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Los Budhas de Compasion

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Bodhisattwa es un término sánscrito que significa “El que es destinado para el alumbramiento, o cuya esencia es el alumbramiento”.

El término tibetano que se utiliza para designar a los Bodhisattwas, puede traducirse también “Guerrero que despierta”.

“Guerrero”, porque a causa de su valor vence todos los obstáculos y las dificultades que se encuentran en este camino. “Que despierta”, puesto que el proceso que sigue de purificación y crecimiento espiritual le conduce a obtener la Budeidad o estado de Budha.

En su origen el concepto Bodhisattwa hacia referencia al Budha histórico, Siddharta Gautama, durante sus nacimientos anteriores.
Aquel que posee los cuerpos causal, mental, astral y físico es un Bodhisattwa. Es decir, el alma humana, o alma causal, vestida con tales cuerpos, es un Bodhisattwa.

Existe plena distinción entre un Maestro en sí, que es el Atman-Budhi, osea el Intimo y el alma conciencia, y el Bodhisattwa, que es el alma humana revestida con los cuerpos existenciales superiores del Ser.
Dentro del budismo Mahayana, el término Bodhisattwa hace referencia al individuo que ha pasado a lo largo de diez etapas a la perfección espiritual, pero elige, por compasión, aplazar el premio final, el Nirvana, para trabajar por la salvación de todos los seres. Por tanto solo se reconocen como Bodhisattwas a aquéllos que se han sacrificado por la humanidad a través de sucesivos mahamanvantaras.

El budismo mahayanico dice que hay dos clases de seres. Unos serian los Budhas Pratyekas y los aspirantes a Budhas Pratyekas, que son los Sravakas. Estos no se sacrifican por la humanidad, nunca. Luchan, sí, por cambiar y cambian. Pero, nunca dan sus vidas por sus hermanos y jamás cargan al Cristo Intimo.

Los otros son los verdaderos Bodisattwas, aquellos que han renunciado a la felicidad del nirvana por amor a la humanidad. Aquellos que en distintos Mahamanvantaras han entregado su sangre por la humanidad. Que pudiendo vivir felices en el nirvana, han renunciado a cualquier felicidad por sus hermanos en la tierra. Son ellos los únicos que verdaderamente pueden encarnar al Cristo.

Los Bodhisattwas son en general concebidos como personificaciones de virtudes particulares de Budha. Así, Mañjusri, con su espada y su libro de conocimiento, representa la sabiduría de Budha.

Los Bodhisattwas son los intermediarios entre nosotros y el estado de Budha, y pudiendo aspirar a la eterna dicha del nirvana, prefieren renunciar a ella para quedarse y ayudarnos. Mientras dure el sufrimiento humano, podremos contar con ellos. Actúan así por pura compasión hacia nosotros.

En una entrevista que se hizo al Dalai Lama sobre ayudar a los demás, y sobre alcanzar la budeidad, respondió que se valora mucho la actitud del Bodhisattwa porque renuncia al estado de beatitud. Nuevamente le preguntaron:

¿Acaso no se puede aspirar a las dos cosas?

La respuesta que dio el Dalai Lama fue:

En la propia naturaleza de la budeidad se unen los dos deseos: ayudar a todos los seres vivos y, con este objetivo firmemente establecido, alcanzar el estado de budeidad. Alcanzar el despertar a favor de los demás. Para llegar a este punto exacto donde dos nociones que nos parecen heterogéneas quedan estrechamente ligadas, para eso es necesaria la reflexión. Sin duda esto nos sitúa ante el corazón más intimo del budismo, que une de forma inseparable la realización del Ser y la compasión universal.

En muchas tradiciones religiosas se encuentran ejemplos de personas que se volcaron en el trabajo sobre sí mismo pero que mantuvieron un total olvido de este mundo. Igualmente por otro lado se encuentran personas caritativas, completamente volcadas en ayudar a los demás, pero que, entregados en esta lucha cotidiana, olvidaron su realización personal.

Antes de encarnarse en la persona del príncipe Siddhartha, Budha fue en sus existencias anteriores, el Bodhisattwa por excelencia. Otros muchos le sucedieron. El Budha más venerado, esencia pura de la compasión (hasta el punto de que a menudo los otros Bodhisattwas se consideran derivaciones de él, sus manifestaciones), se llama Avalokiteshvara.

