Padre Pedro Pierre. Las hojas volantes nos traen cualquier cosa, unas veces buenas y otras veces malas. Una de ellas me informaba sobre lo que llama “la regla de oro” de las religiones: una regla común para nuestras buenas relaciones humanas. Al leerla, me quedaron muchas reflexiones y satisfacciones, con el desafío de vivirla mejor.
Primero me recordó las palabras de Jesús que concretan su mandamiento de “amarnos los unos a los otros como él nos amó”: “Traten a los demás como quisieran que ellos les tratasen”. Y Jesús comentaba: “He aquí toda la ley (judía) y los profetas”, o sea todo el Antiguo Testamento. Cada vez más nos damos cuenta de que pertenecemos a la misma y única familia humana y que los derechos humanos son universales e irrenunciables. Es bueno que de vez en cuando se nos haga acuerdo de aquello.
“El corazón de las religiones es el mismo, ya que todas vienen del mismo Dios…”
Luego, al enunciar que todas las grandes religiones tienen una misma máxima expresada de una manera más o menos igual, uno descubre que el corazón de las religiones es el mismo, ya que todas vienen del mismo Dios. Esto nos invita a conocer más estas grandes religiones que nos van a confirmar en lo que dice la nuestra y nos van a aportar novedades más relevantes y mejor expresadas en estas religiones. Aquí se puede aplicar el dicho: “Juntos somos más y mejores”. En vez de oponernos, el diálogo nos va a acercar e enriquecer. Nos ayudará también a enfrentar un sistema económico mundial que está lejos de aplicar esta máxima a todas las personas y todos los pueblos. Si el sistema neoliberal se ha globalizado para ser más fuertes y eficaces -el pueblo de Grecia está pasando en este momento por la experiencia de lo que hemos sufrido y estamos sufriendo nosotros-, para derribarlo necesitamos de la globalización de las grandes religiones para constituirnos en una humanidad más fraterna y solidaria.
He aquí las expresiones de la misma máxima, según cada religión.
La religión Baha’i: “No deseen para los demás aquello que no desean para ustedes mismos”.
El Budismo: “No hieras a los otros con aquello que te hace sufrir a ti”.
El Confucionismo: “Lo que no quieras que te hiciesen, tú no lo hagas a los demás”.
El Hinduismo: “No hagas a los otros aquello que, si te lo hicieran a ti, te causaría pena”.
El Islam: “Verdaderamente Dios ordena la justicia y hacer el bien”.
El Jainismo: “En la felicidad y el sufrimiento deberemos abstenernos de infligir a los demás aquello que no nos gustaría que nos infligieran”.
El Judaísmo: “Lo que para ti es detestable, no lo hagas a tu prójimo. Esta es toda la ley; el resto es comentarios”.
La filosofía griega: “Lo que les irrita de la conducta de los demás, no lo hagan a ellos”.
El Zoroastrismo: “La buena naturaleza es aquella que se reprime para no hacer al otro aquello que no sería buena para ella”.
Queda pendiente saber mucho más de cada una de estas religiones, la mayoría más antiguas que el cristianismo. Esta “regla de oro” nos invita a ser humildes y abiertos a los miembros de otra religión y, asimismo, a practicar lo que uno cree y aprende en toda religión, a fin de construir lo que tanto anhelamos: una felicidad basada en la fraternidad.
Fuente: www.telegrafo.com.ec
