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El canto del dragón es inimitable (2/2)

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Parte 1

kosen-2.gif(…)Al sonido del metal, que anuncia que la comida está lista, todos los discípulos deben ir inmediatamente a la sala prevista para las comidas. En general, durante las sesshines, se come en el dojo. En Japón, cada monje tiene una plaza acreditada y un espacio del tamaño de un tatami en el que come, duerme y hace zazen. Se entra en el dojo de la forma habitual, haciendo gassho: la punta de los dedos a la altura de la nariz, los brazos horizontales, sin tocar el pecho, los codos separados de los costados, uno se inclina y la punta de los dedos sigue el movimiento de la cara. Uno retorna a su sitio. Los discípulos más antiguos deberían sentarse en el lado derecho del dojo. Al lado derecho del dojo se le llama los sitios altos, y al lado izquierdo los sitios bajos. Después de haber saludado al zafu y al otro lado del dojo, uno se sienta muy derecho, en medio loto, coloca bien el kesa, pone los boles delante suyo dejándoles envueltos. (Normalmente, cada uno tiene sus boles, empaquetados con una tela. Después de la comida, no hay samu de vajilla, cada uno limpia sus boles con el agua caliente servida al final de la comida.) Y se espera en silencio. Una vez que todos los discípulos están instalados, el maestro entra y ocupa su lugar. El primer sutra comienza. Durante este primer sutra, si tienen boles tradicionales, tienen que «abrir» les: deshacer el nudo de la tela que les envuelve, sacar la cuchara y los palillos, posarlos horizontalmente delante de los boles, las puntas hacia la izquierda, hacer gassho.

El método tradicional enseñado por Dogen es bastante difícil pero se puede conservar algunos detalles. Es más inteligente crear un método adaptado a la situación que seguir punto por punto el método japonés, que es muy complicado. De primeras, hay que pagarse los boles – ¡ muy caros ! Después, hay cinco boles, que hay que sacar con los dos pulgares… Es un truco que hay que coger, como un prestidigitador. Dogen mismo dijo que no hay conocimiento del método indio enseñado por el Buda, donde los monjes debían probablemente, de utilizar sus manos para comer. Tiene, sin embargo, ciertamente que haber un método. Dogen adaptó un método japonés a partir del método chino. Los palillos no existían en la India. Sólo un bol.

Una vez terminado el primer sutra, el tenzo debe ofrecer un plato al Buda, o a Sensei, con un poco de todo lo que ha preparado, después hacer sampai y anunciar el menú. Entonces el servicio puede comenzar. Las personas del servicio comienzan por servir al maestro, después al shusso. Y después, como he dicho más arriba, hay que fijarse en un detalle interesante: es posible dedicar la comida y los sutras que la acompañan a una persona – una persona fallecida, una persona necesitada de ayuda, una persona que hubiera hecho una donación de alimento a la comunidad. «En ese caso, dice Dogen, en el momento en el que el tenzo ofrece el alimento al Buda, después de haber hecho sampai anuncia la dedicatoria, dice el menu, y el sutra continúa.»

Al final de los sutras, cuando el maestro recita «Jiten…», hay que hacer una ofrenda de comida para los seres hambrientos. La tradición es ofrecer siete granos de arroz sobre el mango del palo plano que sirve para lavar el bol. Nosotros no comemos arroz en todas las comidas, así que ofrecemos un pequeño trozo de pan, no merece la pena hacer un trozo demasiado grande. No es necesario usar utensilios para cortar el pan. Se dan cuenta de que siempre hay que enfrentarse a este problema de las comidas. Para Nishiyama, un amigo japonés que ha enseñado el Zen en Alemania, lo más importante, es enseñar a los discípulos como utilizar los boles japoneses. Como si hubiesen aprendido algo de gran importancia sobre el Zen al saber abrir sus boles, doblar su servilleta… Pero hay que comprender la esencia.

Antes, los monjes tenían que mendigar la comida, especialmente en India. Tenían un gran bol para llevar mucha comida al templo. Después, en China, se desarrolló el trabajo en el huerto. Había donaciones de arroz en los templos y los monjes salían menos a mendigar por las calles. En Japón, la ceremonia de la mendicidad existe aún, pero sólo en forma de folklore. Ahora, si alguien hiciera la ceremonia de la mendicidad en la calle, seguramente sería llevado al hospital psiquiátrico. Sobre todo, uno no debe dirigir ni una mirada, ni la palabra a la gente. Entonces, si un policía le pregunta a uno qué está haciendo, uno continúa andando en kin-hin, con el bol, sin responder… Uno se enfrenta a otros problemas: los monjes tienen que ganar dinero para practicar, no sólo para comer. De hecho, practicar y comer, es lo mismo. El espíritu, la esencia no ha cambiado… Actualmente, es más difícil. De hecho, los monjes actuales son más fuertes que los monjes de la antigüedad.

