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El sureste asiático, un mundo mágico

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María Esther Estrada M.A. / Corresponsal

Ámsterdam, Holanda.- No cabe duda que el sureste asiático ejerce su magia en quienes lo visitan. Es la región de las sonrisas y la amabilidad en el trato. Delicado y exótico. Lleno de color y tradiciones. Es también un pujante rincón del mundo en pleno proceso de desarrollo superando vicisitudes diversas ocurridas en el pasado con un espíritu y una fuerza dignos de mención.

He tenido oportunidad de visitar unos cuantos lugares y quedé enamorada de su gente, sus creencias y su entereza. Hace un par de años tuve oportunidad de conocer Ciudad Ho Chi Minh (antes Saigón, Vietnam), Angkor Wat (Cambodia), Vientián (Laos) y Bangkok (Tailandia). En esta ocasión estuve en Singapur, Kuala Lumpur (Malasia) y Khao Lak (Tailandia), además de en tres islas de Indonesia (Java, Sulawesi y Bali).

Para poder corresponder amablemente a sus atenciones, aprendí a juntar mis manos a la altura del pecho e inclinar un poco la cabeza al tiempo que decía gracias en distintos idiomas y dialectos: «terima kasih» en malayo e indonesio; «matur suksma» en balinés y «curre sumana» en toraja; «kop kun» en tailandés; en Singapur no tuve problemas porque el inglés es una de las lenguas oficiales, así que un «thank you» estuvo bien.

Hoy quiero compartirles impresiones generales de mi reciente paso por la zona.

Arquitectura típica tailandesa. Foto: María Esther Estrada M.A
Arquitectura típica tailandesa. Foto: María Esther Estrada M.A

* Diverso y a la vez similar

Pasamos de visitar comunidades con una economía de verdadera subsistencia a las metrópolis pujantes donde las marcas de más lujo se encuentran en muchos de los centros comerciales y en las que los rascacielos compiten en diseño y altura. Al pie de las Torres Petronas en Kuala Lumpur, que se levantan casi medio kilómetro, uno se siente muy, muy pequeño.

En todos estos países la religión está estrechamente entrelazada con la vida diaria de su gente, donde Buda, Shiva, Alá o Jesús marcan el ritmo del día y del año, conviviendo en paz y con respeto (por lo menos hasta donde pude ver y consultar).

Estuvimos en lugares donde predominan ya sea el budismo, el hinduismo, el islamismo o el protestantismo. Unos días nos despertaba a las 4 de la mañana el imán convocando a la oración a sus fieles desde el minarete y en otros escuchábamos las campanas de la iglesia llamando a misa. Esta riqueza espiritual nos dio la oportunidad de visitar iglesias y mezquitas, así como templos budistas e hindúes.

Según el país, vimos mujeres vistiendo ropa occidental, ropa tradicional con faldas largas y ajustadas, así como a otras con el velo islámico (hiyab), con chador (que les cubre la cabeza y el cuerpo, pero deja visible la cara) e incluso con nicab (sólo deja ver los ojos).

Pasamos Navidad en un país mayoritariamente musulmán (¡pero que también la celebra!) y Año Nuevo en otro donde prima el budismo. Ahí, desde la playa, enviamos al cielo nuestros globos luminosos hechos de papel de arroz con una base de bambú cubierta de cera combustible que al encenderse genera el calor que hace que el globo se eleve y vuele llevándose los problemas y las preocupaciones, iluminando el camino para poder hacer realidad nuestros deseos.

* Vivencias

Recorrimos museos y mercados, palacios, plazas y callejuelas; paseamos por ciudades, pueblos y playas. Todos los lugares nos dejaron un recuerdo en el corazón y la memoria.

Probamos comida típica de cada lugar al que fuimos. Y fruta, mucha fruta de tierra caliente, deliciosa, como la papaya, el mango, la pitaya y el mangostino. Aprendimos que en toda la región se cocina mucho utilizando hoja de plátano, que tienen su versión local de nuestros tamales (de dulce y salados) y que les encanta el picante.

Como influencia de la cocina china, por primera vez en mi vida probé sopa de nido de pájaro (de textura un poco gelatinosa y sabor suave), una delicatessen que deja un enorme hueco en el bolsillo ya que es uno de los alimentos más caros que hay en el mundo. ¿Sabía usted que la salangana nidoblanco elaboran su nido a base de saliva que se solidifica, sin necesidad de usar plumas o materiales vegetales? Los chinos los han consumido desde hace más de 400 años por sus grandes beneficios para la salud, como reforzar el sistema inmunológico.

Conocimos algunos de los bailes folclóricos de los distintos países que visitamos, parte de su historia y de sus tradiciones. Hablamos con la gente local para entender sus costumbres.

En Indonesia vimos cómo se elabora el batik (¡cuánto trabajo!) y las marionetas de cuero que se usan para el Wayang Kulit, o teatro de sombras. Figuras planas de personajes siempre de perfil.

Fuimos testigos de ritos funerarios tradicionales en la región de Tana Toraja, presenciamos una procesión budista en el barrio chino de Singapur, vimos campesinos recogiendo arroz en Sulawesi, a mujeres llevando ofrendas (sobre sus cabezas) a los templos en Bali y a escolares visitando templos en Yogyakarta. Lo más simpático de este último caso es que todos me pedían permiso para tomarse una foto conmigo, «la turista».

Tuvimos distintos guías y conductores, todos súper amables y muy buenos. Esto era importante para nosotros para sacarle «jugo» a la visita, por un lado, y para hacer los recorridos con tranquilidad, porque en toda esa región se maneja por la izquierda, a lo que no estamos acostumbrados.

¿Conoce el «sarong»? Es una tira de tela de algodón (casi siempre), unida en su extremo más angosto para cerrarla y formar un tubo. Parte esencial de la vestimenta en todo el sureste asiático. Lo mismo sirve para hombres que para mujeres, de falda, de chal o de turbante para mantener fresca la cabeza en los momentos de calor intenso (¡sí funciona!). Por las calles y caminos de la Indonesia profunda se ven tanto que, tras consultarlo con Risal -nuestro guía- quedé convencida de que para ellos es válido aquellos de «no salga sin él». Por supuesto que las turistas le damos usos adicionales como el de pareo.

Al estar todos los lugares tan cercanos al Ecuador, los días y las noches duraban 12 horas y la temperatura se mantuvo alrededor de los 30 grados, casi constante. No hubo necesidad de un sweater, pero sí de sacar el paraguas de vez en cuando.

* Un poco de geografía e historia

Todos los países que visitamos en esta ocasión están situados alrededor del Estrecho de Malaca, que conecta el Mar de Andamán (Océano Índico) con el Mar de la China Meridional (Océano Pacífico). Su posición geográfica los ha hecho muy atractivos desde hace siglos para el comercio de especias entre Asia, África y Europa. Los británicos, los holandeses, los portugueses y los franceses han ejercido dominio en la zona en distintos momentos. Su influencia se deja sentir en la arquitectura y en muchas costumbres que dejaron.

* Una experiencia mágica

Quiero cerrar este artículo con una mención especial a los masajes. ¡Imposible no caer rendida a la delicia de recibirlos! Sobre todo en Tailandia e Indonesia. Los hay para todos los presupuestos y todas las necesidades: relajantes, con aceites y sin ellos, de cuerpo, de cabeza, de pies… Mezclan fricciones, estiramientos, acupresión y reflexología con aromaterapia. De cada sesión sale uno «como nuevo» tanto física como mentalmente. ¡Un verdadero regalo de los dioses!

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Fuente : www.oem.com.mx




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