Akshobya: el Buda Azul
Parte II
TOCAR LA TIERRA
Ahora que hemos aprendido un poco sobre Akshobya y el Vajra, es el momento de contestar una pregunta. ¿Cómo apareció Akshobya? ¿Cómo es que surgió la tradición de meditar en él? Todas estas figuras de Budas y Bodhisattvas son contactadas a través de la meditación profunda. Al retraerte del mundo de los sentidos, aspectos más profundos de la mente tienen la oportunidad de llegar a ser conscientes. Todo el mándala es una expresión de la Iluminación a través de símbolos. Más específicamente, la tradición de Akshobya tiene dos posibles fuentes dentro de la experiencia meditativa. Estos son el meditar en el Buda histórico y la meditación en la vacuidad. Veremos cada una de ellas a continuación. Ambas nos conducirán profundamente dentro del pensamiento Budista.
¿Cómo surgió el Buda Akshobya de la meditación sobre el Buda histórico? Como veremos, cada uno de los cinco Budas del mándala personifica cualidades que posee Shakyamuni. Es de esperar ya que la esencia de la Iluminación es la misma en todos los tiempos y lugares, todos los Budas tendrán las mismas cualidades espirituales, aunque tal vez las expresen de formas diferentes. En el caso de Akshobya hay una fuerte conexión entre una de sus cualidades y un incidente particular en la vida de Shakyamuni, conocido como el incidente “Llamar a la Diosa Tierra para que sea Testigo”.
Este no es un incidente histórico literal; aparece en la leyenda Budista. Eso no quiere decir que no sea “verdad”, sino que intenta transmitir otro nivel de verdad, más interior. Este incidente pasó en el momento en que el Buda estaba a punto de alcanzar la Iluminación. Dentro de la mente del futuro Buda un drama de proporciones cósmicas se estaba desarrollando. Es el drama psíquico que la leyenda intenta transmitir.
La leyenda describe a Siddhartha sentado bajo su árbol, luchando para lograr la Iluminación a través de la profunda meditación. Su tremendo esfuerzo pronto llamó la atención de Mara. Mara es la personificación en Budismo de todo lo mundano, todo ya sea dentro o fuera de nosotros mismos, lo cual nos ata a la rueda de la existencia condicionada. Su nombre literalmente quiere decir muerte. Lo que menos quería Mara era que alguien escapara de su reino logrando la Iluminación, por lo que lanzó un gran ataque sobre la figura que meditaba. Mandó ejércitos poderosos contra el Buda, enviándole un diluvio de piedras y armas. Continuó meditando tranquilamente y todas las rocas, lanzas, y flechas, tan pronto tocaban el aura de pacífica concentración formada alrededor de él, sólo se convertían en flores que llovían hacia sus pies. Habiendo fallado para hacerle cambiar por la fuerza, Mara envió a sus hijas para que trataran de seducirlo. Pero el Buda ni siquiera las miró. Simplemente continuó su búsqueda interior hacia la libertad.
Después de que estos crudos ataques habían fallado, Mara intentó con un truco. Se dirigió al Buda y le dijo “Estás sentado en el asiento en el cual todos los Budas pasados han alcanzado la Iluminación. ¿Con qué derecho te sientas tú en ese lugar?” La leyenda dice que todos los Budas logran la Iluminación en el mismo sitio, el vajrasana (el asiento del diamante), el cuál es el primer punto en solidificarse fuera del torbellino en el comienzo de la evolución universal, y será el último punto en disolverse y desaparecer al final. En términos de nuestra discusión actual, es como si Mara hubiera dicho “Te has sentado en el mismo centro del mándala. ¿Quién eres tú para atreverte a sentar ahí?” El vajrasana es, probablemente, una pequeña analogía al Asiento Peligroso en la leyenda de Arturo – sólo alguien de absoluta pureza puede reclamarlo como propio sin caer en desventura.
El Buda contestó “he practicado generosidad, disciplina ética, y otras prácticas espirituales durante eones, por tanto he ganado el derecho de sentarme aquí”. Pero Mara fingió no estar satisfecho. Le dijo al Buda “¿Tú puedes decir eso, pero quién es tu testigo?” Si los esfuerzos de los ejércitos de Mara y sus hijas representan las últimas olas de odio y avaricia obrando consigo mismo en la mente del Buda, entonces este incidente sugiere una última y sutil duda propia. Tal vez el Buda mismo apenas podía creer lo que estaba a punto de alcanzar. ¿Por qué él, de entre todos los hombres y las mujeres?
Su respuesta a Mara fue enfática. El no dijo nada. Silenciosamente, con la punta de los dedos de su mano derecha, simplemente tocó la tierra. En respuesta, del suelo frente a él emergió la Diosa Tierra. Ella dijo: “Yo seré su testigo. Lo he visto purificarse a sí mismo durante eones a través de prácticas espirituales”. Esta fue la respuesta del Buda. Con ella, pudo finalmente liberarse de los esfuerzos de Mara para disuadirlo, y continuó su meditación sin obstáculos, al final logró la suprema y perfecta Iluminación.