Se dice que las comidas servidas a los monjes ofrecen recompensas ilimitadas llenando de alegrías eternas. En particular, la comida de la mañana ofrece diez beneficios: en primer lugar el color de la buena salud, después la fuerza, después la longevidad, el confort, una buena digestión, prevenir los golpes de frío, aliviar el hambre, aliviar la sed, y en fin, ir correctamente a los baños. Así, después del zazen y el desayuno de la mañana, los dones materiales y espirituales de las comidas y de la enseñanza son dos ofrendas de un mérito y de una virtud inconmensurable. La perfección de la generosidad está pues completamente ejercida.

Algunos consejos suplementarios: es importante, en los dojos que practican la ceremonia de la genmai por la mañana después de zazen, e igualmente durante las sesshines, que el servicio esté regulado de manera perfecta y se efectúe rápidamente aunque con tranquilidad. Los sampai de los que sirven deben de estar terminados antes del final del “Bussho Kapila”. La ofrenda al Buda debe encadenarse rápidamente. Cuando el bol del maestro esté llenándose, se comienza “Shinjin pashin”. Dogen dice al respecto: «Si el servicio es demasiado rápido, los que lo reciben sentirán que se les mete prisa, si el servicio es demasiado lento, los que llevan sentados mucho tiempo estarán molestos. Los que sirven utilizan sus propias manos y no dejan a los monjes que cojan la comida ellos mismos.» Dice además: «Sigan los deseos del monje en lo que concierne a la cantidad de comida. El modo de recibir la comida es aceptarla con respeto.» Normalmente, las personas hacen el servicio de dos en dos: uno que lleva la marmita y otro que sirve. Los monjes están en fila. En el momento en el que la marmita llega ante uno, se levanta el bol, tensos los brazos, a la altura del rostro. La persona que sirve llena el bol hasta que se le haga un gesto con la mano para indicarle que tiene bastante. Tomen una cantidad conveniente para no tener que dejar. La persona que sirve no debe derramarles nada sobre las manos o sobre los costados del bol. Incluso si no se puede practicar exactamente de esta manera, es bueno conocerla. Es gracioso, al leer estos escritos de Dogen, ver los puntos sobre los que insiste. A Dogen, seguramente, le gustaba mucho comer. Éste debía de ser su único bonno. Le gustaban mucho los boles super llenos. En su descripción, dice: «Sobre todo, es necesario que sirvan al monje hasta que tenga suficiente.»… En los templos, en principio, sólo se sirven dos comidas. La principal, es la comida de por la mañana. Antiguamente, se hacían ofrendas a los gakis también por la mañana. Ahora, ya no se hace, se hace sólo al mediodía. Y por la noche, no hay comida. Es decir, que la comida de por la noche no está considerada como una comida sino medicina para los monjes, por lo tanto no hay ceremonia, no hay ofrendas, es una comida informal. Cuando se conoce Japón, uno también se ríe al leer esto. Ya que, el saké, está también prohibido en los templos, pero lo llaman también una medicina: hannyato. Seguramente, en los templos, por la noche, ¡todo el mundo quiere cuidarse!

