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La historia del Maestro Zen Seung Sahn

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La historia del maestro Seung Sahn

El Maestro Zen Seung Sahn nació en 1927 en Seun Choen, Corea del Norte. Sus padres eran cristianos protestantes.

En aquel tiempo, Corea estaba bajo el severo control militar de los japoneses, y toda libertad política y cultural había sido brutalmente reprimida. En 1994, Soen-Sa se unió al movimiento clandestino para la independencia de Corea. A los pocos meses fue apresado por la policía japonesa y se libró por muy poco de la pena de muerte. Tras ser puesto en libertad, él y dos amigos suyos robaron varios miles de dólares a sus padres y cruzaron la fuertemente vigilada frontera de Manchuria en un fracasado intento de unirse al Ejército libre de Corea.

En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, mientras entudiaba filosofía occidental en la Universidad de Dong Guk, la situación en Corea del Sur se volvió cada vez más caótica. Un día Soen-sa llegó a la conclusión de que no podría ayudar a la gente a través de sus actividades políticas o de sus estudios académicos. Así que se afeitó la cabeza y se fue a las montañas haciendo la promesa de no volver hasta que no hubiera alcanzado la verdad absoluta.

Durante tres meses estudió las escrituras de Confuncio, pero no le satisfacieron. Entonces un amigo, que era monje en un pequeño templo de la montaña, le dio el Sutra del Diamante y se encontró por primera vez con el Budismo. «Todas las cosas que aparecen en este mundo son transitorias. Si ves todas las cosas que aparecen como si nunca hubieran aparecido, entonces comprenderas tu verdadero ser.» Cuando leyó estas palabras su mente se volvió clara. Durante las siguientes semanas leyó muchos sutras. Finalmente dicidió convertirse en un monje budista y fue ordenado en Octubre de 1948.

Soen-sa ya había comprendido los sutras. Se dio cuenta de que lo único importante ahora era practicar. Así que, diez días después de su ordenación, se adentró más en las montañas y empezó un retiro de cien días en la Montaña Won Gak (la Montaña de la Perfecta Iluminación). Solamente comía hojas de pino secas y pulverizadas. Durante veinte horas al día cantaba el Gran Dharani de la Energía Original de la Mente. Varias veces al día tomaba baños de agua helada. Era una práctica muy rigurosa.

Pronto fue asaltado por las dudas. ¿Por qué era ese retiro necesario? ¿Por qué tomar medidas extremas? ¿No podría bajar a un pequeño templo en un valle tranquilo, casarse como un monje japonés y alcanzar la iluminación gradualmente en el seno de una familia feliz? Una noche estos pensamientos se volvieron tan fuertes que decidió marcharse y empaquetó sus pertenencias. Pero la mañana siguiente su mente estaba más clara y las desempaquetó. Unos días más tarde volvió a ocurrir lo mismo. Y durante las semanas siguientes empaquetó y desempaquetó nueve veces.

Habían pasado cincuenta días y el cuerpo de Soen-sa se encontraba muy exhausto. Cada noche tenía visiones terroríficas. Aparecían demonios de la oscuridad y le hacían gestos obscenos. Vampiros se arrastraban tras él y rodeaban su cuello con sus fríos dedos. Enormes escarabajos roían sus piernas. Tigres y dragones permanecían frente a él rugiendo. Se encontraba sumido en un terror constante.

Esta situación continuó durante un mes, luego las visiones se transformaron en visiones de gozo. A veces Buda venía y le enseñaba un sutra. En ocasiones aparecían Bodhisattvas con trajes preciosos y le decía que iría al cielo. Otras veces caía exhausto y Kwan Se Um Bosal le despertaba gentilmente. Al cabo de ochenta días su cuerpo estaba fuerte. Su piel se había vuelto verde por las agujas de pino.

Un día, una semana antes de que su retiro terminara, Soen-sa estaba caminando fuera, cantando y manteniendo el ritmo con su moktak. Repentinamente dos muchachos, de once o doce años, aparecieron a cada uno de sus lados e hizieron una reverencia. Iban vestidos con hábitos de muchos colores y sus caras eran de una belleza no terrenal. Soen-sa estaba muy sorprendido. Su mente se encontraba fuerte y perfectamente clara, ¿cómo podían haberse materializado esos demonios? Siguió avanzando por el estrecho sendero de montaña y los dos muchachos le siguieron, caminando directamente a través de las rocas a cada lado del sendero. Caminaron juntos en silencio durante media hora, entonces, de vuelta al altar, cuando Soen-sa se alzó de su reverencia habían desaparecido. Esto ocurrió cada día durante una semana.