Avalokiteshvara es “El que da de beber a los que tienen sed”, “El Señor brillante que mira hacia abajo”, “La voz y la luz del mundo”, “El que lleva el loto”, el más popular de los mediadores. Sus representaciones son múltiples. Puede adoptar muchos aspectos.

El Bodhisattwa es el que puede aspirar al Nirvana, al descanso absoluto en la luz, pero que se niega a llegar a él, y prefiere quedarse en contacto con este mundo doliente para ayudar. Dicho de otra forma, que no podrá alcanzar el verdadero reposo mientras que en el mundo subsista un solo rasgo de dolor.

Los Bodhisattwas quieren ayudar a la humanidad, aún arriesgándose a perderse ellos, a ir “al infierno”, es decir a las infradimensiones con nosotros para seguir ayudando.

Todas las escuelas budistas del pasado reconocían la importancia del Bodhisattwa. Pero fue la escuela Mahayana quien proclamó la superioridad de Bodhisattwa sobre el arhat. Los Bodhisattwas como repiten constantemente los textos del Prajna-paramita, no pretenden alcanzar su propio Nirvana privado. Por el contrario, recorren el mundo altamente doloroso de la existencia, y a pesar de ella, deseosos de ganar la iluminación suprema, no tiemblan ante “el nacimiento y la muerte”. Se pusieron en marcha para bien del mundo, para la felicidad del mundo, por piedad a uno. Tomaron esta decisión:

Queremos convertirnos en un refugio para el mundo, un resguardo para el mundo, el lugar de reposo del mundo, el descanso final del mundo, las islas del mundo, las luces del mundo, los guías del mundo, los medios de salvación del mundo.

Se dice que hay dos cosas que son necesarias al Bodhisattwa y a su práctica de la sabiduría: “No abandonar jamás a los seres y ver con certeza que todas las cosas están vacías”.

Resulta paradójico que en el momento mismo de la compasión hacia todos los seres, no solo los humanos, sino también los animales y las plantas, quede el mundo entero “Vacío” de realidad.

El Mahayana, al mismo tiempo que exalta la vida del Bodhisattwa, proclama la irrealidad, la inexistencia en sí de las cosas. Pero lo cierto es que no hay tal paradoja. La doctrina de la vacuidad universal, al vaciar el universo de realidad, facilita el desapego al mundo y conduce a anularse a sí mismo, objetivo primero que se propuso el Budha Sakyamuni.

Existen muchos Bodhisattwas, pues de siempre existieron salvadores que, al alcanzar la condición búdica hicieron el voto de lograr el Despertar para la salvación de todos los seres. Los más importantes son Maitreya, Avalokiteshvara y Mañjusri.

El Bodhisattwa Maitreya es el próximo Budha, sucesor de Sakyamuni. Avalokiteshvara es el más célebre, y se presenta como una síntesis de los tres grandes dioses del hinduismo. Es Señor del universo; el sol y la luna proceden de sus ojos, de sus pies viene la tierra, de su boca viene el viento; tiene el mundo en sus manos, cada poro de su piel encierra un sistema del mundo. Protege contra toda suerte de peligros y no rechaza ninguna oración.

Mañjusri, “Fortuna suave”, relacionado con el Budha Aksobhaya, personifica la sabiduría y protege la erudición.

El Bodhisattwa Avalokiteshavara está místicamente vinculado al Budha Amitabha, pero el segundo no llegó a hacerse popular en la India sino en época tardía, hacia el siglo VII; hasta entonces, su prestigio dependía de las relaciones que le unía a Avalokiteshavara.

Amitabha, en sánscrito significa “Luz Infinita”. Fue un monje llamado Dharmakara, discípulo del Budha Lokesvararaja, quien le instruyó en la apreciación de la belleza de las Tierras de Budha. En su camino hacia la iluminación, cuando era un simple monje hizo el voto de llegar a ser Budha y adquirir una “Tierra milagrosa” cuyos habitantes, de acuerdo a sus méritos, gozarían de una felicidad sin igual hasta su entrada en el nirvana. Dicho voto se ha cumplido, y a esta tierra se le conoce como Sukhavarita (La dichosa), está situada hacia el oeste; está bañada de luz y se parece a un paraíso por sus piedras preciosas, sus flores y sus pájaros. Sus habitantes son en realidad inmortales y disfrutan de la enseñanza oral de Amitabha.

