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Los cinco impedimentos – Por Bhikkhu Thitapuñño (3/5)

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LOS CINCO IMPEDIMENTOS

– Por Bhikkhu Thitapuñño –

©Picture by QT Luong
©Picture by QT Luong

SEGUNDA SERIE DE SÍMILES

La segunda serie de símiles, de los cuales habla el Buddha en relación con los cinco
impedimentos, son también muy ilustrativos. Para ilustrar el deseo sensorial el Buddha
sugiere como analogía a una persona que está en deuda. Es decir, la sed o deseo que
causa el objeto atractivo (físico o mental), es el nexo que une al sujeto con dicho objeto,
de la misma forma en que el deudor está obligado con el acreedor. La persona libre de
deseo sensorial es como la feliz persona que se encuentra libre de deudas. Una de las
formas de neutralizar este impedimento es el de fomentar los pensamientos de renuncia.

El meditador debe entonces reflexionar profundamente en los daños que acarrean
consigo los pensamientos de deseo sensorial, así como los daños hacia los demás seres y
hacia ambos. La reflexión debe continuar considerando que el albergar tales
pensamientos es una obstrucción hacia el logro de la sabiduría y del Nibbana, así como
la fuente de numerosas dificultades y calamidades. Una práctica meditativa específica
para nulificar la lujuria es la contemplación de los aspectos repulsivos del cuerpo
humano. Para este efecto el cuerpo se divide en 32 partes, iniciando con la péntada de
pelo de la cabeza, pelo del cuerpo, uñas, dientes y piel, los cuales son aspectos externos
del cuerpo capaces de provocar lujuria, a pesar de ser carentes de vida. Bajo cuidadoso
análisis, es posible percibir el aspecto repulsivo de los mismos. Por ejemplo, la capa
más externa de la piel consiste en células muertas, el examen minucioso revela la
presencia de poros, a través de los cuales el cuerpo excreta sudor. La piel sudorosa al
cabo de un corto tiempo se torna sumamente repulsiva en cuanto a olor y requiere de
atención constante para mantenerla razonablemente limpia. La piel es el envoltorio de
toda clase de partes corpóreas sumamente repulsivas, de manera que se dice que si el
contenido interno de esta bolsa de delgada y frágil piel se tornara de adentro hacia
afuera, daría como resultado la exposición del contenido de toda clase de inmundicias
(órganos, excremento, sangre, orina, etc.), los cuales son alimento para los perros, los
chacales y los cuervos. Los detalles de esta práctica pueden encontrarse en el
Visuddhimagga (el Camino de la Purificación) y el Vimuttimagga (el Camino de la
Liberación), dos de los antiguos tratados de meditación Buddhista Theravada de mayor
autoridad. El Buddha menciona que practicando la meditación en el aspecto repulsivo
del cuerpo con diligencia, ardor y resolución, las memorias e intenciones del meditador
basadas en la vida hogareña son abandonadas; con el abandono de las mismas su mente
se torna internamente estabilizada, acallada, tornada hacia la unificación, y concentrada.

Consecuentemente el impedimento de deseo sensorial (incluyendo el estado de lujuria),
es suprimido e inclusive erradicado.

El símil para explicar la aversión o enojo, es el de una persona enferma. Así como la
persona enferma muestra síntomas característicos del mal que le aqueja, así los diversos
estados relacionados con la aversión manifiestan sus efectos en el cuerpo. Bajo el efecto
de la ira, el pulso cardiaco se incrementa, las venas y arterias se inflaman, la sangre
corre a la cabeza, la bilis se derrama, etc. Aun habiendo cesado el episodio de enojo,
muchas veces permanece un malestar y agotamiento corporal, siendo todos estos efectos
nocivos para la salud en general. En cuanto al aspecto mental, la presencia de aversión
como concomitante de la conciencia siempre va acompañado de sensación noplacentera,
de la misma forma en que una enfermedad siempre conlleva el mismo tono
afectivo. La aversión es en general socialmente reprensible y se encuentra siempre
aunada a sensaciones desagradables; esto hace que este impedimento sea más fácil de
abandonar que el impedimento del deseo sensorial — el cual, en general, no es
socialmente reprobable y siempre está acompañado de sensación placentera.

A
continuación se expone un breve discurso del Buddha (Discursos en Orden Numérico,
Anguttara Nikaya. V, 16), en el cual instruye a sus monjes acerca de cinco estrategias
para remover el enojo o la aversión:

  • “Existen, monjes, cinco formas de remover el enojo.

