El cultivo de la compasión
– Meditación –
Joseph Goldstein
Existen muchas facetas de nuestra vida que pueden servir para despertar y fortalecer nuestra compasión, facetas que también podemos llevar a la práctica mientras permanecemos sentados en silencio. Cuando aparezcan –bien de manera natural o porque los evoquemos deliberadamente– imágenes o pensamientos ligados al sufrimiento de los demás, prestemos atención a la zona del corazón, dejémonos atravesar por el dolor y permitamos que surja una respuesta afectuosa y tierna. En este sentido, la repetición de la frase «¡Que puedas librarte del sufrimiento!» puede servirnos de ayuda para desarrollar la compasión. Dirijamos esta frase hacia la persona que esté sufriendo y repitámosla unos cuantos minutos o durante todo el tiempo que estemos meditando. Y hagamos también lo mismo cuando el sufrimiento que aparezca sea el nuestro.
El trabajo con los demás puede fortalecer nuestra respuesta compasiva. Cuando nos encontremos con alguien que esté experimentando un dolor físico o emocional permanezcamos a su lado observando cuidadosamente todas las reacciones que aparezcan en nuestra mente y en nuestro corazón. Permitamos que surjan y se desvanezcan todos los movimientos de la mente hasta alcanzar un espacio interno silencioso y tranquilo. Contemplemos directamente a la persona con una sencilla actitud de afecto. ¿Podemos ver al otro como un ser humano que sufre? ¿Podemos permitir que su sufrimiento movilice nuestra compasión? ¿Nos sentimos conectados o separados de él? ¿Nuestro corazón permanece abierto o cerrado? Debemos contemplar y experimentar al otro con el deseo de que termine liberándose del sufrimiento. En la medida de lo posible, permanezcamos en nuestro intento hasta llegar a experimentar una sensación de conexión y compasión.
J. Goldstein y J. Kornfield, «Vipassana, El Camino de la Meditación Interior», Kairós, Barcelona, 1996.
Fuente: http://appamadanet.webs.com/