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La Psicología contemplativa

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PSICOLOGIA COMTEMPLATIVA


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Los fundamentos de la psicología contemplativa se apoyan en la práctica de ponernos en el lugar del otro. Este intercambio está ocurriendo todo el tiempo, es la clase de experiencia en la que esto y aquello no están separados. Cuando alguien se sale de una curva y casi es golpeado por otro coche podemos sentir el miedo como si hubiéramos sido nosotros a quienes casi golpea el coche en ese momento. A eso le llamamos ponernos en el lugar del otro. Este fenómeno, tan natural, constituye la base de nuestro trabajo con los demás desde la perspectiva de la psicología contemplativa. Es la base de nuestra compasión inherente.

Podemos entrenarnos en dicha práctica. Desarrollar la capacidad de entrenarse en este intercambio surge cuando nos permitimos confiar en nuestra propia cordura inherente, en la del mundo y en la de los otros.

La psicología contemplativa se inspira en la antigua sabiduria del budismo tibetano y combina esa visión con la de las escuelas psicológicas occidentales más modernas. La psicología contemplativa se apoya en la práctica de la meditación sentada, cuyo objetivo es estabilizar la mente en el momento presente. Este entreneamiento nos permite aquietar nuestras mentes y abrirnos a un estado natural que es el de una total aperatura.

Pregunta: ¿Es posible describir comparaciones con otras escuelas psicológicas occidentales?

Respuesta:

Si, es posible describir paralelismos con el fenómeno de ponerse en el lugar del otro. Pero de hecho el proceso de ponerse en el lugar del otro, que es común, no suele ser utilizado con frecuencia en otras tradiciones psicológicas. Los rogerianos apuntan hacia la empatia; la teoria de las relaciones objetales emplea el término “identificarse con el objeto” para describir el fenómeno, pero en ambos procesos utilizan los conceptos “nosotros y ellos” En la psicología contemplativa reconocemos ese “nosotros y ellos” como un constructo mental ó como un hábito del ego, que nos separa de nuestra unión compasiva inherente. Ambos encuadres podríamos decir que son aproximaciones a la compasión, pero para trabajar desde la perspectiva del “disolverse” no son del todo completos y se necesita mucho entrenamiento en la contemplación y una gran relación amistosa con el espacio.


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