    A través de ellas, todas las
    indignaciones que han surgido en un monje pueden ser removidas. ¿Cuales son esas
    cinco formas?
  • Si surge el enojo hacia cualquier persona, entonces uno debe cultivar el amor-bondad
    hacia esa persona… o la compasión… o la ecuanimidad. De estas formas, uno puede
    deshacerse del enojo hacia esa persona.
  • Por otra parte, uno no presta atención a la persona y no se piensa en ella. De esta forma,
    uno puede deshacerse del enojo.
  • Por otra parte, uno puede aplicar hacia la persona el hecho de la posesión individual del
    kamma, a saber: “Esta digna persona es la dueña y responsable de sus propias acciones,
    la heredera de sus acciones; sus acciones son la fuente de su ser, sus relaciones y su
    sustento. Cualesquiera que sean las acciones que efectué, ya sean buenas o malas, de
    ellas será la heredera.” De esta forma, también es posible deshacerse del enojo hacia esa
    persona.”
  • Estas son las cinco formas de remover el enojo. A través de ellas es posible deshacerse
    de todos los enojos que surgen en un monje.”

El segundo símil para explicar el letargo y la torpeza mental, es el de una persona que se
encuentra confinada en una prisión. Un prisionero se encuentra sumamente restringido
para efectuar un gran numero de acciones; su confinamiento impone un limite a su radio
de acción; de la misma forma, la mente afectada por este estado mental malsano es
incapaz de ejercitar o activar un sinnúmero de actividades mentales que requieren de
maleabilidad y agilidad mental. El deshacerse de estos estados mentales abre la puerta
(de la prisión) para efectuar toda clase de actividades y, de particular relevancia para el
meditador, para ejercitarse en las dos grandes esferas del cultivo mental, la serenidad y
la introspección.

A continuación se presenta el consejo práctico que el Buddha dio al
Venerable Mahamogallana (uno de sus dos discípulos declarados como “De mayor
prominencia”) cuando, a pesar de su afán previo al logro de la iluminación, se
encontraba presa de este impedimento (Anguttara Nikaya 7:58, -fragmento):

  • “…¿ Estás cabeceando, Moggallana, estás cabeceando?”
  • “Sí, Venerable Señor”
  • “Pues bien, Moggallana, con respecto a cualquier pensamiento que provoque letargo,
    que te embargue, no debes dar atención a tal pensamiento o permanecer en el mismo. Entonces, procediendo de esa manera, es posible que tu letargo desaparezca. Pero en
    caso de que, habiendo hecho esto, el letargo no desaparezca, entonces debes reflexionar
    en la Enseñanza [del Dhamma] tal como la has escuchado y aprendido, debes
    ponderarla y examinarla de cerca en tu propia mente. Entonces, procediendo de esta
    manera, es posible que tu letargo desaparezca. Pero en caso de que, habiendo hecho
    esto, el letargo no desapareciere, entonces debes repetir con todo detalle la Enseñanza
    [del Dhamma] tal como la has escuchado y aprendido…debes jalar ambos lóbulos de la
    oreja y frotar tus extremidades con tus manos…debes levantarte de tu asiento y después
    de haber lavado tus ojos con agua, debes mirar en derredor en toda dirección y hacia
    arriba a las estrellas y constelaciones…debes dar atención a la percepción de luz, a la
    percepción del día: Tal como en el día, así por la noche, y tal como en la noche, así
    durante el día. Así, con tu mente clara y libre de nubosidad, debes cultivar una mente
    plena de luminosidad…con tus sentidos tornados interiormente y tu mente sin divagar
    hacia el exterior. Debes caminar yendo y viniendo, manteniendo la atención plena al ir y
    venir. Entonces, procediendo de esa manera, es posible que tu letargo desaparezca. Pero
    en caso de que, habiendo hecho esto, el letargo no desapareciese puedes entonces, con
    atención plena y comprensión clara, acostarte en la postura del león sobre tu lado
    derecho, situando un pie sobre el otro pie, manteniendo en la mente el pensamiento de
    levantarte; y al despertarte, rápidamente debes levantarte, pensando, ‘No debo
    permitirme la indulgencia en la comodidad del descanso y el reclinarme, en el placer del
    sueño.’
  • “De esta forma, Moggallana, debes entrenarte.”

El letargo y torpeza a menudo encuentran oportunidad de manifestarse cuando se ha
ingerido comida en exceso, por lo que se recomienda establecer el habito de moderación
al respecto. La reflexión sobre el uso de los requisitos indispensables para le vida
(atitapaccavekkhana), debe ser objeto de remembranza periódica. A continuación se
expone la sección concerniente a la ingestión de alimentos (Discursos de Extensión
Intermedia, Majjhima Nikaya 53.9):

  • “Reflexionando sabiamente, un(a) discípulo(a) noble ingiere su alimento no para
    disfrutarlo, ni para intoxicarse, ni con el objeto de embellecerse físicamente haciéndose
    atractivo(a), sino exclusivamente para mantener la continuidad y resistencia de este
    cuerpo, para finiquitar la incomodidad, y para asistir la vida santa, considerando: “En
    esta forma debo destruir viejas sensaciones de hambre, sin provocar nuevas sensaciones
    de incomodidad debidas a la ingestión excesiva. De esta forma me encontraré sano(a) y
    sin culpa, viviendo en tranquilidad.” De esta forma un(a) discípulo(a) noble es
    moderado(a) en la comida.”

