Shantideva
Bodhisattvacharyavatara
Homenaje a los Budas y los Bodhisattvas.
VI: La paciencia
[1]
Cualesquiera que sean, las acciones meritorias
como la generosidad y las ofrendas a los Sugatas
acumuladas durante millones de eras cósmicas,
todas, son destruidas por un sólo instante de ira.
[2]
Ninguna fechoría es igual[able] a la ira
y ninguna ascesis igua[lable] a la paciencia.
Es menester, entonces, por diversas maneras
meditar asiduamente en la paciencia.
[3]
Mientras tenga penosos pensamientos de odio,
el espíritu no conocerá la paz,
y no obtendrá, tampoco, el gozo ni la dicha.
El sueño no vendrá y será precario.
[4]
Aquellos mismos que dependen de su bondad
para recibir bienes y servicios,
amenazarán con matar a su maestro
cuando su espíritu sea habitado por el odio.
[5]
El desalienta a mis amigos, y aunque mi generosidad
los atraiga, no se quedan en mi compañía;
en breve, aquel que tiene ira
no vivirá jamás feliz.
[6a] Son los enemigos como la ira
los que crean todas las desdichas;
[6b]
aquel que se aplique a eliminar la ira
será dichoso en esta vida y en las demás.
[7]
Tras haberse nutrido de mi desazón, que surje
cuando los demás hacen lo que no deseo,
o cuando me impiden obtener lo que deseo,
la ira se acrecienta, primero, y, luego, me acabará.
[8]
Al haber visto eso, debo, completamente,
privar a esta enemiga de su alimento,
pues la ira no tiene nada
que hacer [más] que destruirme.
[9]
Sea lo que acontezca,
no dejaré turbar mi gozo,
pues, sin gozo no lograré
lo que deseo y mis virtudes degenerarán.
[10]
Si existe una solución,
¿por qué estar infeliz?
Si no existe solución,
¿de qué sirve estar infeliz?
[11]
Para mí mismo y mis amigos no deseo
ningún sufrimiento, ningún trato despreciativo,
ninguna palabra dura, nada que sea desagradable de escuchar;
¡pero para [con] mis enemigos, es todo lo contrario!
[12]
Las causas de la dicha surgen a veces,
pero las causas de sufrimiento son muy numerosas.
Sin sufrimiento no hay renuncia;
¡reflexiona pues, firmemente en ello, tú, espíritu!
[13]
Si ascetas y habitantes de Karnapa soportan
las sensaciones de quemaduras, heridas y demás, sin razón,
¿por qué por la causa de la liberación
carecería de valentía?
[14]
No existe nada que no se vuelva
más fácil por la costumbre.
Entonces, habituándose a las pequeñas contradriedades
hay que aprender a soportar las grandes.
[15]
¿Quién no ha visto que es tal el caso con pequeños enojos
provocados por serpientes o insectos,
sensaciones de hambre, sed
o la urticaria y demás pequeñas miserias?
[16]
No debo irritarme por el calor o el frío,
la lluvia, el viento o las enfermedades;
ni de ser encarcelado o golpeado;
pues, si no, los males aumentan.
[17]
Algunos, a la vista de su propia sangre,
se vuelven particularmente valerosos y firmes;
otros, al ver de la sangre de otro,
se desploman y pierden [la] consciencia.
[18]
Ello viene por el hecho que el espíritu
puede ser firme, o bien, sin vigor.
Hay, pues, que no reparar en nada los males
y no dejarse afectar por el sufrimiento.
[19]
Incluso cuando sufre los Sabios soportan sufrimientos,
su espíritu permanece resuelto y no es por ello turbado.
Para quien va a la guerra contra las perturbaciones,
son grandes los destrozos causados durante la batalla.
[20]
Aquellos que no paran mientes de ningún sufrimiento,
para triunfar sobre los enemigos como la ira y demás,
ellos son vencedores, son héroes.
Los demás combatientes no hacen más matar cadáveres.
[21]
Además, el sufrimiento tiene ventajas:
por el abatimiento, la arrogancia es disipada,
nace compasión para [con] los seres atrapados en la existencia cíclica,
estaremos cansados de las fechorías, y amaremos la virtud.
[22]
Como no me enojo contra las mayores fuentes
de mis pruebas, como la enfermedad del hígado,
¿por qué enojarme contra los seres animados?
Ellos, también, son incitados por las condiciones.
[23]
Por ejemplo, así como las enfermedades surgen
aunque no sean, de ningún modo, deseadas,
igual, irresistiblemente, las perturbaciones surgen,
aunque no sean, de ningún modo, deseadas.
[24]
Sin pensar: «-Voy a airarme-»,
espontáneamente las gentes se irritan.
Sin pensar: «-Voy a manifestarme-»,
del mismo modo, surge la ira.
[25]
Todas las faltas, cualesquiera que sean,
y todas [las] suertes de fechorías diversas
surgen bajo el poder de condiciones;
no hay autonomía ninguna.
[26]
Estas condiciones que se reúnen
no tienen la intención de producir;
lo que por ellas es producido no tiene,
tampoco, la intención de ser producido.
[27]
Lo que es postulado en tanto que «materia primitiva»
y lo que es imputado en tanto «ego»,
no surgen con la voluntad:
«-Surgiré-».
[28]
Si aquellos, no siendo producidos, no existen,
entonces, ¿cuál puede ser el deseo de producir?
Puesto que (el «sí») es dirigido hacia sus objetos permanentemente,
no cesaría nunca (de serlo).
[29]
Si este «sí» es permanente,
es, evidentemente, inactivo como el espacio.
Incluso si topase con otras condiciones,
¿cómo su naturaleza no cambiante sería afectada por ello?
[30]
Si incluso en el momento de actuar sobre él,
se queda como antes,
y si digo: «-La acción de aquello es esto-»,
¿qué (tipo de) relación habría?
Fuente: http://sambodhi.iespana.es/