El capítulo del Shobogenzo: Gyoji es una de las grandes enseñanzas que nos transmitió el maestro Deshimaru, me recuerda cuando llegamos a la Gendronnière. Durante meses, cortamos zarzas, limpiamos senderos y caminos. Poco a poco aquello se organizó. Después, cuando todo está limpio, se empieza a pensar en los detalles. El Maestro Deshimaru llegó como un bulldozer a Europa en medio de gente que no sabía nada sobre el zen. Tuvo que soportar a los que conocían todo del budismo por los libros. Llevó una enseñanza directa, brutal, a sus discípulos. Nos marcó a fuego. Si se nos pregunta que recuerdo guardamos del Maestro Deshimaru, a propósito del capítulo Gyoji del Shobogenzo, nos levantamos la manga y mostramos una cicatriz, algo comprendido con el cuerpo, pero que no se puede explicar. Sensei nos transmitió esta enseñanza, pero no para nosotros personalmente. No hizo todo ese esfuerzo para salvar a Stéphane Thibaut, Jean Claude Gaumer o cualquier otro. Se sirvió de nosotros para transmitir algo super precioso a las generaciones futuras. Al principio la gente se sorprendía: «¿Por qué, ustedes, occidentales, practican zen? Es un poco un snobismo, una moda, una secta quizás.» La gente no tiene ni idea de lo que es, ni siquiera los que practican lo saben. En cuanto a mí, mi trabajo, no es el de bulldozer, consiste en hacer comprender al mundo el tesoro que ha recibido con la verdadera práctica del Zen hoy transmitido. Tomar conciencia a la vez del valor real del ser humano. Se podría suponer que el ser humano es una mezcla entre Dios y el animal. Hasta ahora, a mirado la verdadera religión como un mono mira a la luna. Ahora, es necesario que mire al animal que es, como un Dios que también es. Este capítulo, Gyoji, es una enseñanza que puede ayudar a la humanidad.

Ante el problema del trabajo, del sentido del trabajo, lo que ha ofrecido el Zen es maravilloso. Es precisamente lo que necesita el animal humano para volverse divino a través de las cosas más simples. Desde hace cuatro o cinco años, repito que el mundo va a cambiar fundamentalmente en poco tiempo, y que nosotros, los monjes Zen, podemos contribuir a cambiarlo en algo positivo. Aquí y ahora, ha llegado el momento en el que vamos a volvernos útiles. A menudo, el monje es inútil. Cada gran maestro ha actualizado un Gyoji que le es propio. Como compañeros que tiene que ejecutar una obra de arte perfecta. Cada monje tiene que realizar un Gyoji. Gyo significa: «hacer», en japonés, ejecutar, actuar o «manera de conducirse»: Y Ji significa: «observancia de la moral fundamental». Es importante. Acordaros de Moisés y las tablas de la ley. Dios las formuló con fuego, inscribiendo los diez preceptos en la piedra. Pero la moral está más allá de cualquier precepto, sea el que sea. La nueva civilización tiene necesidad de experimentar, redescubrir esta moral fundamental. El gran problema actual es el desempleo, hay quejas o se está inquieto a causa del desempleo. Pero en realidad, el problema no está ahí, no todos los seres humanos están buscando empleo, sin embargo, todos buscan su Gyoji, la manera en que van a poder expresar en su vida los valores fundamentales. Estoy leyendo un libro escrito por una mujer. Dice: «¿En qué sueño nos mantienen al fomentarnos las crisis a la salida de las cuales saldremos a la pesadilla? ¿Cuándo tomaremos conciencia de que no hay crisis sino una mutación de la sociedad, de la civilización? Participamos de una nueva era sin llegar a verla, sin admitir, ni siquiera percibir que la era precedente ya ha desaparecido.»

El primero de los Gyoji contados por el Maestro Dogen es, claro está, el de Shakyamuni Buda. No puedo leer el texto porque no hay suficientes días, pero conozco algunos puntos importantes. ¿Cuáles fueron los valores puestos en evidencia por las acciones de Shakyamuni Buda? Esta mañana decía que el hombre es una mezcla entre animal y Dios. Ha mucha gente le gusta adoptar animales: perros, lindos perros de raza, es original, gatos, hamsters, peces de colores, serpientes de agua. Lo difícil es responsabilizarse del animal, o incluso de una planta. Pero lo más difícil de aceptar, es adoptar a nuestro propio animal: educarle, hacerle feliz, utilizarle. Aquí, utilizan bueyes para labrar la tierra.

Es gracioso venir a la comunidad del Arche, donde han permanecido muy alejados de los valores actuales. También es un Gyoji llegar a vivir con lo fundamental. Lo primero que se dice del Gyoji de Shakyamuni, es que abandonó todos sus privilegios de príncipe para ir a la búsqueda de lo fundamental: privilegios de rango social, riquezas, claro está, confort: su palacio debía ser confortable. Abandonó su harén, y también a una mujer a la que amaba, su padre, su madre, y sus hijos. Dejó todo por algo más importante. Mediante este acto, expresó un valor fundamental, una moral fundamental.

