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Shantideva – Bodhisattvacharyavatara VI: La paciencia (Versos 1-30)

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Shantideva

Bodhisattvacharyavatara

Homenaje a los Budas y los Bodhisattvas.

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VI: La paciencia

[1]

Cualesquiera que sean, las acciones meritorias

como la generosidad y las ofrendas a los Sugatas

acumuladas durante millones de eras cósmicas,

todas, son destruidas por un sólo instante de ira.

[2]

Ninguna fechoría es igual[able] a la ira

y ninguna ascesis igua[lable] a la paciencia.

Es menester, entonces, por diversas maneras

meditar asiduamente en la paciencia.

[3]

Mientras tenga penosos pensamientos de odio,

el espíritu no conocerá la paz,

y no obtendrá, tampoco, el gozo ni la dicha.

El sueño no vendrá y será precario.

[4]

Aquellos mismos que dependen de su bondad

para recibir bienes y servicios,

amenazarán con matar a su maestro

cuando su espíritu sea habitado por el odio.

[5]

El desalienta a mis amigos, y aunque mi generosidad

los atraiga, no se quedan en mi compañía;

en breve, aquel que tiene ira

no vivirá jamás feliz.

[6a] Son los enemigos como la ira

los que crean todas las desdichas;

[6b]

aquel que se aplique a eliminar la ira

será dichoso en esta vida y en las demás.

[7]

Tras haberse nutrido de mi desazón, que surje

cuando los demás hacen lo que no deseo,

o cuando me impiden obtener lo que deseo,

la ira se acrecienta, primero, y, luego, me acabará.

[8]

Al haber visto eso, debo, completamente,

privar a esta enemiga de su alimento,

pues la ira no tiene nada

que hacer [más] que destruirme.

[9]

Sea lo que acontezca,

no dejaré turbar mi gozo,

pues, sin gozo no lograré

lo que deseo y mis virtudes degenerarán.

[10]

Si existe una solución,

¿por qué estar infeliz?

Si no existe solución,

¿de qué sirve estar infeliz?

[11]

Para mí mismo y mis amigos no deseo

ningún sufrimiento, ningún trato despreciativo,

ninguna palabra dura, nada que sea desagradable de escuchar;

¡pero para [con] mis enemigos, es todo lo contrario!

[12]

Las causas de la dicha surgen a veces,

pero las causas de sufrimiento son muy numerosas.

Sin sufrimiento no hay renuncia;

¡reflexiona pues, firmemente en ello, tú, espíritu!

[13]

Si ascetas y habitantes de Karnapa soportan

las sensaciones de quemaduras, heridas y demás, sin razón,

¿por qué por la causa de la liberación

carecería de valentía?

[14]

No existe nada que no se vuelva

más fácil por la costumbre.

Entonces, habituándose a las pequeñas contradriedades

hay que aprender a soportar las grandes.

[15]

¿Quién no ha visto que es tal el caso con pequeños enojos

provocados por serpientes o insectos,

sensaciones de hambre, sed

o la urticaria y demás pequeñas miserias?

[16]

No debo irritarme por el calor o el frío,

la lluvia, el viento o las enfermedades;

ni de ser encarcelado o golpeado;

pues, si no, los males aumentan.

[17]

Algunos, a la vista de su propia sangre,

se vuelven particularmente valerosos y firmes;

otros, al ver de la sangre de otro,

se desploman y pierden [la] consciencia.

[18]

Ello viene por el hecho que el espíritu

puede ser firme, o bien, sin vigor.

Hay, pues, que no reparar en nada los males

y no dejarse afectar por el sufrimiento.

[19]

Incluso cuando sufre los Sabios soportan sufrimientos,

su espíritu permanece resuelto y no es por ello turbado.

Para quien va a la guerra contra las perturbaciones,

son grandes los destrozos causados durante la batalla.

[20]

Aquellos que no paran mientes de ningún sufrimiento,

para triunfar sobre los enemigos como la ira y demás,

ellos son vencedores, son héroes.

Los demás combatientes no hacen más matar cadáveres.

[21]

Además, el sufrimiento tiene ventajas:

por el abatimiento, la arrogancia es disipada,

nace compasión para [con] los seres atrapados en la existencia cíclica,

estaremos cansados de las fechorías, y amaremos la virtud.

[22]

Como no me enojo contra las mayores fuentes

de mis pruebas, como la enfermedad del hígado,

¿por qué enojarme contra los seres animados?

Ellos, también, son incitados por las condiciones.

[23]

Por ejemplo, así como las enfermedades surgen

aunque no sean, de ningún modo, deseadas,

igual, irresistiblemente, las perturbaciones surgen,

aunque no sean, de ningún modo, deseadas.

[24]

Sin pensar: «-Voy a airarme-»,

espontáneamente las gentes se irritan.

Sin pensar: «-Voy a manifestarme-»,

del mismo modo, surge la ira.

[25]

Todas las faltas, cualesquiera que sean,

y todas [las] suertes de fechorías diversas

surgen bajo el poder de condiciones;

no hay autonomía ninguna.

[26]

Estas condiciones que se reúnen

no tienen la intención de producir;

lo que por ellas es producido no tiene,

tampoco, la intención de ser producido.

[27]

Lo que es postulado en tanto que «materia primitiva»

y lo que es imputado en tanto «ego»,

no surgen con la voluntad:

«-Surgiré-».

[28]

Si aquellos, no siendo producidos, no existen,

entonces, ¿cuál puede ser el deseo de producir?

Puesto que (el «sí») es dirigido hacia sus objetos permanentemente,

no cesaría nunca (de serlo).

[29]

Si este «sí» es permanente,

es, evidentemente, inactivo como el espacio.

Incluso si topase con otras condiciones,

¿cómo su naturaleza no cambiante sería afectada por ello?

[30]

Si incluso en el momento de actuar sobre él,

se queda como antes,

y si digo: «-La acción de aquello es esto-»,

¿qué (tipo de) relación habría?


Fuente: http://sambodhi.iespana.es/

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