Finalmente llegó el día número cien. Soen-sa estaba fuera cantando y golpeando el moktak. De pronto su cuerpo desapareció, y se encontró en es espacio infinito. Desde muy lejos podía escuchar los golpes del moktak y el sonido de su propia voz. Permaneció en este estado durante algún tiempo. Cuando retornó a su cuerpo entendió. Las rocas, elío, todo lo que podía ver, todo lo que podía oír, todo eso era su verdadero ser. Todas las cosas son exactamente como son. La verdad es simplemente así.

Soen-sa durmió muy bien aquella noche. Cuando despertó a la mañana siguiente vio a un hombre subiendo la montaña y luego algunos cuervos que salían volando de un árbol. Escribió en siguiente poema:
El camino al pie de la Montaña Won Gak
no es el camino actual.
El hombre que sube con su mochila
no es un hombre del pasado.
Toc, toc, toc…sus pisadas
traspasan el pasado y el presente.
Cuervos afuera del árbol.
Cuac ,cuac, cuac.

Poco después de bajar de la montaña encontró al Maestro Zen Ko Bong, cuyo maestro había sido el Maestro Zen Mang Gong. Ko Bong tenía la reputación de ser el Maestro Zen más brillante de Corea y uno de los más severos. Es esa época enseñaba sólo a laicos; los monjes, decía, no eran lo suficientemente ardientes para ser buenos estudiantes Zen. Soen-sa quería probar su iluminación con Ko Bong, así que se acercó a él con un moktak y dijo, «¿Qué es esto?» Ko Bong cogió el moktak y lo golpeó. Esto fue exactamente lo que Soen-sa esperaba que hiciera.

Soen-sa dijo entonces, «¿Cómo debería practicar el Zen?»

Ko Bong dijo, «Un monje le preguntó una vez al Maestro Zen Jo-ju, ‘¿Por qué vino Bodhidharma a China?’ Jo-ju respondió, ‘El pino en el jardín’ ¿Qué significa esto?

Soen-sa comprendió pero no supo cómo responder. Dijo, «No lo sé»

Ko Bong dijo, «Sólo mantén esta mente que no sabe. Esta es la verdadera práctica Zen.»

Esa primavera y verano Soen-sa hizo principalmente trabajo Zen. En otoño se sentó en una sesión de meditación de cien días en el monasterio de Su Dok Sa, donde aprendió el lenguaje Zen y el combate Dharma. Durante el invierno, empezó a percibir que los monjes no estaban practicando lo suficientemente duro, así que decidió ayudarles un poco. Una noche, mientras estaba de guardia (había habido algunos robos), tomó todos los cazos y paellas y los dispuso en un círculo en el jardín. A la noche siguiente vovió el Buda del altar principal hacia la pared y tomó el inciensario, que era un tesoro nacional, y lo colgó de un árbol placaminero en el jardín. A la mañana siguiente todo el mundo estaba alborotado. Corrían rumores sobre ladrones lunáticos, o dioses que venían de las montañas para advertir a los monjes que debían practicar más fuertemente.

La tercera noche, Soen-sa fue a los alojamientos de las monjas, tomó setenta pares de zapatos y los puso frente a la habitación del Maestro Zen Dok Sahn, dispuestos como en una tienda de zapatos. Pero, esta vez, una monja se levantó para ir al baño y, echando en falta sus zapatos, despertó a todas las monjas. Soen-sa fue sorprendido. Al día siguiente fue llevado a juicio. Como la mayoría de los monjes votaron a favor de darle otra oportunidad (las monjas estaban contra él por unanimidad), no fue expulsado del monasterio. Pero tuvo que disculparse formalmente ante todos los monjes de alto grado.

Primero fue a Dok Sahn e hizo una reverencia. Dok Sahn dijo, «Mantén el buen trabajo.»

Después fue a la monja principal. Ella le dijo, «Joven, has creado demasiada confusión en este monasterio.» Soen-sa rio y dijo, «El mundo entero está completamente confuso. ¿Qué puede hacer usted?» Ella no pudo responder.

