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Si soñamos con la paz

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Si soñamos con la paz

Benito Carral

simbolo2.gifSi soñamos con la paz, deberíamos saber qué queremos decir con ello. Pues bien, yendo a la raíz del asunto creo que estaremos de acuerdo en que la paz es la ausencia de guerra y la guerra, una relación de enemistad.

La enemistad, u odio, es una de las tres raíces insanas sobre las que habló el Buddha –las otras dos son la codicia y la ignorancia–, y nos enseñó que el camino para ponerle fin es el amor (mettā). Cuando soñamos con la paz, estamos soñando con relaciones basadas en el amor.

Ahora bien, ¿qué significa mettā? Mettā es el deseo no egoísta de aportar bienestar y felicidad, y guarda una estrecha relación con karuṇā, la compasión, el deseo de aliviar el sufrimiento.

Si queremos la paz, resulta fundamental transformar el odio, la codicia y la ignorancia, así como cultivar el amor y la compasión.

Si alguien nos insulta, por ejemplo, podríamos pensar que esa persona es nuestra enemiga. Pero ¡las personas nunca son nuestras enemigas! Una persona sana no insulta, solo las personas enfermas lo hacen. Al ver a alguien que insulta, lo que estamos viendo es a alguien que sufre, a alguien que vive bajo la tiranía de la ignorancia. Cuando empezamos a ver las cosas de este modo, la compasión, y no el odio, es la respuesta natural. La compasión nos lleva a interesarnos por el sufrimiento de la otra persona y a buscar una solución.

Hasta aquí hemos hablado de la dimensión personal de la paz, pero el ser humano es un ser social, y también deberíamos tener en cuenta los factores sociales que contribuyen a la guerra, a la enemistad.

Hoy en día vivimos en una sociedad individualista y consumista. Los medios de comunicación y los valores heredados obedecen, la mayoría de las veces, a los intereses de la ideología de libre mercado. Esta ideología nos dice que cuantos más bienes adquiramos (codicia), más felices seremos, y nos predispone a luchar contra los demás en una lucha abierta por el poder (odio). Sin embargo, las cosas no funcionan así (ignorancia), y esta ideología, en vez de aportarnos bienestar, ahonda nuestro sentimiento de insatisfacción crónica y favorece la explotación social y la destrucción del medio ambiente.

¿Qué podemos hacer ante esta situación? En primer lugar, aumentar nuestra conciencia. Por ejemplo, si no sabemos que las zapatillas que nos gustan están siendo fabricadas por personas en condiciones de semi esclavitud, no sabremos que con su compra estamos siendo cómplices de los explotadores. Al ser conscientes, la respuesta natural será practicar un consumo responsable y ocuparnos de la situación de las personas desfavorecidas. La toma de conciencia también se aplica al ámbito personal, pues si no sabemos cuáles son nuestras motivaciones, bien puede pasarnos desadvertido el odio que hay en nuestro interior.

¿Podemos hacer algo más? Claro que sí. Otra tarea importante para construir la paz consiste en transformar las estructuras sociales y los valores de la ideología de libre mercado, favoreciendo una cultura de amor y compasión.

Por una parte, podemos ayudar a que las personas, los colectivos, los gobiernos y las empresas tomen conciencia de la situación. Necesitamos medios de comunicación, periodistas, escritores, artistas, profesores, conferenciantes, etc., que se comprometan con la paz y ayuden a acelerar el cambio de conciencia que ya está en marcha. Por otra parte, podemos construir y participar en modelos alternativos, como asociaciones de comercio justo, redes de cooperación, empresas éticas, centros de formación o cualquier otro que pudiera ocurrírsenos.

Por último, me gustaría señalar que, si bien el trabajo individual es muy importante, deberíamos encontrar fórmulas para colaborar con otras personas que trabajen para la paz. Al trabajar en equipo nuestras visiones individuales se enriquecen y podemos alcanzar una claridad que no hubiésemos encontrado de otro modo. La acción colectiva, cuando nace desde el consenso, es también más poderosa que la acción individual. Así pues, deberíamos convertirnos en artistas de la cooperación y explotar la fuerza del amor, de la compasión y de la sabiduría colectivas.

Este es uno de los caminos hacia la paz.


Benito Carral, Insight Dhármico Colectivo, www.cdinsight.org, 2004.

Fuente: http://appamadanet.webs.com

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