No es por un sentido moral, es mucho más profundo, más allá de todo lo que puede desear un hombre -puesto que tenía todo lo que un hombre puede desear- Shakyamuni eligió algo más importante. Cuando se fue al alba, quiso abrazar a su hijo, no lo hizo. Se dijo: «Si hago eso, no podré irme». He aquí un tema muy interesante. Todo el Gyoji de Shakyamuni Buda funda las bases de al práctica de siempre de los monjes budistas, es por tanto, muy importante. ¡Abandonar el mundo!. Muchos se han hecho monjes, se han afeitado la cabeza, pero pocos tienen que abandonar un mundo tan perfecto como el de Shakyamuni. La mayor parte de nosotros ha abandonado un mundo mediocre, una familia neurótica, una sociedad degenerada, pero de todas formas, a veces es más difícil abandonar el infierno que el paraíso. Nosotros los monjes de hoy, no debemos tomar ninguna de nuestras relaciones a la ligera. No se abandona por cobardía o por deseo. «No abandonar» puede volverse también «Gyoji». Observaréis que a veces los Gyoji de los maestros son completamente opuestos. El Gyoji de Mahakashyapa era el opuesto de Shakyamuni Buda, y sin embargo expresaba la misma verdad, el mismo valor fundamental. Hoy hace siete años, falleció un amigo, uno de los monjes antiguos: Etienne Mokucho Senku, que murió muy joven. Le dedicaremos esta mañana de zazen y la ceremonia. Hay siempre una lucha o conflicto entre el animal y el Dios que hay en nosotros. Es lo que provoca el Gyoji de los grandes monjes, es decir, actos en absoluto ordinarios. ¿Por qué los Maestros actúan así? La muerte de Etienne era también su Gyoji. Dogen escribe que la virtud de la actitud, de la conducta o de los actos de estos maestros les sostienen e igualmente sostienen el mundo exterior. Muy importante. La acción más importante que hizo Etienne, su enseñanza, fue su súbita muerte. Personalmente, cambió radicalmente mi vida, mi manera de percibir las cosas. Creo que muchos de sus compañeros, parientes, sintieron lo mismo. Es lo que se denomina una enseñanza mediante el cuerpo. En relación con el Gyoji de Buda, se habla de sus seis años de mortificación.

Desde que abandonó su palacio, buscó la vía hasta su muerte, aún influyen sus acciones. En la Sangha, a menudo se dice que los principiantes son más sinceros que los antiguos. No es el caso de mi Sangha: los antiguos son cada vez más fuertes, cada vez más sinceros. No degeneran, los principiantes quedan impresionados por ellos. A veces huyen. Los que son fuertes continúan. Estos seis años de mortificación del Buda es la determinación del principiante. El principiante no tiene el satori, por tanto, su fe está basada en suposiciones, en la esperanza. Es diferente de la fe del que ha realizado, se ha despertado. Busca, se da. El primero en dar ejemplo es el Buda. Esta fe del principiante que abandona su propio cuerpo es muy importante.

Vamos a estudiar el Gyoji de todos los maestros punto por punto. Esta época del principiante es muy importante. No sólo en el Zen, sino en toda nuestra sociedad. Los que no practican Zazen, ¿qué es lo que tienen para reemplazar esta fe del principiante? Bachillerato, servicio militar, boda… Momentos importantes. Prefiero la boda. Sea lo que… Nuestra misión es también abrir el verdadero budismo a toda la humanidad. Si el budismo no sirviera más que a los budistas, sería limitado. Muchos creen que el budismo es rezar delante de una estatua, pedir la bendición al Dios, quemar incienso, creer en Buda… no es eso en absoluto. El verdadero budismo es realizar que la naturaleza de todo hombre es divina, que la vocación de cada ser humano es volverse un Dios. Si el hombre realiza su naturaleza de Dios, entonces el mundo entero, montañas, árboles, cielo, animales, insectos, todo, todo, todo, puede realizarlo al tiempo que él. ¡Qué responsabilidad! Eso es el budismo, no hay más Buda que vosotros mismos. Religión humana de actualidad. En lugar de esto, se va en el sentido opuesto. Dios = animal: peligroso. En lugar de despertar a todas las existencias, se las contamina, se las ensucia. Un dios que rompe sus juguetes. No miren afuera.

Después de seis años a partir de su fe de principiante, el Buda se despertó y se dice que se despertó simultáneamente con la gran Tierra y todas las existencias. Estos son los dos primeros actos del Buda: abandonar su familia y obtener el espíritu del principiante, hasta el despertar. Después esto continúa: tras el despertar, el Gyoji continúa.


Fuente:www.zen-deshimaru.com.ar

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