Fue probablemente a través de la meditación en este incidente de la vida del Buda histórico que budistas yogins y yoginis hicieron contacto con el Buda Akshobya. Contemplando las cualidades que mostró, viéndolas en su mayor eficacia, llegaron a Akshobya. Hay mucho más que tan sólo el hecho de que Akshobya hace el mismo mudra, el mismo gesto expresando una cualidad de Iluminación que hizo Shakyamuni cuando fue retado por Mara. La interconexión y la interrelación de pensamiento y símbolo dentro del mándala, son muy complejos. Vale la pena examinar este incidente y desenvolver los hilos más, para obtener una idea de lo que está involucrado. Al explorar este ejemplo, lograremos una mayor percepción del significado multidimensional del mándala como un todo.
Hemos visto que el Tantra trata de subsumir o incluir toda la existencia condicionada bajo un aspecto u otro del mándala. Incluyendo en ésta están los diferentes niveles posibles de la conciencia del ser humano. Estos aspectos, niveles o formas diferentes de funcionar de la conciencia son conocidos como las vijnanas. Jnana es una palabra en Sánscrito que significa conocimiento o sabiduría. El prefijo “vi” denota separación. Por tanto, vijnana es una conciencia – una forma de conocimiento – la cual ha caído en la dualidad, que tiene experiencia de sí misma como un sujeto separado de un “mundo objetivo” el cual percibe.
En el sistema Yogachara del pensamiento Budista, normalmente se enumeran ocho vijnanas (como en el último capítulo en donde las vimos asociadas con ocho comentarios del mándala). En el Tantra cada uno de estos era atribuido a uno de los cinco Budas. En este sistema, Akshobya está asociado con la “alaya vijnana relativa”. Esta “alaya relativa” tiene una función muy importante, la cual está relacionada con un problema en la filosofía Budista. Central a todos los aspectos del Budismo está la idea de que acciones tienen consecuencias. Acciones hábiles basadas en estados mentales como amor, sabiduría, o tranquilidad tienen como resultado futuras experiencias placenteras. Acciones no hábiles basadas en avaricia, odio o ignorancia, conducen al sufrimiento. Esta es la ley budista del karma .
Sin embargo los pensadores Budistas se enfrentan con un problema. ¿Cómo es que una causa, tal como una volición hábil basada en generosidad en el presente, puede traernos un efecto placentero en el futuro? ¿Qué es lo que une a las dos a través del tiempo? Explorando la mente en meditación los Yogacharins concluyeron que todas nuestras acciones y estados mentales dejan una huella a un nivel profundo en la mente. Estas huellas son como semillas (en Sánscrito bija) que un día llegan a dar fruto cuando las condiciones son correctas. Así que ninguno de nuestros pensamientos o acciones jamás se pierden; son preservados en un profundo nivel de la conciencia conocido como “alaya relativa”. La palabra alaya, ya hemos visto significa almacén; incluso puede denotar un granero.
Ahora estamos en la postura para ver una conexión más profunda entre el incidente de Shakyamuni llamando a la Diosa Tierra y el Buda Akshobya. Cuando le contestó a Mara tocando la tierra, Shakyamuni está señalando el hecho de que él está listo para lograr la Iluminación porque las semillas de todas las acciones positivas que ha realizado durante eones en el camino espiritual ahora van a fructificar.
Llama como su testigo a la Diosa Tierra, quien surge de las profundidades de su conciencia. La tierra fielmente preserva todas las marcas de todo lo que ha pasado sobre ella. Pasando por sus estratos puedes reconstruir su historia. Cada acción ha tenido su efecto. La tierra es un testigo mudo de las vidas y las luchas de todos los seres humanos. Lleva las cicatrices de su construcción y destrucción. Alberga el polvo cuando el día ha terminado. La Diosa Tierra es un símbolo de la “alaya vijnana”.
Todo esto se vuelve más claro si leemos el propio relato del Buda en el Canon Pali sobre lo que le pasó mientras estaba sentado bajo el árbol bodhi. Primero, dice, entró en concentración meditativa. Esto corresponde a sobreponerse a las fuerzas de Mara. En dhyana, como se le llama a la concentración meditativa, vas más allá de las crudas fuerzas de atracción y repulsión dentro de un estado de profunda calma. Después de esto, como vimos en el primer capítulo, fluyendo en su mente, llegaron recuerdos de vidas previas. Recordó interminables nacimientos con detalles de la forma como había vivido y como había muerto en cada uno de ellos y tomado luego un nuevo renacer en algún otro sitio. Esta descripción psicológica es, seguramente, lo que la leyenda del Buda llamando a la Diosa Tierra para ser testigo, está expresando en el lenguaje más rico del mito.
Ahora podemos ver más claramente cómo el simbolismo de Akshobya está estrechamente conectado con este aspecto histórico en la experiencia de la Iluminación del Buda. Al llegar tan lejos, empiezo a preguntarme sobre el simbolismo de los animales den Akshobya. ¿Es realmente una coincidencia que las “bestias reales” del reino del este sean elefantes, quienes se dice que “nunca olvidan”? Aunque tal vez eso sólo sea un chiste de la naturaleza, lo que sí es cierto es que aún tenemos que dar un paso más para descubrir el significado del mudra Tocando la Tierra.
Akshobya: el Buda Azul – Parte I – EL CETRO DES VAJRA
Akshobya: el Buda Azul – parte 2 – TOCAR LA TIERRA
Akshobya: el Buda Azul – Parte 3 – LA SABIDURÍA COMO UN ESPEJO
Akshobya: el Buda Azul – parte 4 – MEDITACIÓN EN LA VACIEDAD
Fuente www.librosbudistas.com