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Lao Tse – Tao Te King (LXI – LXX )

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LXI

Un gran reino es un cauce profundo

hacia el que todo fluye.

Es la hembra del mundo.

La hembra, por su quietud, vence al macho y permanece abajo.

Un gran reino se humilla ante el pequeño,

y así lo posee.

Un reino pequeño se humilla ante el grande,

y así se engrandece.

Uno vence humillándose

y el otro quedando abajo.

El gran reino desea reunir y criar.

El pequeño reino desea servir.

Para provecho de ambos y el logro de sus deseos,

el más grande debe mantenerse abajo.

LXII

El Tao es lo más profundo de todos los seres.

Es el tesoro del hombre bueno,

y el amparo del que no es bueno.

Las bellas palabras ganan honores,

los bellos actos elevan al hombre.

Así, al coronarse un emperador, y nombrar a sus tres

ministros,

mejor que llevar jade en las manos,

y presentar la cuadriga,

vale más cumplir con Tao.

Los antiguos estimaban a Tao porque quien busca su

posesión, aleja la culpa.

Pero esto, es lo más valioso del mundo.

LXIII

Actuar y no actuar,

realizar y no realizar,

sabroso e insípido,

grande y pequeño,

mucho y poco,

en todo rige la virtud.

Acomete la dificultad por su lado más fácil.

Ejecuta lo grande comenzando por lo más pequeño.

Las cosas más difíciles se hacen siempre abordándolas

en lo que es más fácil,

y las cosas grandes en lo que es más pequeño.

El sabio no emprende grandes cosas,

y en ello está su propia grandeza.

El que promete a la ligera

merece poco crédito.

El que todo lo encuentra fácil

difícil le será todo.

Por esto, el sabio en todo considera la dificultad,

y en nada la halla.

LXIV

Lo que está en reposo es fácil de retener.

Lo que no ha sucedido es fácil de resolver.

Lo que es frágil es fácil de romper.

Lo que es menudo es fácil de dispersar.

Prevenir antes de que suceda,

y ordenar antes de la confusión.

El árbol que casi no puede rodearse con los brazos,

brotó de un germen minúsculo.

La torre de nueve pisos,

comenzó por un montón de tierra. El viaje de mil [ li ],

empezó con un paso.

Quien actúa, fracasa.

Quien tiene, pierde,

Por esto, el sabio nada hace y no fracasa;

nada posee, y nada pierde.

El hombre suele malograr la obra cuando va a concluirla.

Cuidando del final como del principio,

ninguna obra se perdería.

Por esto, el sabio aspira a no desear nada

y a despreciar lo valioso.

Aprende a no aprender,

regresa por el camino que los demás ya han recorrido,

y así, sin atreverse a obrar,

favorece la evolución natural de todos los seres.

LXV

Los antiguos que seguían el Tao

no esclarecían con ello al pueblo;

lo conservaban, por el contrario, en su sencillez.

Si un pueblo es difícil de gobernar,

es culpa de los avispados.

Quien gobierna con la inteligencia

arruina el Estado.

Quien gobierna sin servirse de la astucia

enriquece el Estado.

Conocer estas dos cosas

es conocer la verdadera norma.

Conocer esta norma

es poseer la misteriosa virtud.

La misteriosa virtud es profunda y extensa;

es lo inverso a todas las cosas,

pero por ella todo se armoniza.

LXVI

Los ríos y los mares son los reyes de los Cien Valles

porque se mantienen abajo.

Por esto, pueden ser reyes de todos los valles.

Así, el sabio que quiere ser superior al hombre

se rebaja en sus palabras.

Para ser la cabeza del pueblo,

se queda atrás.

Así, el sabio permanece arriba

y el pueblo no siente su peso.

Conserva el primer puesto

y no molesta al pueblo.

Todo el mundo lo alza con entusiasmo sin cansarse

de él.

Como a nadie combate

nadie le ataca.

LXVII

En el mundo todos dicen que soy grande

y no lo parezco.

Porque soy grande

no lo parezco.

Si lo pareciera hubiera dejado de serio,

y hace mucho tiempo que sería pequeño.

Poseo tres tesoros que guardo:

el primero es amor,

el segundo es moderación,

el tercero es humildad.

Por el amor puedo ser valeroso.

Por la moderación puedo ser generoso.

Por la humildad puedo ser el primero.

Pero sin amor no se puede ser valeroso,

sin moderación no se puede ser generoso,

sin humildad no se puede ser el primero.

De otro modo se camina a la muerte.

Quien ataca con amor, vence.

Quien se defiende con amor, es firme.

Quien por el cielo es salvado, le protege el amor.

LXVIII

El buen militar no es belicoso

El buen guerrero no es irascible.

El buen vencedor evita la guerra

El buen conductor de hombres,

Esta es la virtud de no-combatir

para poder conducir a los hombres.

Este es el modo más perfecto

de unirse a la norma del cielo.

LXIX

Dice un viejo proverbio militar:

«Es preferible ser huésped que anfitrión.

Es preferible retroceder un pie

que avanzar una pulgada».

A esto se llama

progresar sin avanzar,

rechazar sin usar los brazos,

replicar sin herir,

y vencer sin armas.

No hay peligro mayor

que desestimar al enemigo.

Así se arriesga el tesoro.

Por esto, el ejército más afligido por la guerra,

alcanza la victoria.

LXX

Mis palabras son fáciles de comprender

y fáciles de practicar.

Pero nadie en el mundo las comprende,

nadie las practica.

Mis palabras tienen su fundamento

y los actos tienen su dueño.

Pero nadie los conoce y nadie me conoce a mí.

Raros son los que siguen

y éste es el máximo valor.

El sabio oculta bajo pobres vestidos

piedras preciosas en su pecho.


Fuente: www.meditacionvipassana.com

lao-tse.gifLao-Tsé, también llamado Lao Tzu, Lao Zi, Laozi o Laocio («Viejo Maestro» en chino). Es una figura cuya existencia histórica se debate, es uno de los filósofos más relevantes de la civilización china. La tradición china establece que vivió en el siglo VI a. C., pero muchos eruditos modernos argumentan que puede haber vivido aproximadamente en el siglo IV a. C., durante el período de las Cien escuelas del pensamiento y los Reinos Combatientes. Se le atribuye haber escrito el Dào Dé Jing o Tao Te Ching , obra esencial del taoísmo. De acuerdo con este libro, Dao o Tao («el Camino») puede verse cómo el cambio permanente y éste es la verdad universal. Dentro de las dudas sobre su existencia y la etapa histórica en la que vivió, se cree que pudo ser contemporáneo de Confucio.

Su famosa obra, el Dào Dé Jing, ha tenido enorme influencia en China. Es un tratado místico que cubre muchas áreas de la filosofía, desde la espiritualidad individual hasta las técnicas de buen gobierno.

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