uno practica el budismo se aleja del mundo, en realidad percibe y se relaciona con el mundo de una manera y una perspectiva distinta, una perspectiva que refleja mucho más la naturaleza pura, lo que realmente somos”, menciona. Está anunciada ya en septiembre de este año la próxima visita de Dalai Lama a nuestro país a la que desde luego está asignado Gerardo Abboud.
Con información de María del Refugio Reynozo Medina
Fuente: www.milenio.com