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El concepto buddhista de karma – Ven. Puṇṇadhammo Bhikkhu

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El concepto buddhista de karma

Ven. Puṇṇadhammo Bhikkhu


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Aunque el Buddhismo es todavía una religión considerablemente minoritaria en los países occidentales, está causando un impacto cultural contundente. La práctica de la meditación, por ejemplo, se está expandiendo rápidamente. Poco a poco, ideas y jergas de origen buddhista van incorporándose a la cultura. La mitad de las veces se distorsionan en la transferencia. Tiene algún sentido llamar «Sangsara» a un perfume, ¿pero que un grupo de rock se llame «Nirvana»?

Una de las apropiaciones más frecuentes de estas palabras es «karma» [1]. Ésta tiene un significado técnico preciso en el pensamiento buddhista que prácticamente se pierde en el uso corriente, lo cual conduce a una constante confusión. En el uso buddhista, karma siempre significa «acción volitiva». Es un acto de voluntad, originado en la mente de un individuo, que tendrá un efecto determinado en algún tiempo futuro. En otras palabras, la ley de karma nos dice que si hacemos el bien, experimentaremos el bien, y si hacemos el mal, experimentaremos el mal.

Formulándolo de esta manera, karma suena como una especie de juicio moral. Sin embargo, eso no es posible porque en el Buddhismo no hay nadie que juzgue. Es mejor pensar en el karma como una clase de ley natural, como la gravedad. Una expresión coloquial que se aproxima a la idea es: «lo que se siembra, se cosecha».

En el Buddhismo existe cierta controversia acerca del papel del karma. Por un lado, los textos del Abhidhamma enseñan que toda impresión sensorial y, por los tanto, todas nuestras experiencias, pueden ser clasificadas como lo que se denomina «resultado del karma» [2]. Por otro lado, el Buddha cierta vez declaró que es un error creer que todo es determinado por el karma. Mi propia opinión es que, en este pasaje, el Buddha estaba refutando la visión de los deterministas, que no dejaban lugar para el libre albedrío. Nuestro propio libre albedrío es elegir una acción u otra; pero, una vez hecha la elección, el resultado sigue de manera inexorable.

A veces, esta enseñanza es desacreditada por considerársele una doctrina cruel que culpa a la víctima y que, incluso, justifica las injusticias sociales. Según este argumento, si una persona nace pobre, el karma es una excusa conveniente para no hacer nada por ella, ya que se trata de su propia culpa de una vida anterior. Ésta es una grave distorsión que no puede justificarse desde las enseñanzas buddhistas. Al contrario, karma significa que tenemos la responsabilidad de actuar compasivamente para con otros. Si no logramos eso, creamos karma negativo para nosotros mismos. Actitudes como la de juzgar son estados mentales negativos que causan mal karma en y para nosotros mismos.

Pero, ¿y el caso de alguien que nace con un problema físico como la ceguera? A algunos críticos les parece cruel «echarle la culpa» a las acciones previas de la persona. Éste también es un malentendido. La palabra emotiva «culpa» no debe inmiscuirse en esto. El poder determinante del karma no es un juicio moral, sino, simplemente, una herramienta explicativa. Si el karma es rechazado como explicación, ¿existe alguna alternativa menos «cruel»? Sería, en tal caso, o la acción deliberada de una deidad creadora o el resultado del ciego azar en un universo sin esperanzas ni sentido.

Cuando una persona acepta el concepto de karma, y trata de vivir su vida de acuerdo con ello, el efecto no será, seguramente, una insensible aceptación del sufrimiento. Al contrario, se empeñará en guiar sus pensamientos, palabras y acciones según cualidades kármicamente positivas como la sabiduría, la compasión y la generosidad. El Buddha enseñó que nada es más corrosivo del bienestar personal o social que la creencia de que las buenas o malas acciones no producen frutos.

Puede verse que la enseñanza buddhista del karma resuelve con claridad muchas de las cuestiones que han plagado a la filosofía occidental. Permite un papel central para el libre albedrío en, paradójicamente, un universo determinado. Suprime el supuesto «problema del mal». Más convincentemente, proporciona una base sólida para la ética que no es arbitraria ni condenatoria.


Notas

[1] O «kamma», en pāḷi.

[2] Vipāka.


Puṇṇadhammo Bhikkhu, «The Buddhist Concept of Karma», Arrow River Forest Hermitage (arrowriver.ca). Sep-2004. Traducción y notas: Alejandro P. de León, AppamādaNet, Buenos Aires, 2008. Corrección: María Isabel Zapico

Fuente: http://appamadanet.webs.com

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