El practicante de meditación, durante periodos de retiro, a menudo alterna periodos de
meditación sentado con los de meditación caminando. La meditación caminando, como
mencionó el Buddha anteriormente, es un excelente antídoto para desvanecer el estado
mental ilusorio de sueño que hace presa del meditador, particularmente después de la
ingestión de comida, por lo que se recomienda practicarla durante el periodo de una o
dos horas, posteriormente a la comida principal del día. Cuando el letargo y torpeza se
encuentran presentes, se recomienda caminar yendo y viniendo a paso rápido a lo largo
de un camino recto, cuya longitud corresponda a un intervalo de entre 30 a 40 pasos. La
rapidez del ritmo de caminata puede disminuirse cuando las sensaciones de pesadez no
se encuentren presentes. Al caminar la vista debe quedar relativamente fija en un área
alrededor de un metro y medio delante de uno(a); los brazos se sujetan al frente, libres
de tensión y asiendo, por lo general el reverso de la mano izquierda con la palma de la
mano derecha. Cuando se llegue a los extremos del camino designado, marcando ambos
extremos con algún objeto (tal como una piedra), uno torna sin pausa 180 grados
manteniendo así cierta continuidad en el paso. En ausencia de letargo y torpeza, existe
la opción de hacer una pausa corta en los extremos del camino. Por lo que respecta a la
mente, es posible mantener como objeto de atención las propias sensaciones corporales
que surgen y cesan en el momento presente durante la caminata, o las diversas
contemplaciones del cuerpo, así como las características básicas de la existencia
(impermanencia, insatisfacción, e impersonalidad), o las cuatro “Moradas de Brahma”
(amor-bondad universal, compasión, goce altruista, y ecuanimidad). Es posible también
mantener la atención a la sensación de respiración, o ejercer la reflexión discursiva en
un tema tal como la muerte, las remembranzas del Buddha, el Dhamma, la Comunidad
de Discípulos Nobles, la generosidad, la virtud, o las deidades. Se recomienda (en
general) mantener un solo objeto o tema en particular durante cada sesión de caminata.
El Buddha menciono las siguientes ventajas de la meditación caminando (Anguttara
Nikaya, V, ix (29), edición de la Pali Text Society, p.21):

  • “Monjes, existen estas cinco ventajas de la meditación caminando (cankama). ¿Cuáles
    son esas cinco?

Uno se torna resistente para viajar a pie; es buena para generar energía [conducente al
esfuerzo meditativo]; es una actividad sana; el practicarla favorece la buena digestión
después de haber comido y bebido. Finalmente, la concentración adquirida durante la
meditación caminando es duradera.

Monjes, éstas son las cinco ventajas de la meditación caminando.”

La agitación y preocupación tienen como símil al esclavo sujeto a los mandatos de su
dueño, el cual le ordena efectuar una tras otra tarea sin otorgarle descanso alguno. De la
misma forma, la mente agitada toma en forma incontrolada un objeto mental tras otro, o
revolotea insidiosamente alrededor del objeto de preocupación. El descontento es otra
posible manifestación de este impedimento; la ausencia de descontento o satisfacción
con los requisitos fundamentales para la subsistencia (comida, vivienda, vestido, y
medicinas) propicia el surgimiento de tranquilidad (passadhi) y subsiguiente felicidad.
Estos factores son los antídotos idóneos que condicionan el surgimiento de la
concentración una vez que haya surgido la intención de permanecer en el objeto de
meditación debido a la percepción de su cualidad satisfactoria. El Venerable
Brahmavamso sugiere que durante la práctica de la meditación de serenidad (samatha)
utilizando como objeto la respiración es posible promover los factores de éxtasisfelicidad
tornando deliberadamente la atención a cualquier aspecto de la respiración que
pudiera considerarse como atractivo. El ejemplo particular que sugiere es el de tornarse
momentáneamente a la contemplación del amor-bondad universal (metta) generando
esta emoción sublime y dirigiéndola hacia la respiración misma. Esto es un ejemplo
poco ortodoxo ya que el objeto de la meditación en el amor-bondad universal es
típicamente uno o más seres vivientes. Este es un truco psicológico que resulta
ingenioso, ya que no requiere de un cambio radical de objeto y por ende evita
discontinuidad en la presencia de factores mentales que conducen a la concentración. En
otro ejemplo uno puede asociar la correspondiente percepción con el recuerdo de alguna
experiencia placentera sana, tal como el recuerdo de algún encuentro auspicioso o el de
haber efectuado alguna acción meritoria.

Source : sambodhi.iespana.es

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