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Ángeles a cuatro patas, un refugio solidario

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perro-abandonado_240_x_165_-2.gifLa médico Jovita Prinz y el empresario de Ambucan, José Luis Ramos, que ofrece un servicio de ambulancias urgentes y traslados a domicilio para animales domésticos, se han unido en un proyecto llamado Ángeles de cuatro patas. Hagamos juntos el camino, que contempla, por primera vez en Canarias, la construcción de un hotel rural donde mascotas abandonadas o maltratadas ayuden a personas con síndrome de Down a mejorar su autoestima y su independencia.

Se trata de una iniciativa novedosa con beneficios terapéuticos y generadora de empleo para discapacitados psíquicos, que incluye un huerto ecológico, un parque para mascotas como espacio lúdico y educativo, además de un área de alojamiento compuesta por cabañas de madera para estancias de los usuarios.

Según Prinz, «el perro de terapia es una herramienta auxiliar muy útil, que comenzó en Europa en la década de los 60 y luego se extendió a Estados Unidos». Hay tres tipos de animales adiestrados: unos entrenados para las personas que padecen discapacidad auditiva, los perros guías de la ONCE, y los perros de asistencia que ayudan a «mitigar la discapacidad y favorecer la independencia de personas con patologías diversas, ya que pueden abrir y cerrar puertas, encender y apagar luces, ayudar en la colada y llamar por teléfono», entre otras tareas.

Además, según la médica desde los años 80 se ha comprobado la capacidad olfativa de los perros para la detección de distintos tipos de cáncer en humanos y «si un paciente va a tener un ataque epiléptico». Del mismo modo, Prinz animó a que la sociedad actual luche contra la obesidad, el tabaquismo y el consumo de drogas y «retome el acercamiento a los animales.

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Por otro lado, la farmacéutica Guadalupe Villamandos hizo referencia en la presentación del proyecto a la gatoterapia y comentó que «acariciar a un gato o sólo mirarlo relaja». De este modo, destacó también los beneficios de convivencia de este animal con niños con parálisis cerebral a quienes ayuda a «sonreír»; contribución en reclusos; así como las terapias con personas mayores, quienes, al acariciarlos, «recuperan sus recuerdos y les alivia su soledad».

Además, citó terapias en hospitales en los que el contacto con felinos «relaja la presión arterial» y el caso de un gato en un centro hospitalario en Estados Unidos con personas con demencia severa y donde el animal «ha demostrado generosidad acompañando a ancianos el día en que fallecen». «Ha vaticinado unas 50 muertes», sentenció.


Fuente: Europa Press

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