El placer es una reacción puramente instintiva con una vida breve: de 30 segundos a una hora o dos, máximo. Según la revista Real Simple, hay 10 formas sencillas de encontrar el placer.
Repite. Te lo puede decir cualquier preescolar: La repetición nutre al placer. Cuando experimentas algo más de una vez, te das cuenta de más detalles, y por ende lo disfrutas más. Por eso te gusta tanto volver a poner una canción, comer de nuevo tu platillo favorito y volver a ver tu película favorita. Claro, todo en exceso es malo: si lo haces demasiadas veces, puede llegar el hartazgo.
Aprende a disfrutar. En todas las áreas de nuestras vidas, nuestras reacciones sensoriales están afectadas por la profundidad de nuestro conocimiento. Pasa con el vino, por ejemplo. Si quieres disfrutarlo más a fondo, no tienes que tomar varias botellas, sólo tienes que aprender sobre el vino que estás tomando. Compra una enciclopedia de vino, toma una clase o ve a un restaurante con un sommelier al que le guste educar a los clientes. No sólo sabrás más de vino, sino que te sabrá diferente.
Uno por uno y con paciencia. El economista Tyler Cowen dice que gran parte del placer de la compra de un DVD radica en buscarlo, llevarlo a casa y abrirlo. Si uno recibe 18 discos en un paquete, se perderá la gracia.
Guarda tus memorias. Tener algo de importancia emocional en tu lugar de trabajo sirve para cuando tu ánimo necesite levantarse rápidamente. Guarda objetos relacionados a experiencias significativas -como souvenirs de viajes- y míralos con detalle.
Busca algo que te haga sentir. Un estudio indica que las personas buscan artículos del periódico que generan sobrecogimiento, la emoción que sentimos ante la belleza, poder o logro. Este placer exclusivamente humano puede ser logrado en varias formas: orando, viendo programas de naturaleza o leyendo historias de triunfo personal, por ejemplo.
Contempla la naturaleza. Nuestra especie ha pasado la mayoría de su existencia en la sabana africana, rodeada de árboles, agua y cielo. El mundo en que la mayoría de nosotros vivimos es artificial y puede corroer el espíritu. Incluso una dosis pequeña de naturaleza levanta el ánimo. Pero es importante no aceptar los substitutos. Los televisores de alta definición no son lo mismo que un paisaje real, y estos últimos sí generan placer real.
Haz contacto con cualquier animal. El contacto físico con animales hace maravillas. Incrementa las reacciones químicas asociadas con placer y disminuye aquellas asociadas con el estrés.
Sonríe. Aunque finjas. Sí, es molesto cuando estás triste y un amigo o un familiar te dice que sonrías. Pero aunque no te guste, sonreír sirve para subir el ánimo. La razón: la gente reacciona mejor ante uno cuando uno parece feliz, generando un ciclo de buena vibra.
Además, gracias a algo llamado la “reacción facial”, verse feliz le indica a tu cerebro que debe pensar que está feliz.
Dar. Los humanos somos altruistas por naturaleza: si actuamos de forma generosa, nos sentimos alegres. Inténtalo. Haz una donación a una organización de caridad. No tiene que ser mucho, sólo lo suficiente para hacerte sentir orgulloso.
Un poco de dolor. El psicólogo Paul Rozin dice que a las personas les gusta el “masoquismo benigno”, o exposición controlada a un malestar menor (como el picante). Nos gusta la descarga de endorfina. O tal vez es por el simple placer de escapar de ese pequeño dolor.
Fuente: CNN