El Budha Amitabha es muy conocido dentro del budismo Mahayana, y adorado por la secta País puro. También es venerado por numerosos creyentes en China y Japón, que confían en renacer en el país puro.
En el arte clásico nipón abundan las imágenes de Amida, su nombre japones, en actitud de dar la bienvenida a los fieles. Tambien se le atribuye la facultad de manifestarse ante el mundo como Avalokiteshvara (en japonés Kannon).

Si existe una infinidad de Budhas, también existe una infinidad de “Tierras de Budhas”. Sukhavti es tan sólo una entre esas innumerables “Tierras de Budha”.

Según el Mahayana existe lo que se conoce como “La doctrina de la transferencia de los méritos”, que consiste en que el adepto transfiere, o consagra y ofrece sus méritos por la iluminación de todos los seres, en vez de que repercutan en beneficio propio.

Santhideva (Siglo XII) en una obra que se ha hecho célebre “El Bodhicharyavatara” decía:

Por el mérito que emana de todos mis actos buenos quiero aplacar el dolor de todas las criaturas, ser el médico, el sanador, la nodriza del enfermo mientras tanto exista la enfermedad. Mi vida con todos los renacimientos, todas mis posesiones, todo el mérito que he adquirido o voy adquirir, todo esto lo abandono sin esperanza de ganar nada para mi mismo, a fin de ayudar a la salvación de todos los seres.

Avalokiteshvara

En términos Sánscritos, quiere decir “El Señor que vigila”, “El que ve constantemente”, refiriéndose que siempre está alerta para acudir en ayuda de todos los seres. Se le conoce también como el Señor del Loto Blanco. Es un Bodhisattwa compasivo venerado tanto en el budismo Mahayana como en el budismo Theravada.

Se le considera una manifestación de Amitabha. Algunas fuentes le atribuyen la creación del universo material y su custodia desde la muerte del Budha histórico hasta el advenimiento del futuro Budha salvador, Maitreya.

A menudo se le representa dotado de once cabezas; la leyenda sacra refiere que su cráneo se dividió en diez partes como consecuencia del pesar que le produjo saber el número de seres humanos que todavía quedaban por salvarse. Amitabha convirtió cada trozo en una cabeza entera y la coronó con la suya propia.

Se le representa también como un joven apuesto, con cuatro brazos, que simbolizan el ecuánime amor compasivo del Budha. Dos de sus manos, se encuentran juntas frente a su corazón, en gesto de suplica a todos los Budhas y Boddhisatwas para que cuiden y protejan a todos los seres. En sus manos sostiene la Joya que colma todos los deseos (la compasión). En su otra mano derecha, sostiene un rosario de cristal blanco, que representa su habilidad para liberar a los seres del samsara; esto nos recuerda el recitar mantrico “OM MANI PADME HUM”. En su mano izquierda sostiene el tallo de una flor de Utpala, que es un loto blanco que simboliza la flor más pura a pesar de haber nacido del lodo. En el tallo hay una flor de color azul completamente abierta y dos botones que simbolizan que su compasión abarca el presente, el pasado y el futuro.

En los cabellos suele llevar una imagen de Amitaba. Su cuerpo es de blanco radiante, que representa su naturaleza inmaculada. Sobre su hombro izquierdo cuelga la piel de un ciervo representando su naturaleza amable y gentil. Esta vestido como un príncipe y ornamentado con joyas, lo cual simboliza su maestría sobre las cinco perfecciones y en su corona hay cinco joyas que son las cinco familias Budhicas.

Según la mitología tibetana, el Budha Sakyamuni encomendó a Avalokiteshvara que convirtiera el Tibet al budismo. Al contemplar la tierra vió que sólo estaba habitada por ogros y animales. Por eso produjo un mono de la palma de su mano, lo iluminó y lo envió a meditar al Tibet. Una ogresa transformada en bella mujer se acercó al mono y le dijo que si no la tomaba como consorte ordenaría a todos los ogros que devoraran el mundo.

El mono consultó a Avalokiteshvara, que estuvo de acuerdo en que la ogresa pariera sus hijos porque serían descendientes de los seres humanos. Los hijos que tuvieron estaban cubiertos de pelo y eran carnívoros. Fueron enviados al bosque para que vivieran y se emparejaran con otros monos.

