Este es un extracto de una conferencia que el Ven. Thich Nhat Hanh ofreció en un centro correccional de Maryland, Estados Unidos.
Sed libres ahora
(…)Hay un preso que me escribió en Francia. Él decía: “Thây, he leído tus libros y me gusta mucho la meditación caminando. La hago en mi prisión. Subo las escaleras en plena conciencia y aprecio cada paso que doy. Mi vida se hace placentera después de que realizo esta práctica. Un día, estaba debajo de la escalera y veía a los otros prisioneros subir y bajar las escaleras corriendo. He visto la falta de estabilidad, de solidez, la falta de calma y de alegría. No eran capaces de caminar como yo, aprovechando cada paso que dan. Cómo me gustaría que pudieran subir y bajar las escaleras y realizar como yo los pasos, porque cada paso que doy me alimenta y me transforma.”
Si sois diez personas sabiendo cómo practicar la meditación caminando en el patio, podéis ya tener un impacto y podéis ya transformar la atmósfera de la situación. Caminar como una persona libre, caminar de tal manera que cada paso os aporte más dignidad, más estabilidad, más alegría, y entonces la compasión nacerá en vuestro corazón. Constataréis que los otros no lo hacen así. Están bajo el dominio del miedo, de la desesperanza y vosotros estáis motivados por vuestro deseo de ayudarles a aprender a vivir en el momento presente, a sentarse y a caminar como una persona libre
omo vosotros. Una sola persona sabiendo caminar, sentarse, comer y respirar como una persona libre, puede hacer ya un impacto en lo que le rodea.
Cuando llegué a Occidente por primera vez, estaba solo. Mi objetivo era el de llamar de detener la destrucción de la vida humana en mi país. En esta época, yo practicaba la meditación caminando, la respiración consciente. En todos los lugares donde iba, propagaba esta práctica y hacía amigos. Ellos se incorporaron para ayudarme a detener las atrocidades en Vietnam. Ahora, tengo multitud de amigos que practican la plena conciencia en el mundo. Decenas de miles de personas. Cuando ellos supieron que venía aquí, me pidieron os entregara su saludo. Muchos de entre ellos practican la plena conciencia en su vida de todos los días y son capaces de transformar su vida y nutrir su compasión, su perdón. Son capaces de crear la alegría alrededor de ellos. Les ayudan a no más sufrir.
Caminar como una persona libre
Esta mañana, cuando he llegado aquí y he entrado en el recinto de esta prisión, he caminado también con mucha atención y he observado que la cualidad del aire es exactamente la misma que en el exterior. Cuando he mirado el cielo tenía la misma cualidad que el cielo en el exterior. Cuando he mirado la hierba y las flores, eran exactamente las mismas. Los pasos que yo daba me aportaban la misma cualidad de solidez y de libertad. Pues nada nos impide practicar con éxito y aportarnos mucha ibertad y solidez.
Cuando inspiráis, podéis dar dos o tres pasos y podéis invocar el nombre de alguien que améis, alguien que os aporte la frescura, la compasión y el amor. A cada paso, decid su nombre. Suponed que su nombre es David. Cuando inspiro, avanzo dos pasos y llamo dulcemente: “David, David”. Cuando digo así su nombre, podría estar conmigo y caminar al mismo tiempo que yo. Camino en la paz y la libertad de manera que David camina también conmigo en la paz y la libertad. Cuando espiro, avanzo también dos pasos y digo: “Estoy allí, estoy allí”. No sólo David está allí para mí, sino que también yo estoy allí para él. “David, David, estoy allí, estoy allí”.
Concentraos íntegramente en el acto de caminar y de respirar. Vuestro espíritu no piensa en nada más. Podéis invocar el nombre de la Tierra. “Tierra, Tierra, estoy allí, estoy allí”. La Tierra es nuestra madre y siempre está allí para vosotros. La Tierra me ha engendrado, me ha dado vida y ella me recibirá y me hará nacer un número incalculable de veces todavía. Entonces, cuando llamo: “Tierra, Tierra”, llamo a mi plena conciencia que es la base de mi ser. “Estoy allí, estoy allí”. Los dos primeros pasos corresponden a vuestra inspiración y los dos siguientes a vuestra espiración. Si practicáis de esta manera algunas semanas o algunos meses, os sentiréis mejor. La práctica consiste en entrar en contacto con los elementos que son maravillosos,
refrescantes y curativos.
En nuestra vida sin plena conciencia, tenemos tendencia a tomar en nosotros muchos elementos nocivos para nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
El Buda decía que nada puede sobrevivir sin alimento. Nuestra alegría no puede sobrevivir sin alimento; igual nuestra tristeza, igual nuestra desesperanza, nada puede sobrevivir sin alimento. Si tenemos mucha cólera, si tenemos mucha desesperanza, es porque las hemos nutrido con mucho alimento pues tenían necesidad de él. Si tenéis una depresión, el Buda aconseja mirar profundamente en la naturaleza de vuestra depresión para identificar la fuente de nutrición que habéis utilizado para aportároslo.
Habéis vivido de tal manera que la depresión se ha convertido en una realidad ahora. Es pues muy importante mirar profundamente en la naturaleza de la
depresión para identificar la clase de alimento que ha llevado la depresión a
vosotros. Una vez identificado este alimento, cortáis esta fuente y vuestra depresión se desvanecerá al cabo de una semana o dos.
En nuestra vida cotidiana sin plena conciencia, hemos nutrido nuestra cólera y nuestra desesperanza mirando las cosas, escuchando las cosas que son altamente tóxicas. Consumimos cada día muchas toxinas: lo que vemos en la televisión, lo que hemos leído en las revistas, pueden nutrir nuestra
cólera, nuestra desesperación, y si respiramos con plena conciencia y realizamos que esto no es la clase de cosas que queremos consumir, entonces dejáis de consumirlas.
Esto es muy importante. Hay cosas que tengo necesidad de consumir para tener una mejor salud física y mental. Lo que escucho cada día, lo que pienso cada día, lo que toco cada día tiene que ver con mi desesperanza, mi cólera, mis miedos. Vivir en plena conciencia quiere decir detenerse de ingerir estas clases de venenos. En su lugar, escogéis entrar en contacto con las cosas maravillosas, refrescantes y curativas que se encuentran en vosotros y a vuestro alrededor.
Fuente: www.tnh-es.org