El siguiente fue el Maestro Zen Chung Song, quien era famoso por sus salvajes acciones y por su obsceno lenguaje. Soen-sa hizo una reverencia y dijo, «He matado a todos los Budas del pasado, del presente y del futuro. ¿Qué puede hacer usted?»

Chung Song dijo, «¡Ajá!» y miró profundamente a los ojos de Soen-sa. Después dijo, «¿Qué viste?»

Soen-sa dijo, «Usted ya lo entiende»

Chung Song dijo, «¿Eso es todo?»

Soen-sa dijo,» Hay un cuco trinando en el árbol, fuera de la ventana.»

Chung Song rió y dijo, «¡Ajá!» Hizo varias preguntas más, las cuales respondió Soen-sa sin ninguna dificultad. Finalmente Chung Song dio un salto y bailó alrededor de Soen-sa gritando, «¡Estás iluminado! ¡Estás iluminado!» La noticia se extendió rápidamente, y la gente empezó a entender los acontecimientos de los días anteriores.

El 15 de enero terminó el retiro y Soen-sa se marchó a ver a Ko Bong. De camino a Seul mantuvo entrevistas con el Maestro Zen Keum Bong y el Maestro Zen Keum Oh. Ambos le dieron el inka, el sello de validación del gran despertar de un estudiante Zen.

Soen-sa llegó al templo de Ko bong vestido con sus viejos y remendados vestidos de retiro y llevando una mochila. Hizo una reverenciaa Ko Bong y dijo, «Todos los Budas resultaron ser un montón de cadáveres. ¿Hacemos un funeral?»

Ko Bong dijo, «¡Demuéstralo!»

Soen-sa cogió su mochila y sacó una jibia seca y una botella de vino. «Aquí están los restos de la fiesta del funeral.»

Ko Bong dijo, «Entonces ponme un poco de vino.»

Soen-sa dijo, «De acuerdo. Deme su vaso.»

Ko Bong alargó la palma de su mano.

Soen-sa la golpeó con la botella y dijo, «¡Eso no es un vaso, es su mano!» Después puso la botella en el suelo.

Ko Bong rio y dijo, «No está mal. Estás casi listo. Pero tengo unas cuantas preguntas para ti.» Y empezó a preguntarle a Soen-sa los más difíciles de entre los mil setecientos kong-ans tradicionales. Soen-sa respondió sin estorbos.

Entonces Ko Bong dijo, «Está bien, una última pregunta. El ratón come comida de gato, pero el cuenco del gato está roto. ¿Qué significa esto?»

Soen-sa dijo, «El cielo es azul, la hierba verde.»

Ko Bong negó con la cabeza y dijo, «No.»

Soen-sa quedó desconcertado. Nunca antes se había equivocado con una pregunta Zen. Su cara empezó a ponerse roja mientras daba una respuesta «así» detrás de otra. Ko Bong continuó negando con la cabeza. Finalmente Soen-sa explotó con ira y frustración. «¡Tres Maestros Zen me han dado el inka! ¡¿Por qué dice que estoy equivocado?!»

Ko Bong dijo, «¿Qué significa? Dímelo.»

Durante los siguientes cincuenta minutos, Ko Bong y Soen-sa permanecieron sentados uno enfrente del otro, encorvados como dos gatos. El silencio era eléctrico. Entonces, de repente, Soen-sa obtuvo la respuesta. Fue «así simplemente.»

Cuando Ko Bong la oyó se le humedecieron los ojos y la cara se le llenó de alegría. Abrazó a Soen-sa y dijo, «Tú eres la flor; yo soy la abeja.»

El 25 de enero de 1949 Soen-sa recibió de Ko Bong la Transmisión del Dharma, convirtiéndose así en el Setenta y ochoavo Patriarca en esta línea de sucesión. Fue la única transmisión que Ko Bong dio en su vida.

Después de la ceremonia, Ko Bong le dijo a Soen-sa, «Tienes que mantener silencio durante los próximos tres años. Eres un hombre libre. Nos encontraremos de nuevo dentro de quinientos años.»

Ahora Soen-sa era un Maestro Zen. Tenía veintidós años.

maître Zen Seung Sahn
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Fuente: www.mallorcaweb.net

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