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Fieles al respeto mutuo

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Muy cerca del Gran Poder, el poder se reparte entre todos. Eso es al menos lo que intenta el Movimiento Interreligioso de Sevilla (MIS), que ayer volvió a reunirse en la antigua capilla del convento de las Reparadoras. Así sucedía muy cerca de de la plaza de San Lorenzo.

El MIS no celebra misa sino actos concelebrados. Ayer fue el dedicado al Día Internacional del Medio Ambiente, al que, como es de rigor, asistieron unas 50 personas en representación de todas las creencias y espiritualidades de Sevilla. Todas menos una. «Estamos detrás de la comunidad hebrea», explica Javier Fito, uno de los portavoces del MIS. «Lo que ocurre es que sus prácticas son más íntimas. Sin embargo, solemos estar en contacto. Están presentes en espíritu».

Pero son todos los que están. Cristianos, budistas, musulmanes, bahaístas, hindúes y los componentes de la Asociación Iniciativa Cambio Personal, Justicia Global, que ofician de anfitriones en la sede de Santa Clara. «Esta capilla católica se desacralizó», comenta Manuel Delgado, portavoz cristiano, «que es un acto religioso como la sacralización. Luego, el Arzobispado se la cedió a esta asociación espiritual. Porque no todos los que estamos aquí son religiosos. Los vínculos aquí son puramente espirituales».

El acto es retiro y acercamiento, naturaleza y espíritu. De ahí el lema: Proteger la Tierra, tarea espiritual. Entre los asistentes, las mujeres ganan por mayoría a los hombres. Por algo será que no hay portavoces ni altares, síntomas de esa nueva proclamada horizontalidad. Inmaculada Castro está sentada junto a María Luisa González. Ambas son veteranas en los encuentros interreligiosos. «Ya pertenecíamos al movimiento Unidad, que es el antecedente del MIS. Lo bonito de venir aquí es sentirte en fraternidad. Nos vamos conociendo a base de compartir oraciones y silencios», dice Inmaculada, budista tibetana.

El golpe de un abanico es el único que perturba el silencio. Primero, un texto budista del Dalai Lama sobre la naturaleza. Recogimiento. Luego, el Génesis y un salmo católicos. Música más tarde. Le llega el turno a los textos musulmanes. «Se ha dicho que existen dos libros. Uno que se lee, el Corán, y otro que se ve, el universo». La ceremonia continúa con palabras del resto de confesiones y Yihad Zarasúa, portavoz musulmán, se revuelve en la silla. No es su costumbre rezar tan lejos de la moqueta.

«Para nosotros los musulmanes, estas iniciativas entre religiones son un deber motivado. Lo dice el Corán: ‘Traed vuestros libros y nosotros llevaremos el nuestro’. Es una obligación muy enriquecedora», apunta Yihad, sevillano converso. Desde su silla, Yihad observa las paredes sin cuadros ni frescos ni estatuas de la antigua capilla del convento de las Reparadoras.

El esqueleto de la capilla hace reverberar hasta el más insignificante sonido. También el Verbo, que el MIS consigue hacerlos verbos gracias al eco de la antigua capilla. Javier Fito viste una camiseta que reúne todos los símbolos religiosos que le caben en el pecho. «En el fondo», comenta «todas las religiones vienen a decir lo mismo. Todas promueven la paz y la conciliación. Todas pretenden ayudar al prójimo. Todas creen que esto no es el final».


Por: M. Lasida

Publicado en: www.diariodesevilla.es

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