Cuando un año después el mono que había sido creado, comprobó que se habían multiplicado por cien y que estaban hambrientos, les dio alimento y entonces se les cayó el pelo, y se transformaron en seres humanos a los que Avalokiteshvara a convertiría al budhismo.

Existen bastantes escritos donde se habla de Avalokiteshvara. En “El Sutra del corazón se narra que el Tathágata moraba en Rajagriha en la montaña llamada “El Pico de Buitre”, y estando en una gran reunión con monjes y Boddhisatwas, entró en samadhí. Allí se encontraba también presente el noble Avalokiteshvara, o el bodhisattva mahasattva que practicaba el profundo Prajna-paramita, y también se encontraba el venerable Sariputra, que preguntó al anterior:

¿Cómo un hijo de noble familia, que desee entrenarse, debería practicar el profundo Prajna-paramita?.

El noble Avalokiteshvara respondió de esta manera:

Ver que los cinco skandhas son vacíos en naturaleza. La forma es el vacío; el vacío también es la forma. El vacío no es más que la forma; la forma no es más que el vacío. Del mismo modo, el sentir, la percepción, la formación, y el conocimiento son el vacío. Así, Sariputra, todos los dharmas son vacíos. No hay caracteristicas. No hay nacimiento y no hay cesación. No hay impureza y ninguna pureza. No hay disminuir y no hay aumento. Por lo tanto, Sariputra, en el vacío, no hay forma, no hay sensación, no hay percepción, no hay conocimiento; no hay ojo, oreja, nariz, lengua, cuerpo, o mente; ningún aspecto de sonido, olfato, gusto, toque, no hay dharma, no hay conocimieto de mente; no hay ignorancia y no hay fin a la ignorancia, no hay vejez ni muerte y tampoco fin a la vejez y a la muerte; no hay sufrimiento, no hay origen al sufrimiento, no hay cesación del sufrimiento, no hay trayectoria, no hay sapiencia, no hay ganancia. Por lo tanto Sariputra, por que los Bodhisattwas no tienen ganancia, ellos siempre moran en la práctica del Prajna-paramita. No hay oscuridad de mente, ni hay temor. Ellos transcienden la falsedad y logran el nirvana absoluto. Todos los Budhas de las tres eras, por medio del Prajna-paramita, totalmente despiertan a la iluminación más profunda. Por lo tanto, el gran mantram del Prajna-paramita, es el mamtram del gran conocimiento, es el mamtram que no tiene superior, es el mamtram sin igual, es el mamtram que calma todo el sufrimiento, por eso debe ser conocido como verdad, porque no tiene engaño. El mamtram del Prajna-paramita se dice de esta manera:

GATE GATE PARAGATE PARASAMGATE BODHY SWAHA.

Entonces el Tathágata emergiendo de su samadhi, elogió al noble Avalokiteshvara y dijo:

Bien, bien, o hijo de familia noble; así es. Uno deberá prácticar el profundo Prajna-paramita como tú lo has enseñado y todos los Tathágatas se regocijarán.

Este mamtram se pronuncia suavemente, profundamente y en el corazón. Puede también usarse como verbo silenciado, porque hay dos tipos de verbo: verbo articulado y verbo silenciado. El verbo silenciado es poderoso.

Este mamtram abre el ojo de Dagma, y nos lleva a experimentar, en ausencia del ego, el vacío iluminador. Entonces sabremos lo que es el sunyata, y entenderemos lo que es el Prajna- paramita

El culto a Avalokiteshvara surgió en la india y en el siglo I de nuestra era fue introducido en China, donde es conocido como Guanyin (Wade-Giles, Kwan-yin).

En el arte chino aparece con frecuencia bajo aspecto andrógino e incluso femenino, lo que podría indicar una asimilación a la Diosa madre nativa. Esta es la Diosa de misericordia llamada (La Voz Divina). Es también la deidad protectora del Tibet.

Los relatos de las intervenciones de Guan Yin en los asuntos humanos para satisfacer pedidos de misericordia están presentes en toda la literatura tradicional China. Las celebraciones del nacimiento y de la iluminación de Guan Yin son sumamente significativas para los budistas chinos.

En “La Doctrina Secreta” de Blavatsky se habla de la existencia de dos Avalokiteshvara, que corresponderían al primero y al segundo logos.

En Japón se venera con el nombre de Kannon, asociándolo a Amitabha. Su presencia en las diversas manifestaciones del arte nipón es frecuente, ya que según la tradición, recurría a todo tipo de disfraces para engañar y eludir el sufrimiento.

