Inicio Ecología Desechos que sirven para hacer gasolina

Desechos que sirven para hacer gasolina

55
0

composting.jpgHace seis años, la empresa valenciana Imecal se asoció con el Centro de Investigaciones Energéticas (CIEMAT), Ford-España y equipos de varias universidades españolas para obtener bioetanol destinado a la automoción mediante fermentación de la celulosa y los azúcares libres presentes en la basura orgánica.

El proyecto ha permitido a la investigación española disponer de uno de los biocarburantes residuales o de segunda generación más avanzados del mundo. “Con 500 toneladas diarias de fracción orgánica de los residuos urbanos, podemos obtener 18 millones de litros de etanol al año”, afirma Vicente Signes, director del proyecto.

La planta de demostración se encuentra en Alcudia y, por ahora, ya se ha conseguido etanol con un alto grado de pureza. En la parte final, Ford probará el carburante refinado en los modelos flexibles (gasolina-etanol) que desde hace años fabrica en su planta de Almussafes, cerca de Alcudia, para darle los últimos retoques al nuevo carburante.

El proyecto ha resultado tan esperanzador que casi con los mismos actores se ha creado un nuevo programa, denominado “Atenea”, para producir etanol a partir de las cáscaras de cítricos que le sobran –más de 600.000 toneladas al año– a las compañías productoras de zumo y conservas. Esta investigación tiene un presupuesto inicial de 600.000 euros, que se ampliará según vaya produciendo resultados, aunque hay que tener en cuenta que el 80% de la futura planta piloto de producción será común con la planta del proyecto Perseo. Se calcula que podrían producirse entre 75 y 80 litros de bioetanol por tonelada de residuos cítricos.

“El proyecto –explica Mercedes Ballesteros, coordinadora de la Unidad de Biomasa del CIEMAT– tenía tres etapas: el primer año, el CIEMAT estudió en laboratorio si podíamos obtener etanol de los residuos; el segundo, se construyó la planta y ahora estamos empezando la tercera fase, en la que Ford utiliza en sus motores este producto.”

Una empresa de EE UU asegura que obtiene crudo a partir de carcasas de pavo y otros biodesechos.

La empresa estadounidense Changing World Technologies (CWT) asegura que dispone de una técnica que permite convertir todo tipo de desechos orgánicos en petróleo. Su tecnología será capaz de producir 600 barriles de crudo y 20 toneladas de gas utilizando 200 toneladas de carcasas de pavo. Mediante un proceso de elevadas presiones y temperaturas entre 250 y 500 grados centígrados denominado “despolimerización térmica” y en apenas dos horas, la materia orgánica se transforma en petróleo, algo que a la naturaleza le lleva millones de años.

La empresa asegura que no sólo se podrán transformar en petróleo residuos orgánicos, sino también plásticos, neumáticos y ordenadores viejos. Es más, según han anunciado, el propósito de CWT es introducirse en la producción y distribución de petróleo.

Ahora bien, lo que no evita esta tecnología que parece ciencia-ficción es la emisión de gases de efecto invernadero, una de las reválidas de la Administración Obama.

Aprovechar los residuos de la oliva

Dos plantas eléctricas de Córdoba utilizan como combustible los alperujos del sector aceitero

Uno de los grandes problemas ambientales de las regiones aceiteras en Andalucía son sus subproductos, concretamente, el orujo y los alpechines, que son hoy el principal contaminante de sus escasos cursos de agua.

La empresa oleícola El Tejar, constituida por las principales cooperativas aceiteras andaluzas para gestionar los residuos de la oliva desengrasada, ha construido dos plantas eléctricas en Palenciana (Córdoba) que usan en su combustión una mezcla maloliente de orujo y alpechín denominada “alperujo”. Las dos incorporan tecnología de combustión en lecho fluido que cogenera vapor y electricidad, al tiempo que reduce las emisiones de cualquier planta termoeléctrica.

En esa línea, un equipo de investigadores del CSIC ha descubierto que aplicar residuos de alperujo a suelos contaminados con tricloroetileno reduce de forma sensible la presencia de este último contaminante. “El alperujo previamente tratado por vermicompostaje -explica Emilio Benítez, de la Estación Experimental del Zaidín (centro del CSIC en Granada)– reduce en un mes el 30% del contaminante [tricoloretileno], evitando que pase a las capas más profundas del suelo.”


Rafael Carrasco

Leer el artículo completo en: www.larevistaintegral.com

Artículo anteriorEcohéroes de Nueva York
Artículo siguienteConoce la dieta mediterránea