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Gnosis-Kalachakra «La Rueda del Tiempo»

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La Rueda del Tiempo nos abre una ventana a las practicas y rituales del budismo de la mano del director alemán Werner Herzog.

El documental hace un retrato de Shiddarta Gautama, que hace 2.500 años abandonó su palacio, en India, para iniciar la búsqueda de la verdad. El documental se acerca a los lugares sagrados dónde nació y vivió el fundador del budismo. De Bodh Gaya en India a Graz en Austria, pasando por el monte Kailasch, Werner Herzog propone un fascinante viaje por los misterios, ritos y ceremonias de esta milenaria doctrina.

Visitaremos los lugares sagrados dónde nació y vivió el fundador del budismo. Se puede ver desde devotos que se postran por miles de kilómetros hasta llegar a Bodh-Gaya, India, el lugar en donde el Buda histórico se iluminó sentado bajo un árbol, hasta el Dalai Lama explicando algunos conceptos característicos del Budismo, aunque son las imágenes de Herzog las que ilustran con mayor precisión esta pasión colectiva por una religión en cuyo centro domina el vacío y la única certeza es la impermanencia de todo.

Asistiremos en Mahabodi a la iniciación del Kalachakra — la rueda del tiempo – ceremonia de purificación y etapa esencial para llegar a las esferas superiores de meditación. Los monjes ejecutan durante muchos días el mandala de arena que el Dalai Lama barrerá posteriormente como rechazo a las vanidades terrenales.
Es la primera vez que el XIV Dalai Lama autoriza el rodaje de algunas partes de la enseñanza del Kalachakra budista y de la elaboración de los mandalas. Además podemos disfrutar de una interesante entrevista a este líder espiritual.
El Mandala de Kalachakra representa «la rueda del tiempo». Es mandala, de gran belleza y con un profundo significado.

En el mandala representado con arena de colores: el palacio de cinco niveles donde residen la divinidad Kalachakra y su consorte Vishvamata, símbolos de la compasión y de la sabiduría, respectivamente, acompañados por otras 722 divinidades delicadamente dibujadas. Según la antigua tradición budista, este mandala contiene tres únicos y simultáneos círculos, que muestran una completa visión cosmológica del universo, una descripción detallada de la naturaleza humana y, finalmente, un camino para alcanzar, mediante la reflexión, la sabiduría y la compasión necesarias, la paz universal.

Una de las características más importantes de la elaboración y ofrenda del mandala es su carácter transitorio y no permanente.




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