En Japón existe una forma masculina y otra femenina del Bodhisattwa, si bien la Diosa Kannon sigue siendo la predominante. Sus atributos ponen de relieve la amplitud de sus poderes y comprensión; la llaman Sho (la sabia) y Nyorinin (todopoderosa).

OM MANI PADME HUM

Este mantram es conocido como el Mani, se trata del mantram del Supremamente Compasivo Avalokiteshvara Bodhisattwa, que adopta la forma de nuestro Señor Chenrezi en Mongolia y el Tibet y la del adorable Kuan Yin (Kannon) en China y Japón.

La fórmula mística OM MANI PADME HUM es usada especialmente para implorar la ayuda a Avalokiteshvara (El Señor que mira).

Los no iniciados utilizan con frecuencia el Mani como fórmula protectora para todo tipo de desgracias, bien propias o de los demás. Se dice apresuradamente en los momentos de peligro; lenta y suavemente cuando se está consolando a los afligidos; y los que buscan renacer en la Tierra Pura lo recitan incansablemente para sí mismos o en voz alta. Es incontable el número de tibetanos que mueren con el Mani en los labios.

El Mani puede utilizarse también en los niveles más altos de la práctica yóguica, y son numerosos los lamas que lo consideran como el mantram de mantrams, suficiente por sí mismo siempre que se conozcan los medios yóguicos para extraer de él, el máximo partido.

Según la interpretación que hace la Secta Vajrayana de la doctrina Mahayana, la energía suprema que surge de la Fuente Última y, por tanto, de las profundidades de la propia conciencia del adepto, tiene dos aspectos distintos: la sabiduría de la comprensión sagrada y la sabiduría de la compasión.

Su recitación suele ir acompañada de una visualización de la forma de la deidad y de las distintas sílabas, cada una con su color característico; al mismo tiempo surge en la mente del devoto un profundo anhelo de bienestar para todos los seres vivos y de sentir compasión hacia todos ellos, compasión no sólo para los que resulten fáciles de amar, tales como nuestros amigos, los caballos, los elefantes, los perros, etc., sino también para criaturas repulsivas como los insectos dañinos, los reptiles, las personas malvadas, etc. En un principio, todavía incapaz de amarlos, puede uno compadecerse al menos de sus duelos y quebrantos y alegrarse de sus gozos pasajeros, viéndoles como seres iguales a uno mismo e idénticamente condenados a vagar de una vida a otra hasta alcanzar la Iluminación o Nirvana.

Los seres anteriormente objeto del desagrado, enemistad o adversión particular del prácticante deben ser los primeros en beneficiarse del poder de Mani, y el estudiante debe centrar en ellos todos los esfuerzos de su mente con el máximo amor del que sea capaz. Lleno de dolor por las penalidades que deben sufrir y deseoso de que alcancen un estado de felicidad universal, recitará una y otra vez: OM MANI PADME HUM.

Cada una de las seis sílabas que componen el mantram OM MANI PADME HUM, tiene una virtud específica y poderosa para producir la transformación en distintos aspectos de nuestro Ser.

Las seis sílabas purifican “Las seis ponzoñosas emociones negativas”, creando así el samsara y los sufrimientos que en él experimentamos.
Por medio del mantram, el orgullo, los celos, el deseo, la ignorancia, la codicia, y la ira se transforman en su verdadera naturaleza, las sabidurías de las seis familias de Budha que se manifiestan en la mente iluminada.

Se dice también que este mantram confiere una poderosa protección contra toda clase de influencias negativas y contra varias formas distintas de enfermedad.

La sílaba OM: es la esencia de la forma iluminada. Simboliza el origen, la Fuente Suprema, el Dharmakaya, el Absoluto, es una palabra poderosamente creadora considerada por muchos como la suma de todos los sonidos del Universo, como la armonía de las esferas.

MANI PADME: las cuatro sílabas centrales, representan el habla de la iluminación. Significa: “Joya en la flor de loto”, la sabiduría esencial que yace en el corazón de la doctrina budista; la sabiduría esotérica del Vajrayana contenida en el seno de la filosofía exotérica Mahayana; la Mente que se encuentra en nuestras mentes; lo eterno en lo temporal; el Buda en nuestros corazones, el objetivo (la sabiduría suprema) y los medios para alcanzarlo (la compasión); el Cristo Interior que se alberga en la mente y el corazón del místico cristiano.

