Científicos canadiensses han logrado revelar la historia de los primeros cefalópodos de la Tierra. Según sus concluciones, el ‘Nectocaris pteryx’, podría ser el abuelo de todos los calamares, jibias y pulpos que habitan los océanos.
Este primitivo animal vivió hace hace 500 millones de años, en el periodo del Cámbrico medio y durante décadas el único especimen que se conocía fue un misterio para la ciencia.
La investigación de Jean-Bernard Caron y Martin R. Smith, ambos de la Universidad de Toronto (Canadá), lograron identificar la especie entre la inmensa colección de criaturas encontradas en el famoso yacimiento de Burgess Shale, en el que se conservan fósiles de organismos de cuerpo blando que evolucionaron en un periodo de explosión de la vida en el planeta.
Durante los últimos 30 años, conservador jefe de las colecciones del Museo Real de Ontario, Desmond Collins, ahora jubilado, se dedicó a recoger hasta 91 nuevos fósiles del ‘Nedtocaris’ en un lugar llamado Walcott Quarry.
Estos nuevos restos, que tienen entre dos y cinco centímetros de largo, permitieron a Caron y Smith descubrir que se trataba de uno de los primeros cefalópodos, retrasando su origen al menos 30 millones de años.
El ‘Nectocaris’ tiene un cuerpo aplatastado con forma de cometa, con dos enormes ojos y dos largos tentáculos que, según los investigadores, le ayudaban a buscar y comerse a sus víctimas. En ‘Nature’, donde publican su trabajo esta semana, sugieren que nadaba gracias a sus dos grandes aletas laterales y que tenía en la cabeza una especie de sifón con forma de embudo para acelerarse durante su locomoción.
Pero una de las características más llamativas es que no tenían caparazón mineralizado, lo que supone que el primitivo ancestro de este grupo era una criatura similar a los modernos nautilus o a las extintas amonitas.
Smith recuerda que durante mucho tiempo se pensó que los cefalópodos evolucionaron en el Cámbrico tardío, después de que aparecieran los caparazones que les permitían flotar. Sin embargo, en este caso se observa que podían nadar sin ayuda de estos caparazones, que habrían aparecido más más tarde.
Este nuevo material de Burgess Shale ha servido para reinterpretar otros enigmáticos fósiles de cuerpo blando encontrados en Australia y en China, que serían miembros de la misma familia de organismos. El yacimiento chino es unos 10 millones de años más viejo que el de Burgess Shale, lo que significaría que el origen del grupo aún podría ser anterior, en los inicios de la explosión del Cámbrico.
Por: Rosa M. Tristán
Publicado en: www.elmundo.es