Niko Mushi odiaba las ratas, como la mayoría de la gente, pero ahora se han convertido en algo más que sus amigos. Son sus compañeros de trabajo. ¿Y cómo es posible eso?
La respuesta está en la capacidad olfativa que han desarrollado estos roedores: son, según recoge la CNN, capaces de localizar minas antipersona bajo tierra.
«Mejorar la reputación de las ratas»
Niko reconoce que al principio se mostró «muy escéptico» cuando se le presentó el nuevo plan para encontrar los explosivos. «Pensé que quizá me estaban gastando una broma. Pero rápidamente quedé impactado al ver lo que eran capaces de hacer», recuerda ahora.
«No somos buenos amigos de estas criaturas pero cuando la gente ve este trabajo, cambian de postura.
Otra de las personas que comparten este plan es Bart Weetjens, un monje budista a la cabeza de la Asociación para el Desarrollo de Productos Antipersona, la APOPO, que ahora entrena a las que ya han adquirido el nombre de «ratas héroes».
Él, a sus 43 años, es un buen candidato para cambiar la imagen que se tiene de las ratas. En ningún momento ha ocultado su fascinación por los roedores y, al igual que otros miembros de su familia, ha trabajado durante años en África para combatir la epidemia de este tipo de explosivos
Hasta el momento, las investigaciones para desarrollar métodos efectivos para detectar las minas han fracasado. Utilizaban otro tipo de animales a los que se les incluía un mecanismo a partir de electrodos. Pero no funcionaron.
«Sí, las ratas pueden hacerlo. Sabía que estaba en lo cierto aunque también sabía que iba a ser difícil defenderlo», ha explicado Weetjens.
Los métodos de entrenamiento a los roedores
La Campaña Internacional para luchar contra las minas ha cifrado en 73.576 los afectados en el mundo por este tipo de explosivos entre 1999 y 2009. Por otro lado, sólo en 2007 asegura que se alcanzó un número récord: 5.426 afectados en 24 países africanos.
Por ello, la capacidad de las ratas es una muy buena oportunidad. Su capacidad olfativa es excelente. Son nativas del continente por lo que el clima no es un problema y raramente pesan más de 3 ó 10 kilogramos. Algo que ayuda a que puedan viajar por los túneles de las minas.
Por otro lado, frente a los perros, no adquieren su rasgo de servidumbre hacia su dueño ni el agotamiento y aburrimiento que los caninos sí padecen. «Si las comparamos con perros detectores de minas, comparten casi lo mismo en términos de sensibilidad y capacidad», ha asegurado el experto Havard Bach, quien también ha señalado que los perros están mejor equipados para trabajar en los matorrales o hierbas altas que pueden ocultar a las ratas.
«Las ratas no van a sacar a los perros de esta industria, pero es un complemento muy positivo», ha agregado. «Se podría decir que trabajan por una miseria.»
De hecho, precisa Weetjens, el bajo coste es una ventaja especialmente en África. Se requiere una habilidad limitada y sólo de seis a a ocho meses para formar a una rata.
Lo que se hace para que sepan trabajar en esta técnica es comenzar con técnicas para fomentar su sociabilización y que así aprendan que los humanos no son sus enemigos. En segundo lugar, se les enseña a asociar el sonido de las minas, el «clik» que suena, con un sabor que les guste como el de los cacahuetes o los plátanos.
Por último, antes de que empiecen a trabajar, se las examina para ver si son capaces realmente de ubicar las minas. Para ello se esconden algunas verdaderas y otras que en el interior, en lugar de material explosvo, contienen bolsas de té.
Algunas de ellas son capaces de localizar cerca de 16 minas al día. Ahora, lo difícil es lograr adeptos para esta técnica y que sea realmente útil para la Comunidad Internacional.
Fuente: www.rtve.es