HUM: representa la mente iluminada. Es lo condicionado en lo no condicionado; equivale a la realidad ilimitada encarnada dentro de los límites del Ser individual, por lo que une todos los seres y objetos separados al OM UNIVERSAL; es lo eterno o que no muere en lo efímero o perecedero y además, una palabra enormemente potente que destruye todos los obstáculos nacidos del EGO que se opone a la comprensión.

El cuerpo, el habla, y la mente de todos los Budhas y Bodhisattwas son inherentes al sonido de este mamtram, que purifica los oscurecimientos de cuerpo, habla y mente, y lleva a todos los seres al estado de realización.

Este mantram encarna la esencia de la compasión y la bendición de todos los Budhas y Bodhisattwas.

El libro tibetano de los muertos dice:

Cuando (en el bardo) el sonido de Dharmata cruje como un millar de truenos, puede todo convertirse en el sonido de las seis sílabas.

En el Surangama Sutra leemos:

Cuan dulcemente misterioso es el sonido trascendental de Avalokiteshvara. Es el sonido primordial del Universo. Es el murmullo apagado de la marea que se retira.

Su sonido misterioso trae liberación y paz a todos los seres conscientes que en su dolor piden ayuda, y les da una estabilidad serena a todos los que buscan la paz ilimitada del nirvana.

Judas Iscariote

Después de Jesús, el hombre más grande se llama Judas Iscariote. Él es el más odiado de todos y nadie ha comprendido su sacrificio.

El V.M.Samael decía en su libro “Conciencia Cristo”:

Hasta para Jesús de Nazareth hay agradecimiento y gratitud, pero para aquel que entregó su vida por toda la humanidad y que nos enseñó el camino de la disolución del ego, no ha habido una palabra de alabanza, nadie se conduele de aquel que cumplió con su drama en la época de Jesús.

De manera que es el único que no ha recibido honores, que ha sido odiado, insultado, y que sin embargo ama a la humanidad, puesto que se sacrificó por la humanidad y entregó hasta su misma vida y felicidad por la humanidad.

Renunció a toda felicidad, y vive actualmente en los mundos infiernos, trabajando por los perdidos, por los que no tienen remedio.

Ciertamente vive en el abismo entre los perdidos, el mejor de los discípulos del Cristo, el más grande de los sacrificados, el que tiene más derecho a la felicidad, y vive en el abismo entre los réprobos, entre los que no tienen remedio.

Está allí unicamente por amor a la humanidad, tratando entre las tinieblas de buscar a alguien que quiera la luz, cuando logre encontrar a alguien arrepentido, el va a instruirlo, para sacarlo del abismo. De tal manera que condenar a Judas es el peor de los delitos.

Al que tenemos que condenar es al Judas interior, ese traidor que vende al Cristo por treinta monedas de plata, que no es otra cosa sino que lo cambia por placeres, licores y todas las cosas del mundo.

Judas Iscariote, decía el V.M. Samael, no quería el papel de Judas; el quería el papel de Pedro, pero Jesús preparó a Judas para el drama interior que tenía que representar, y Judas lo representó a la maravilla. Por eso Judas jamás traicionó a Jesús. El tuvo que aprenderse de memoria todo lo que corresponde al evangelio de Judas.

Así pues, cada uno de los doce discípulos de Jesús, tuvo que representar su papel en la escena; de manera que Judas tuvo que aprenderse su papel y revisar las Sagradas Escrituras. De tal forma que, el Maestro Judas tiene un evangelio: la disolución del ego.

Para poder comprender el evangelio de Judas, hay que estudiar a Zacarias. Allí se mencionan las treinta monedas de plata por las que Jesús fue vendido etc.

Judas Iscariote nunca traicionó al Maestro; sin Judas no es posible el drama cósmico, por eso este apóstol es el más exaltado Adepto, el más elevado de todos los apóstoles del Cristo Jesús, es un gran Hierofante que realizó a la perfección el papel del drama cósmico; un drama que se ha representado en todas las épocas y en todas las edades.

El drama cósmico es el del evangelio Crístico, ese drama lo trajeron los Elohim a la tierra, vino de otras esferas. En realidad es una obra de arte, una obra dramática en donde cada uno tuvo que aprenderse de memoria su papel; a Judas le tocó aprenderse su papel y ensayarlo muchas veces y que coincidiera con las Sagradas Escrituras, para que fuera perfecto.

