Todas las religiones en la India logran convivir en armonía, sin interferir ni boicotear las costumbres de otros. No obstante, si bien el país por si solo es lo suficientemente exótico y deslumbrante, también llega a ser muy injusto y hasta chocante.

India quizás es el país más diverso a nivel mundial. No sólo por su extravagante gama cultural que la hace ser única, sino por su gran influencia religiosa. Incluso caminando por sus grandes avenidas se puede dimensionar su alto nivel de religiosidad con sus glamorosos y gigantes templos y mezquitas, o bien con sus eternas y sacrificadas caminatas que se realizan a la orden del día. Acá, el concepto ateo sencillamente no existe.
La ciudad de Haridwar, ubicada al norte de India cuenta con uno de los ríos más sagrados del país, El Ganges. Habitantes de la zona, e incluso de las ciudades aledañas, se reúnen todos los días a las cuatro de la mañana y a las seis de la tarde, para presenciar la ceremonia del amanecer y atardecer. Sin importar de qué clase social provengan, miles de hindúes se sumergen a diario en sus heladas aguas como una forma de venerar a sus dioses y de asegurarse que serán bendecidos en ese día.
Hombres que deciden dejar la vida que les tocó porque simplemente no les gustó, y optan por caminar sin cesar con una llamativa vestimenta de naranjo fluorescente, son tratados con el máximo de los respetos. Ellos son los Sadhus, que con larguísimas barbas y melenas, reciben de la gente comida y dinero sin que se les pida nada a cambio. La idea es que puedan seguir su camino y encontrar la iluminación divina que tanto buscan.
Todas estas religiones, con sus máximas expresiones, logran convivir en armonía, sin interferir ni boicotear las costumbres de otros. No obstante, si bien India por si sola es exótica, también llega a ser muy injusta a la vez. “El fanatismo religioso de mi país se debe a la gran variedad de religiones que viven juntas. El punto malo es lo que sucede con los intocables, aunque hoy se están haciendo cosas para ayudarlos”, explica Neeraj Mohammad, de religión Hinduista.
Las castas es la forma en que los indios dividen su sociedad desde el año 1500 A.C. y que son estipuladas y detalladas en los mismos libros sagrados del Hinduismo. Pese a los miles de años trascurridos, es algo que aún hoy determina su destino.
Muchos de ellos se pasean con sus hijos enfermos y aclaman por alguna moneda. Sin embargo, son unos pocos quienes se detienen para darles dinero, pero la gran mayoría sigue su camino ignorándolos por completo.
De esta manera se vive social y religiosamente en India: por un lado sorprende y contagia por su fervor religioso, pero a su vez irrita y provoca tristeza por la evidente y cruda desigualdad.
– Por Denisse Flores
– Fuente : noticias.terra.com.pe