Acaba de ser traducido al español este ensayo escrito por el periodista religioso Mark I. Pinsky, quien a lo largo de 300 páginas analiza con rigor, el programa televisivo que narra las vicisitudes de la mundialmente conocida familia Simpson. Un cómic que ha decidido perpetrarse en la televisión, no de manera caprichosa, sino a partir de una identificación masiva con las contradicciones de una familia tipo de clase media, en cuanto al modo de vida, la religión, la moral, el amor y la ética.
La serie, entiende el periodista, es básicamente un retrato y acercamiento en clave de humor a lo peor y lo mejor de la sociedad estadounidense. La religión, naturalmente, no está excluida: el cristianismo, el judaísmo, el hinduismo o el budismo; todas las corrientes religiosas están representadas en esta inusual familia. Gran parte de esos valores con los que los Simpson se hacen una verdadera fiesta son materia vital de identificaciones. De aquí a cien años, serán sustancia útil para aquellos estudiantes deseosos de investigar el estilo de vida de una época, ya que constituyen el espejo de una sociedad que se mira y se ríe de sus miserias y de sus contradicciones.
Cuestionamientos religiosos
Matt Groening, creador de la serie, con habilidad y sutileza ha sabido reflejar los nuevos tiempos y las dudas de una sociedad hipócrita que aún cuestiona el casamiento homosexual. Los personajes que habitan Springfield son Bart Simpson y su ingenuo papá Homero, su entusiasta vecino evangélico Ned Flanders, el amargado ministro Reverendo Lovejoy y un largo número de personajes y mascotas con gestos caricaturescos y réplicas incisivas, donde el absurdo se mezcla con referencias de la actualidad y el humor negro.
Este libro incluye, además, capítulos acerca del budismo y el matrimonio homosexual, y un extenso epílogo que explora cómo la religión es abordada en los programas de dibujos animados que han seguido los pasos de Los Simpson: South Park, Family Guy, Futurama, American Dad y King of the Hill. También abarca temas polémicos de la sociedad norteamericana y que se hacen extensivos al resto del mundo occidental, como por ejemplo cuando Homero se pregunta: ¿Cuál es la importancia de ir a un edificio el domingo? ¿Acaso no está Dios en todas partes? El cuestionamiento esgrimido por el ciudadano común refleja la manera en la que Dios y la religión, en las distintas culturas, se vinculan a la vida cotidiana de las personas.
Naturalmente que es provocativo, sobre todo para mentes mojigatas, pero al mismo tiempo nadie puede salir a cuestionar el respeto que el guión televisivo mantiene hacia los valores de la conciencia social, a su vez controlados por el poder político.
El libro también recopila algunas de las críticas que Los Simpson recibieron de parte de los sectores ultraconservadores, como sucedió con la expresión de George H. Bush quien opinó querer una Nación más cercana a los «Walton» que a «Los Simpson». Bárbara, su esposa, fue aún más lejos: Los Simpson son la cosa más tonta que jamás he visto.
Los cinco dedos de Dios
El episodio «Homero hereje» es el más comentado a lo largo del texto. Homero le describe a su hijo la apariencia de Dios: «dientes perfectos, un agradable aroma, se trata de alguien con clase y que además tiene cinco dedos». Esto lo dice marcando la diferencia de personajes animados como los son ellos. Estamos frente a una aporía, una paradoja irresoluble, puesto que alguien ideal como Dios tiene manos, en cambio ellos, supuestamente reales, carecen de los cinco dedos, rasgo propio de los humanos. La ironía es tan sutil que nos lleva a pensar dónde está la materia. Personajes reales carentes de cuerpo, humanos pero de cartón y un Dios con manos que continúa invisible. Los Simpson son una disección del pensamiento velado del hombre contemporáneo.
Fuente: www.lagaceta.com.ar
