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Homenaje a Bankei – Relatos

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Mal genio

pintura_japonesa.gifUn estudiante Zen acudió a Bankei y dijo:

– Maestro. tengo un mal genio ingobernable. ¿Cómo puedo curarlo?

– Muéstrame este mal genio – dijo Bankei – suena fascinante.

– No lo tengo ahora – dijo el estudiante, asi que no puedo mostrártelo.

– Bueno; entonces – dijo Bankei, tráemelo cuando lo tengas.

– Pero no puedo traerlo justo cuando sucede que lo tengo – dijo el estudiante.

– Surge inesperadamente, y es seguro que lo perderé antes de traértelo.

– En ese caso, dijo Bankei, no puede ser parte de tu verdadera naturaleza.

– Si lo fuese, podrías mostrármelo en cualquier momento.

– Cuando naciste no lo tenías, y tus padres no te lo dieron, así que debe de entrar en tí desde el exterior. Sugiero que siempre que entre en ti te golpees a ti mismo con un palo hasta que el mal genio no pueda soportarlo y huya.


El verdadero milagro

Cuando Bankei estaba enseñando en el templo de Trymon, un monje Shinshu, que creía en la salvación a través de la repetición del nombre del Buddha del amor, estaba celoso de su gran audiencia y quería tener un debate con él.

Bankei estaba en el medio de un sermón cuando el monje apareció, pero creó tanto revuelo que Bankei dejó su discurso y preguntó a que se debía todo aquel ruido.

– El fundador de nuestra secta – empezó el monje – tiene tales poderes milagrosos que puede mover un pincel a un lado del rio, y escribir el sagrado nombre de Amida sobre un papel sujetado por un ayudante en la otra orilla. ¿Puedes tu hacer semejantes cosas?

Bankei respondió tranquilamente:

– Quizas tu maestro sea capaz de hacer semejante truco, pero ese no es el camino del Zen. Mi milagro es que cuando tengo hambre, como, y cuando tengo sed, bebo.


El bien y el mal

Habían acudido muchos alumnos de todo Japón al retiro de meditación de Bankei. Durante el retiro, un alumno fue sorprendido robando. Bankei fue informado del asunto con la petición de expulsar al alumno, pero Bankei lo ignoró.

Por segunda vez sorprendieron al mismo alumno robando, y de nuevo lo llevaron ante Bankei, quién volvió a dejarlo pasar por alto. Esto enfadó mucho al resto de alumnos, que firmaron en conjunto una petición para que el ladrón fuera expulsado. Amenazaban con irse todos en bloque si el maestro no les hacía caso.

Cuando bankei se enteró de la petición llamó a todos los alumnos delante suya.

– Sois alumnos inteligentes – les dijo -, sabeis lo que está bien y lo que está mal. Podeis ir a otro sitio a estudiar si así lo deseais. Pero este pobre alumno ni siquiera distingue entre el bien y el mal. Si yo no le enseño ¿quién lo hará? Voy a dejarle permanecer aquí aunque todos los demás os marcheis.

Un torrente de lágrimas broto de los ojos del alumno que había robado. Todo deseo de volver a robar había desaparecido instantaneamente.


Bankei Yōtaku (1622-1693), Maestro zen de la escuela Rinzai.

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