En cierta ocasión alguien preguntó al V.M. Samael lo siguiente:

Al cumplir Judas ese papel ¿No recibió karma?.

Respuesta: Al contrario, Dharma por millones, por toneladas.
Judas Iscariote es un gran Maestro, él no quería ese papel él no hizo sino repetir lo que había aprendido de memoria, como había que hacerlo, tenía que ser exacto, preciso, en el momento oportuno, todo tenía que ser perfecto de acuerdo con el papel; pero el no ha traicionado a Jesús jamás, es el mejor discípulo de Jesús. Y no solamente hasta ahí llegó Judas, sino que descendió al abismo y vive en los mundos infiernos. Yo ví que le colgaban, le ponían cuerdas en el abismo, y se dejaba colgar.

El V.M. Samael también decía:

Si hay un hombre que se ha ganado el derecho de entrar al Absoluto Inmanifestado, es Judas Iscariote. Ninguno de nosotros sirve para descalzar a Judas. Ni yo mismo me creo capaz de descalzarlo, todavía no me siento capaz de hacer lo que hizo Judas, yo no me siento capaz, no sé si alguno de ustedes se siente capaz.

Todos los misterios de Judas hay que vivirlos en el mundo causal, la muerte absoluta del ego animal.

Su cuerpo de Doctrina es extraordinario, y fue seguida por la secta gnóstica de los Iscariotes, que después fueron quemados en la hoguera por la Santa Inquisición.

Jeshua Ben Pandira

El modo en que Jesús vivió y enseñó fue simple, aunque sublime cuando hablaba, lo hacía brevemente y empleando pocas palabras, sus expresiones eran enérgicas. Sus santas palabras provenían de las profundidades de un amor ilimitado y de una compasión infinita y divina, que emocionaban una y otra vez a quienes le escuchaban, haciendo surgir en ellos un anhelo poderoso, de hacer el bien a los hombres, de servirles y ayudarles. Esta compasión constituye verdaderamente el sagrado corazón de Jesucristo.

En Jesús podemos contemplar la bondad, amabilidad, misericordia, dulzura y justicia perfecta. En él se encuentra el ideal del desarrollo integral de la cabeza, el corazón y la mano (la acción), como modelo para que la humanidad lo imite siempre.

En su vida diaria, Jesús era la verdadera personificación del espíritu del karmayogui. Su vida entera fue un continuo ministerio hacia los afligidos. Sus pies se dirigían sólo hacia donde su ayuda fuese requerida. Si sus manos se movían, lo hacían sólo en ayuda del oprimido y del afligido. Su lengua hablaba sólo para proferir palabras suaves y dulces de compasión, consuelo, inspiración e iluminación.

Con el sólo brillo de sus ojos luminosos, Jesús despertaba, elevaba y transformaba a todos aquellos hacia quienes dirigía su mirada.

Sentía, pensaba, hablaba y actuaba sólo para el bien de los demás.

En verdad que Jesús derramó su sangre en la cruz por la redención del Ser humano, más ahora, desde su asiento eterno en el Reino de Dios. Su corazón divino y compasivo sangra aún más profusamente por esta humanidad.

Anhelamos que todos juntos podamos hacer un mundo mejor a través de la compasión y repetir primero con Shantideva y después con S. Fco. de Asís aquellas palabras:

Durante tanto tiempo como exista el espacio

y perduren los seres sensibles,

que también yo pueda permanecer

para disipar la desdicha del mundo.

Señor, hazme instrumento de tu paz;

Donde haya odio, siembre yo amor;

Donde haya ofensa, siembre yo perdón;

Donde haya duda, fe;

Donde haya desesperación, esperanza;

Donde haya oscuridad, luz;

Y donde haya tristeza, alegría.

Oh, Divino Maestro,

Haz que yo no busque tanto

Ser consolado como consolar;

Ser comprendido como comprender;

Ser amado como amar;

Porque es al dar cuando se recibe,

Es al perdonar cuando se es perdonado

Y es al morir cuando nacemos

A la vida eterna.

Círculo de Investigación de la Antropología Gnóstica
– L. C. F. (España)


LAS FORMAS RELIGIOSAS SON LOS DISTINTOS SISTEMAS DE ENSEÑAR ESOS PRINCIPIOS.

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