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Sembrando Sonrisas

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sri_lanka.gif El joven Óscar Sánchez Castañón, de 33 años y natural de Zafra (Badajoz), ha puesto en marcha el proyecto ‘Sembrando Sonrisas’ que desarrolla por diferentes lugares del mundo con la finalidad de «intentar mejorar la vida de los niños en países subdesarrollados».

Su periplo comenzó hace «más de dos años» por Centroamérica, en los países de Nicaragua, Guatemala, México, Honduras, etcétera; Caribe, en países como Haití, Cuba y República Dominicana; y Asia, pasando por India; y actualmente en Sri Lanka, según informaron fuentes cercanas a este joven segedano en nota de prensa.

Óscar Sánchez Castañón, protésico dental de profesión, dejó «todo» para comenzar su proyecto y «sin el paraguas de ninguna agencia de cooperación», con su patrimonio personal y el de amigos, instituciones, medios de comunicación y demás empresas locales puso en marcha lo que él denomina «‘pequeños-grandes proyectos'».

Así, cuando en «cualquier rincón del mundo» encuentra «un problema» se pone a trabajar en él y con «pequeñas» ayudas de amigos consigue «sacar adelante todo tipo de ‘pequeños-proyectos’ que van «desde pequeñas casas de madera para niños víctimas de abusos sexuales en Nicaragua hasta «la compra de una búfala para una familia que vive en la calle de la India, comprar zapatos para niños abandonados en Mexico o comprar semillas para hacer huertos en el sur de la India».

Su máxima es «ayudar directamente a todo el que encuentra en su camino», explica la nota. Sus dos años le han llevado a la Fundación Vicente Ferrer de la India donde ha preparado a disminuidos físicos y psíquicos para las paraolimpiadas, su último trabajo.

Óscar Sánchez trabaja «de manera especial» con niños con problemas de psicomotricidad y disminuidos psíquicos que son, «los pobres de los pobres en los países subdesarrollados, muchos de ellos abandonados por sus padres a su suerte».

Actualmente Óscar está recorriendo en bicicleta Sri Lanka. Su experiencia personal le ha llevado a una «conclusión vital», que «la pobreza no es, no tiene por qué, ser sinónimo de tristeza, todo lo contrario». «He visto más personas tristes en España que en el resto del mundo pobre; se puede vivir sin comida, con enfermedades, pero con una sonrisa», explica el joven.


Fuente: www.20minutos.es




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