Esto es lo que afirma el investigador Israel Knohl, asegurando que su análisis de un texto hebreo inscrito en la estela podría «cambiar la visión que tenemos del personaje histórico de Jesús».
Por el contrario, otros investigadores se abstienen de sacar conclusiones tan radicales del texto, del que dan otras interpretaciones. Algunos dudan incluso de la autenticidad de la estela.
En realidad sabemos muy poco de los orígenes del cristianismo, incluso menos que de otras religiones anteriores.
Hay quien piensa que en sus primeros tiempos el cristianismo era una doctrina esotérica que se habría vuelto exotérica más adelante por la necesidad de influir sobre el gran número.
Por eso sus ritos habrían perdido el significado inicial para llegar a todos al modo exotérico; porque todos no pueden tener la misma capacidad que los «elegidos» esotéricos.
Los que piensan así creen ver un signo del esoterismo originario cristiano en que es una religión que no tiene lengua sagrada ni una legislación que derive de ella.
El taoísmo tiene la lengua sagrada en el chino, la lengua más apta de todas para la expresión simbólica; el hinduismo en el sánscrito (que significa «escritura sagrada»), el islam en el árabe y el judaísmo en el hebreo.
En todas estas lenguas hay correspondencia entre signos y números, que falta en las profanas. Pero el cristianismo debió servirse del griego y luego del latín como lengua litúrgica.
En cuanto a la legislación, el Corán por ejemplo la contiene muy naturalmente, pero el cristianismo debió apelar al derecho romano, que le era intrínsicamente ajeno, para crear un «derecho canónico».
Es claro que como esoterismo no necesitaba legislación, pero esta necesidad se hizo patente cuando tomó sobre si la responsabilidad de llegar a todos.
Fuente: www.aimdigital.com.ar
